Los lazos de Pilar González de Gregorio y Álvarez de Toledo con Soria vienen de lejos. Aunque la hija de la duquesa de Medina Sidonia nació en Madrid, esta provincia castellana forma parte de su vida desde que tiene memoria. Tras la muerte de su padre, el jinete Leoncio González de Gregorio, recibió el palacio de Quintana, propiedad de su familia paterna desde hace diez generaciones, donde pasaba los veranos de su infancia. Hoy, la aristócrata se ocupa de la gestión de esta joya arquitectónica (con dos mil metros cuadrados y un parque de catorce hectáreas) y colabora activamente con la vida cultural de la zona.
—Pilar, ¿por qué recomiendas visitar Soria?
—Soria es una buena sorpresa y una buena experiencia; tiene paisajes sin alterar y muy variados, luz intensa, monumentos magníficos de piedra rosácea, estrellas brillantes y buena gastronomía.
—¿Qué te une a esta provincia?
—Mi familia paterna, la casa familiar, en Quintana Redonda, el palacio de Quintana, que hay que cuidar tanto y, además, te atrapa.
—¿Qué es lo que te une a esta provincia?
—Me une mi familia paterna, la casa familiar en Quintana Redonda, el Palacio de Quintana, que hay que cuidar tanto y que, además, te atrapa.
—¿Es difícil, hoy en día, mantener un palacio así?
—Es bastante complicado y caro, necesita gran implicación y disciplina, tanto que yo lo llamo “mi vampiro”. Organizamos bodas y eventos con Carlos Herce, mi socio, y el catering Maher de Cintruénigo, que tiene mucho prestigio.
“En Morón de Almazán hay una exposición, Toreros y Manolas, patrones de España, muy interesante, en la que se exhiben piezas antiguas extraordinarias”
—¿Qué recuerdos tienes de tu infancia en el palacio?
—Muchos, tantos que no podría decir uno, con mis hermanos, mis abuelos, mis tíos, sus amigos y parientes, gente de otra época, excursiones, perros, caballos, animales, vacas, cacareos, pájaros raros en la pajarera, el parque y sus árboles viejos, como un mundo aparte...
—¿Sueles viajar a menudo a Soria? Además del sentimental, ¿tienes algún vínculo profesional con esta zona?
—Viajo muy a menudo, siempre tengo que ir por mil cosas, la casa, obras de mantenimiento, reparaciones, el parque, la agricultura, papeleo diverso y también voy con amigos para disfrutarlo y que lo descubran. Ahora hay una exposición, Toreros y Manolas, patrones de España, con la que he colaborado, además de Lorenzo Caprile y otros, en el Museo del Traje Popular de Morón de Almazán, que tiene su sede en el palacio de los Mendoza, en una magnífica plaza plateresca. Es una exposición pequeña, pero muy bonita, interesante y muy bien montada. Se exponen piezas antiguas extraordinarias y se entiende cómo y cuándo estos trajes se convirtieron en señas de identidad nacionales. Está abierta hasta diciembre.
—¿Qué encantos o experiencias hacen única esta zona de Castilla? ¿Cuáles son para ti los lugares de visita obligada?
—Hay mucho repertorio de rutas distintas, para repetir y repetir la visita. Para una primera vez, Soria capital, la ermita de San Baudelio, junto a Berlanga de Duero, y el Castillo de Gormaz, la villa de Almazán y Morón de Almazán. Cerca están Calatañazor y El Burgo de Osma y su imponente Catedral. También la Laguna Negra, una laguna natural extraordinaria, un teatro impresionante de roca y bosques, cerca Vinuesa, Molinos de Duero, Salduero, los pueblos del Valle del Tera. Cómo no, las Tierras Altas: Oncala y su colección de tapices de Rubens en un pueblo de piedra de pastores trashumantes, Yanguas. Y Medinaceli, Ágreda, Santa María de Huerta.... Me dejo muchos sitios, seguro. Y luego siempre hay un restaurante agradable.
—Además de su riqueza cultural e histórica, Soria tiene unos paisajes espectaculares, ¿qué zonas naturales son tus favoritas?
—Hay bosques de sabinas, pinares de pinos negros resineros y pinos de tronco naranja, madereros, un relieve muy bonito que no te agobia, perspectivas infinitas sin estropear por la vida moderna...
—¿Cuál es para ti el plato que representa la gastronomía de la zona o el que más te gusta degustar cuando estás aquí?
—El cordero asado, los boletus, las borrajas salteadas, las yemas de Almazán. Buenos vinos de la Ribera del Duero en la zona de San Esteban de Gormaz.
—¿Qué recuerdos tienes de tu infancia en el palacio de Quintana Redonda?
