Norma Duval celebró, hace unos días, el bautizo de su nieta, Valentina. La pequeña, nacida de la unión entre el segundo hijo de la artista, Yelko, y su mujer, Carmen, recibió las aguas bautismales en la cripta de la catedral de Santa María la Real de la Almudena, de Madrid, en la misma pila donde recibieron el sacramento su padre y sus tíos Marc y Christian Ostarcevic, los tres hijos de Norma, así como el nieto de la actriz, Izan.
La niña vestía un faldón de cristianar que lleva casi tres décadas en la familia. “Es el mismo que usó Christian, hace veintisiete años, y que fue un regalo de su madrina, la diseñadora Marily Coll”, nos cuenta Norma. Con él también fue bautizado el hijo de Marc, Izan, porque, según nos explica la artista: “El faldón que usaron mis dos hijos mayores se lo llevó mi hermana, Carla, a México, donde nació su primer hijo, y allí se quedó. Ahora lo ha llevado Valentina”. Marily fue una de las invitadas a la celebración, al igual que otros buenos amigos de Norma, como el matrimonio formado por Paloma y Francisco Segrelles.
“Estamos muy agradecidos al Padre Ángel”
El encargado de oficiar la ceremonia fue el padre Ángel, de Mensajeros de la Paz. “Para nosotros ha sido un orgullo y estamos muy agradecidos de que él haya bautizado a Valentina, porque es una maravilla lo que hace, una labor extraordinaria y es digno de admiración”, señala la feliz abuela, que está radiante y encantada de haber reunido a todos sus seres queridos.
Junto a sus hijos, sus nueras y sus sobrinas, Paula y Andrea, las hijas que Carla Duval tuvo en su matrimonio con Santiago Paredes, a la celebración asistió también el hermano mayor de las gemelas, Juan Carlos, nacido de una relación anterior de la recordada actriz y pintora y que “lleva una vida muy discreta, siempre alejado de la atención mediática”, sostiene su tía.
“Matthias y yo estamos muy bien, hemos arreglado nuestras diferencias y estamos muy felices”, nos comenta Norma, que retomó su relación con el empresario este verano
Matthias, su amor
Y junto a Norma estaba también su amor, Matthias Kühn, el que ha sido su pareja durante los últimos trece años y con el que, después de una sorprendente ruptura , la pasada primavera, protagonizó una no menos sorprendente reconciliación este verano. A comienzos de marzo, la actriz y presentadora nos revelaba que había roto con el empresario alemán. Norma no quiso desvelar entonces los motivos que les habían llevado a separarse ni lo ha querido hacer ahora. “Matthias y yo estamos muy bien, como se puede ver. Seguimos juntos, hemos arreglado nuestras diferencias y estamos muy felices, superbién”, nos confiesa la actriz. Esta es la primera aparición de la pareja desde que retomaron su historia de amor. El pasado mes de julio fueron fotografiados disfrutando del verano en Mallorca , donde ambos tienen su refugio, y, ahora, ponen de manifiesto que vuelven a estar tan unidos como siempre. “Me ha hecho mucha ilusión que Matthias haya venido conmigo al bautizo de mi nieta”, admite la artista. Si retomarán de nuevo sus planes de boda, es algo sobre lo que, de momento, prefiere guardar silencio: “Estamos muy bien, felices, de verdad”, reconoce mientras vuelve a reír.
Norma tiene a sus espaldas una carrera plagada de éxitos en el mundo del espectáculo y ahora también en el de la televisión. Pero su mayor orgullo es, sin duda, su familia. Siempre ha compaginado su faceta de artista con la de madre y ahora está entregada a su papel de abuela. A finales de 2021, un año especialmente difícil para ella, tras despedir a su madre, recibió la mejor de las noticias: su hijo Yelko iba a tener una niña.
El día de San Fermín
“Valentina nació el 7 de julio, el día de San Fermín. Y, casualmente, yo estaba en Pamplona, en los Sanfermines, con unas amigas. La noticia nos pilló en plena plaza y celebramos la llegada de mi nieta con champán”, recuerda Norma entre risas.
“El nacimiento de Valentina ha sido un regalo del cielo —continúa la presentadora—. Estamos superfelices, es una niña preciosa, buenísima y listísima, de verdad, ya balbucea palabras, es de no creer”, subraya Norma con pasión de abuela. Pero es normal, porque, como dice: “Estoy como loca con mi nieta, igual que con mi nieto, Izan, que es monísimo”, concluye con una gran sonrisa.