Malos tiempos para los Onieva. La ruptura total y la cancelación de su boda por parte de Tamara Falcó, 48 horas después de anunciar su compromiso con Íñigo, tambalearon los cimientos del chalet familiar, en la urbanización madrileña de La Moraleja. Con una legión de paparazzi apostada en la puerta de su casa, tanto la madre de Íñigo, Carolina Molas , como sus hermanos, Alejandra (la actriz) y Jaime, vivieron un auténtico tormento, teniendo que enfrentarse un día sí y otro también al asedio de los reporteros, que intentaban captar la primera imagen del ingeniero tras el escándalo.
Mientras el ex de Tamara permanecía desaparecido —antes de que, hace una semana, decidiera romper su silencio y aparecer ante la opinión pública para pedir nuevamente disculpas a la hija de Isabel Preysler—, pudimos ver a Carolina Molas derrumbarse ante las cámaras. La madre de Íñigo vivió esos momentos con verdadera angustia y no aguantó tanta presión. Sin poder contener las lágrimas, toda España fue testigo de cómo pedía a la prensa que por favor la dejasen en paz. “Por favor, dejadnos ya tranquilos”, comentaba a los periodistas que aguardaban su llegada a las puertas de su domicilio. “Yo no voy a responder a nada. Dejadme vivir tranquila ya, por favor”, añadía después, pidiendo que la dejasen al margen de la sonada ruptura.
Aquel gesto, propio de cualquier madre en su misma situación, cobra ahora un nuevo sentido, puesto que Íñigo no es el único de la familia que atraviesa por una ruptura sentimental. La empresaria, según ha podido confirmar ¡HOLA!, se separó de su segundo marido el pasado verano. Carolina Molas ha tenido que enfrentarse al juicio mediático al que se ha sometido a su hijo mientras por dentro también estaba viviendo su propia tempestad.
Desde 2017, Carolina estaba casada en segundas nupcias con José Ignacio de Guadamillas, que es miembro del consejo de administración de la consultora Compack Eco y tiene negocios inmobiliarios. La relación de Guadamillas con los tres hijos de Carolina era excelente. En especial con Íñigo, como prueba que éste acudiera junto a su padrastro a animar al Athletic de Bilbao en los estadios de fútbol. Incluso con la marquesa de Griñón tenía buena relación . En mayo del año pasado, coincidiendo con el día de la madre, Tamara pasó parte de la jornada con Íñigo, la madre de este, Carolina, y José Ignacio. En fecha tan especial, todos juntos visitaron una exposición en el Museo Thyssen-Bornemisza. Además, siempre que la ocasión lo requería, todos juntos se reunían en celebraciones familiares.
Nada hacía sospechar que Carolina — una mujer que, además de ser muy atractiva, es una empresaria de éxito—, y José Ignacio habían puesto fin a su matrimonio. Incluso en marzo pasado, la madre de Íñigo compartía con sus seguidores imágenes del romántico viaje a Venecia que realizó con su marido. Unas fotografías que ya no pueden verse libremente, puesto que Molas, que hasta que estalló el escándalo era muy activa en redes sociales, ha decidido hacer privado su perfil de Instagram, en el que acumula más de 4.000 followers.
Según se ha comentado, Iñigo y su madre se encuentran en estos momentos fuera de España. Al parecer, madre e hijo han volado hasta Estambul para poder alejarse —y relajarse— tras la tensión mediática de las últimas semanas. Nadie mejor que una madre, con su amor incondicional, para comprender a un hijo y servirle de apoyo. Aunque en este caso, puedo que también el ingeniero se haya convertido en el hombro sobre el que su madre se consuela.