—Muchos recuerdos de infancia y con mis hermanos, tantos que no podría decir uno; mis abuelos, mis tíos, sus amigos y parientes, gente de otra época, excursiones, perros, caballos, animales, vacas, cacareos, pájaros raros en la pajarera, el parque y sus árboles viejos como un mundo aparte, ritos domésticos desaparecidos, como cuando mi abuelo me enseñó a guiar coches de caballos, que ya no sabría… Mi primera Comunión y a la vez Confirmación con mis hermanos en la capilla de casa, fue una ceremonia larguísima...
—En tiempos de tu bisabuelo, el rey Alfonso XIII solía cazar en esta zona y visitó el palacio. ¿Qué anécdotas te ha transmitido tu familia de aquellas visitas reales?
—El Rey cazó codornices que eran muy famosas en ésta provincia. Regaló a mi familia unas parejas de faisanes, les hicieron una casita de ladrillo en medio de un patio cerrado y plantado de acacias, que todavía se llama el jardín de los faisanes.
—¿Qué otros visitantes ilustres ha tenido el palacio en época pasadas o en la actual?
—Ha habido otros invitados ilustres que no digo. Mis personajes ilustres son mis amigos, que me acompañan y comparten mi espacio soriano.
—La duquesa de Alba solía visitarte aquí, ¿verdad? ¿Cuál era su plan favorito cuando viajaba a Soria?
—A Cayetana le encantaba venir cuando volvía de San Sebastián. Le gustaba la casa, vino también con Alfonso. Su plan favorito era comer cangrejos en el Mesón Castellano de Soria y charlar con Gari, su dueño.
—¿Es difícil hoy en día mantener un palacio como el de Quintana? ¿Te ocupas personalmente? ¿Tus hijos también se implican en las labores de mantenimiento, en el negocio?
—Es bastante complicado y caro, necesita gran implicación y disciplina, tanta, que yo lo llamo mi vampiro. Tengo unos empleados que me ayudan mucho, organizamos bodas y eventos con Carlos Herce, mi socio, y el catering Maher de CIntruénigo, que tiene mucho prestigio y merecido. Pepe, que vive en Miami y Tomás, mis hijos, me dan consejos que a veces sigo, aunque la lucha es mía, eso sí, ante emergencias vienen y también les presto la casa, de vez en cuando, para que traigan a sus amigos.
—Hace dos años, después de una década al frente, tuviste que dejar tu puesto como presidenta de Christie’s España. ¿En qué ocupas tu tiempo ahora?
—Sí fue en 2020, la oficina de Madrid que tenía un equipo de 11 personas, pasó a ser una delegación más reducida, por una reorganización de Christie´ s, a nivel internacional, pero sigo muy en contacto con ellos y colaboramos a veces. Estoy muy ocupada en la gestión de Soria y también preocupada por buscar una solución estable para la Fundación Casa de Medina Sidonia, en Sanlúcar de Barrameda, de la que soy copropietaria y tiene un importantísimo archivo para la Historia de España y de América, desde la Baja Edad Media al siglo XVII. También hay otros asuntos familiares, así que no paro.
—¿Estás escribiendo quizá una nueva novela? Si no es así, ¿tienes en mente algún día escribirla?
—Siempre lo tengo en mente, firmé un contrato en 2010 para una novela y no la pude entregar, un tema relacionado con la Reina de Inglaterra, el auténtico icono del siglo XX, cómo se ha visto y ahora se ha muerto.
—Eres la musa de Jan Taminiau y siempre figuras entres las más elegantes. ¿Cómo recomiendas vestir con estilo para una escapada a Soria, sobre todo ahora que llega el frío?
—Eso de la musa de Jan... la musa de Jan es la Reina Máxima, pero estoy en la órbita de Jan y Juan Várez, mi querido CEO de Christie´s que fue, nos seguimos llamando jefa y jefe. Para una escapada otoñal, escogería prendas gruesas y que no pesen, cómodas y abrigadas, de colores campestres, yo soy clásica y prefiero no sorprender. Por supuesto, sombreros, gorros, botines o guantes de lana o carpincho, que son maravillosos. Luego, un toque de fantasía, un broche de Joaquín Blanco o un abrigo amplio verde de mohair, como alguno de la tienda de Jan Taminiau.
“A Cayetana de Alba le encantaba venir y su plan favorito era comer cangrejos en el Mesón Castellano y charlar con Gari, su dueño”
—Con una vida tan apasionante como la tuya, ¿no te has planteado escribir tus memorias?
—Eso me dicen, pero si no se cuentan intimidades, que no son sólo tuyas y no hay morbo, son un rollo y si lo contara, me sentiría incómoda. ¡Ten en cuenta que soy una dinosauria, educada por mis abuelos y mi bisabuela!
Su guía de Soria
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