Pocas series crean tanto revuelo como el último éxito de Netflix: Monstruo: la historia de Jeffrey Dahmer, que desde su estreno en la plataforma ha copado el ranking de lo más visto en todo el planeta, avivando el interés por un caso real. Debutó en lo más alto de la lista de series en inglés con 196.200.000 horas de visionado, convirtiéndose en el título más visto de la semanay figuró en el Top 10 de 92 países. El del este asesino en serie que quitó la vida de 17 jóvenes y adolescentes en los años 80 y se convirtió en uno de los criminales más legendarios de la historia reciente de Estados Unidos, llegando a mutilar, canibalizar y abusar sexualmente de sus víctimas con una frialdad absolutamente pasmosa.
Han sido algunos familiares de las víctimas los que pusieron el grito en el cielo con la producción de esta serie, pues a lo largo de los 30 años que este caso lleva resonando en la conciencia social de Estados Unidos se han mantenido contrarios a ensalzar, idealizar o convertir en leyenda las atrocidades que fue capaz de realizar Dahmer. Sin embargo, el propio padre del asesino escribió un libro sobre la infancia de Jeff, y varios artistas publicaron novelas gráficas con su historia, lo que de alguna forma avivó que la figura de Dahmer sobreviviera al hombre y se convirtiera en un fenómeno cultural con adeptos y fans.
Los familiares de las víctimas se unieron varias veces para llevar a los tribunales a los escritores de trataron de hacer dinero de sus historias, y consiguieron que, por ejemplo, el libro editado por el padre de Jeffrey Dahmer donara todos sus beneficios a las víctimas y que cesara de editarse más. Sin embargo esta vez las víctimas no han podido contra Netflix y el creador de la serie, Ryan Murphy, la plataforma ha afirmado en todo momento que se trata de un homenaje a las propias víctimas, que además hace especial hincapié en cómo fueron ignoradas por la policía y como los poderes públicos de Wisconsin no hicieron nada por honrar la memoria de lo sucedido.
La serie ahonda en cómo la policía no concedió importancia a las denuncias insistentes de Glenda Cleveland, sin duda la heroína de esta historia. Una mujer que trató de salvar a varias de las víctimas y de alertar a las autoridades, pero que en ningún momento fue tenida en cuenta. Su apartamento no era el contiguo a Dahmer, como se muestra en la serie, de hecho la vecina del al lado de éste se llamaba Pamela Bass y siempre mantuvo una relación cordial con él, aunque tiempo después Bass declaró en una entrevista que él le traía extraños sándwiches y que ella los comía con la duda constante de qué tipo de carne había utilizado para prepararlos.
Glenda Cleveland vivía en el edificio contiguo al apartamento de Dahmer, pero por su situación era precisamente quien más acceso tenía al ruido y al olor de éste, razón por la que llamó repetidas veces a la policía. Fue la cara visible de las víctimas a lo largo de los litigios y propuso al ayuntamiento que se construyera un parque en recuerdo a lo ocurrido, aprovechando el solar de los apartamentos Oxford. Lamentablemente el parque nunca se construyó y Glenda falleció en 2010 por causas naturales.
Dahmer fue detenido el 22 de julio de 1991, cuando Tracy Edwards, quien podría haber sido su víctima 18 logró escapar de su apartamento después de que Dahmer intentara narcotizarle, maniatarle y acabar con su vida. Edwards pidió ayuda a la policía y estos finalmente descubrieron en el apartamento de Dahmer las herramientas que utilizaba para descuartizar, fotografías macabras y restos humanos en la nevera de. Las 15 cadenas perpetuas a las que fue condenado Dahmer apenas habían empezado a contar cuando al tercer año éste murió asesinado por Christopher Scarver, otro preso de la penitenciaría de Wisconsin.
Scarver también estaba en la prisión condenado a cadena perpetua por asesinato de su jefe, a quien disparó en la cabeza para saldar una supuesta deuda de 15 dólares. Aunque en la serie se le pinta como un justiciero iluminado por Dios, lo cierto es que Scarver estaba diagnosticado como psicótico. Decía comunicarse con Dios y que los asesinatos que cometió en prisión, por lo que le sumaron dos cadenas perpetuas más, fueron una llamada divina que le pidió venganzas para las víctimas.
Todo ocurrió en el gimnasio de la prisión, donde Scarver fue sumado a la limpieza de las instalaciones que ya estaban realizado Dahmer y otro preso, Jesse Anderson. Scarver acabó con la vida de ambos utilizando una barra metálica que extrajo de una mancuerna, casualmente de forma similar al arma improvisada que utilizó Dahmer con su segunda víctima.
Hoy en día Scarver sigue preso en el correccional Centennial Canon City, en Colado, al otro lado del país. Desde allí ha publicado un libro de poemas titulado ‘God Seed’ (en castellano ‘La semilla de Dios) dedicado a su hijo que ahora tiene 27 años y en el que le explica sus convicciones en una serie de cartas redactadas a lo largo de estas tres décadas.