Pasada las tres de la tarde de este lunes, Kiko Rivera ha recibido el alta hospitalaria y se marcha ya a casa tras el ictus que sufrió el pasado 21 de octubre. Acompañado por su mujer Irene Rosales, que no se ha separado de su lado desde que fue ingresado de madrugada, el músico ha abandonado el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla en coche, conducido por su esposa, y con mascarilla y capucha para pasar lo más desapercibido posible.
El DJ ha tenido el gesto de saludar a todos los allí presentes en señal de agradecimiento por la preocupación que han mostrado, antes de poner rumbo a su hogar, donde se reencontrará con sus hijas, Ana y Carlota de seis y cuatro años respectivamente. Ya en casa ha compartido unas palabras con su comunidad de seguidores dejando claro que empieza una nueva etapa vital en la que la prioridad es mirar con su salud. "Por fin en casa. Nueva vida, ahora toca cuidarse. Toca pensar en mi".
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Aunque ha recibido algunas visitas durante su estancia en la clínica, ni su madre ni su hermana pudieron finalmente verle. Como explicaron Irene Rosales y la propia Isa Pantoja, dada la tensa relación que tiene el músico con ambas, un encuentro así podría haberle alterado por lo que era mejor que no se produjera. Isa contó que Kiko habló por teléfono con su madre mientras estaba en el hospital y se puso muy nervioso seguramente por la emoción (recordemos que llevan un par de años distanciados), por lo que entendió perfectamente la prudencia por la que optaron Kiko e Irene. “Lo que nos llega es que se puede alterar, yo lo entiendo y lo respeto" dijo. Ante el gran susto que han vivido, Isa aseguró que las rencillas pasan a un segundo plano y que le habría gustado abrazar a su hermano.
Su madre Isabel Pantoja ha estado puntualmente informada de la evolución de Kiko, como precisó Isa, que explicó que se apoyaron mucho la una en la otra en esta difícil etapa en la que no han podido verle. Quizá el acercamiento definitivo entre la familia se produzca ahora que Kiko ya está en casa, aunque ya él mismo había avanzado que estaba trabajando en solucionar los problemas que tiene con su madre.
Tanto Irene como Kiko enviaron un mensaje de tranquilidad después de lo ocurrido el pasado 21 de octubre, cuando el músico ingresaba de madrugada en el Hospital Virgen del Rocío, de Sevilla. “Ya estoy en planta un poco mejor pero no recuperado. Ha sido un susto tremendo, el mayor de mi vida. Jamás pensé que me fuera a dar un ictus y realmente pensé que no salía de esta” escribía el DJ en sus perfiles un día después. Volvía a referirse al tema, añadiendo que empieza a ser consciente de que esto supone un cambio en su vida. “Hoy estoy más triste empiezo a asimilar lo que me ha ocurrido y aunque voy mejorando no puedo dejar de estar triste (…) He tenido y tengo mucho tiempo para pensar y mi vida ya no volverá a ser la misma y para darle un poco de humor (aunque sin muchas ganas) he vuelto a nacer y va y me toca la misma cara de siempre”. Su mujer, que no se separó de su lado, dijo que afortunadamente había sido un ictus leve pero no comentó si el músico necesita algo de rehabilitación ahora (algunos colaboradores han apuntado que sí).