Tamara Falcó ha retomado sus compromisos profesionales tras su primera peregrinación al Santuario de Nuestra Señora de Lourdes, en Francia. La marquesa de Griñón, de 40 años, reapareció anoche en la tertulia de El Hormiguero con una gran sonrisa y luciendo unas significativas joyas que no han pasado desapercibidas. Mientras contaba cómo había sido su experiencia con los voluntarios de la Hospitalidad de la Virgen de Lourdes de Madrid, la hija de Isabel Preysler y el fallecido Carlos Falcó jugaba con el triple anillo trenzado que llevaba en el dedo índice de su mano izquierda.
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Este llamativo complemento, realizado en plata vermeil, es de la firma Tous y pertenece a la colección Twisted. El mensaje que quieren transmitir estas joyas es el de "reconectar contigo misma para después poder conectar con los demás". Además, se trata de una colección que mira hacia el futuro con la esperanza de encontrar una forma de vida "brillante". Un lema que Tamara podría llevar por bandera en estos momentos después de la difícil situación que ha vivido con su ex, Íñigo Onieva. Otra curiosidad a destacar es que, según una antigua teoría china basada en las dos fuerzas del Yin y el Yang, quienes llevan un anillo en el dedo índice tienen una alta autoestima, fuerza de voluntad y seguridad.
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La marquesa de Griñón no quiere hablar más sobre el final de su historia de amor. Ha sido un despertar espantoso, pero, al mismo tiempo, pienso en el perdón. No siento odio hacia él, me da pena", dijo en el XIV Congreso Mundial de las Familias, celebrado a principios de octubre en México. Creo que él y todos los que están perdidos en las sombras merecen conocer la verdad y el amor de Dios. Mi propósito en la vida es llegar al cielo. Todo lo que haga -y meto la pata sin parar- es camino a eso", añadió, demostrando que está más volcada que nunca en su fe.
Dejando a un lado las joyas de Tamara y su reciente ruptura sentimental, la hija de Isabel Preysler habló con Pablo Motos, Nuria Roca, Juan del Val y Cristina Pardo de su reciente viaje a Lourdes. "Me ha encantado, ha sido precioso, ha sido un descanso para el espíritu, ha sido preciosa la experiencia", aseguró.
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Según contó, durante su estancia en el santuario no tuvo mucho contacto con los enfermos, ya que su voluntariado estaba enfocado en las tareas culinarias. "Me han dicho que es un buen sitio para empezar y después ir avanzando. Hice algunas bebidas y algunos montaditos... hice lo que pude", explicó entre risas. Pero lo verdaderamente importante para Tamara es que tuvo la oportunida de conocer a personas "fantásticas". "Para mí, en estos momentos tan difíciles, ir al santuario de Lourdes es la pera", reconoció, y animó a todos sus compañeros a visitar el lugar. "Os lo aconsejo porque es precioso. El enclave... hay un río, hay un castillo, está la gruta... es precioso". Además, matizó que en Lourdes "no solo hablan de sanaciones del cuerpo, sino también del alma".
La marquesa de Griñón también se pronunció sobre el comentado uniforme que lucía. "No os riaís, no es justo", pidió a Pablo Motos y el resto de colaboradores. "Iba con Hospitalidad y ese es el uniforme. Lo hizo un diseñador famoso. La verdad que es muy práctico por eso de que es lo mismo que cuando estás en el cole, no tienes que pensar en lo que te vas a poner. Lo puedes pedir prestado, pero como yo soy muy tiquismiquis me lo he comprado porque pienso volver", declaró con una gran sonrisa.
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