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Entrevistamos a Manel Torres, el español detrás del vestido en espray de Bella Hadid

‘Me llamaron el cinco de septiembre y me puse a hacer la formulación. Durante el entierro de la reina Isabel II yo estaba aquí encerrado en el laboratorio’, comenta el diseñador


8 de octubre de 2022 - 17:57 CEST

Hace veinte años, durante su doctorado de diseño en el Royal College of Art de Londres, donde vive desde mediados de los años noventa, Manel Torres comenzó a dar forma a su idea de “esprayar” (como él dice) las prendas de ropa. Hace unos días consiguió sacudir el mundo de la moda vistiendo a Bella Hadid en el último desfile de la firma Coperni con un espray que se convierte en tela en cuestión de minutos. En concreto, seis. Parece magia. “Es que es magia”, nos dice Manel en conversación telefónica desde su empresa, Fabrican Ltd., una suerte entre taller creativo y laboratorio tecnológico, donde trabaja con su equipo de diez personas, que en cuarenta y ocho horas ha recibido más de cinco mil correos electrónicos.

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No era la primera vez que este Spider-Man de la moda creaba un diseño en directo con su pistoleta, pero la proyección de hacerlo en las pasarelas de París ha sido estratosférica. Coperni le pidió una prueba hace mes y medio, y cuando lo vieron, “se quedaron con la boca abierta” y mientras Londres se paralizaba con los funerales de la reina Isabel II, él pasaba esos días encerrado en su estudio haciendo la formulación.

Así es como un chico de un pequeño pueblo de Lérida, Tornabous, ha causado una auténtica revolución. “Estoy muy orgulloso de ser de un pueblecito, porque puede servir de inspiración para que la gente que tiene sueños vea que se pueden hacer realidad”. Y cuando menciona a su familia, se emociona: “Siempre me han apoyado en todo. Tengo una familia encantadora y siempre han sido muy visionarios. Mi padre murió cuando era pequeño, soy hijo único y mi madre y mi abuela siempre me dijeron “vuela, vuela”. Con trece años me mandaron a Londres, con dieciocho me fui a Nueva York… Siempre han querido que viese mundo”.

Manuel Torres© GettyImages
“Que esta tecnología llegara al mundo de la moda de París es el sueño de cualquier diseñador”, comenta el creador español.

Se formó, entre otros centros, en la Escuela de artes y técnicas de la moda en Barcelona, el Royal College of Art de Londres, que solo elegía a 12 personas de todo el mundo y en el que hizo la prueba sin saber inglés. Cuando le llamaron - estaba con una amiga, la diseñadora de joyas de Barcelona Chelo Sastre que, en inglés, atendió la llamada. En el avión tuvo la suerte de que le reconociera una modelo que había participado en el desfile con el que había ganado un premio. Y fue su traductora. “El Royal College está al lado de la mejor universidad científica de Inglaterra, Imperial College y tuve la suerte de poder hacer el doctorado entre ambos y aquí tienes la fusión de la moda y la ciencia”, nos cuenta. “Estuve dos años. Y allí es donde yo desarrollé estas ideas. El resto es historia”.

—Lo que hiciste hace unos días en París, ya lo habías hecho en alguna otra ocasión ¿Eras consciente de que ibas a tener esta repercusión?

—Sí, lo habíamos hecho, pero es que nos faltaba ir a París. Yo pensaba que tendríamos mucha prensa, pero tanta, tanta… Ha sido un éxito en este sentido.

—¿Con qué soñabas de niño? Lo que has inventado es revolucionario. 

—Sí, esto es verdad. Pero bueno, lo que yo digo es que es un regalo del universo…es como algo que llevo en mi ADN -ríe-. Siempre he creído en esto, se necesita mucho trabajo, son veinte años de trabajo y aún estoy en ello, desde que tuve la idea a hacerlo visual. Mi trayectoria es la moda, pero me fui a la ciencia para poder desarrollar esta tecnología y mantenerla viva durante tanto tiempo hasta llegar a este momento.

—Precisamente…¿Cómo llega este momento? 

—La gente de Coperni me llamó hace un mes y medio, vinieron a Londres y les hice una prueba. Les pedí que me confirmaran lo antes posible para que me diera tiempo. Me llamaron el cinco de septiembre y me puse a hacer la formulación. Durante el entierro de la reina Isabel II yo estaba aquí encerrado en el laboratorio ya que mi equipo tenía los días libres. Me fui a Francia a hacer un test y después ellos consiguieron a Bella, que fue un puntazo. Que esta tecnología llegara al mundo de la moda de París es el sueño de cualquier diseñador.

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—¿Qué sentiste sobre la pasarela de París vistiendo a Bella Hadid con tu vestido en espray? 

—Estaba muy tranquilo y disfrutando de Bella, porque es encantadora. Me dijo: “Tú y yo nos conectaremos mentalmente, sin hablar sabremos lo que tenemos que hacer”. Y fue mágico, la verdad.

—Parecía magia. 

—¡Es que es magia! Es un poco como ciencia ficción hecha realidad, una idea plasmada y diciendo “esto se puede hacer”. Ahora necesitamos que la industria de la moda se lance a ver cómo podemos hacer esto.

—¿Cuántos minutos tardaste en hacerlo? 

—Seis más o menos. Normalmente siempre los hago yo solo, pero como en esta ocasión había que ser más rápidos, me llevé a uno de mis asistentes para hacerlo. Yo iba haciéndolo y él iba detrás poniendo más material, porque nunca lo había hecho, él hace muestras.

—Y no se tratará de “esprayar” solo, habrá que dibujar y amoldar en este caso al cuerpo de Bella Hadid. 

—La verdad, es mágico, porque se seca instantáneamente.

—¿De qué tejido estaba hecho el vestido?

—Esta formulación es de resinas y celulosa. Los primeros desfiles, en 2010 y el que hice en Rusia, en color, en 2011, era todo con algodón. Pero es que lo puedes hacer de lo que quieras. Vamos siguiendo las tendencias. Ahora las que estoy haciendo aquí son de algas, de maíz también se pueden hacer… Tenemos dos mil formulaciones, miles de tejidos. Es que son veinte años los que llevamos trabajando esta tecnología del espray gun con aeorosol.

© Andrew Rankin
“Estoy muy orgulloso de ser de un pueblecito, porque puede servir de inspiración para que la gente que tiene sueños vea que se pueden hacer realidad”, confiesa Manel Torres, quien nació en un pequeño pueblo de Lérida, Tornabous.

—¿Estas prendas son de un solo uso o te lo puedes volver a poner?

—Te lo puedes volver a poner. Yo, a veces, me he hecho camisetas y luego me las he llevado en mi maleta para ponérmelas en algunos programas en los que he participado en Nueva York.

—¿Se pueden meter en la lavadora, por ejemplo?

—Tenemos tejidos que sí. El del desfile es más frágil porque tenía que ser todo muy rápido. Pero por ejemplo presenté unos en Alemania el 30 de agosto, y estos sí se pueden.

—¿Y puedes crear cualquier tipo de prenda, un traje de noche, un traje de chaqueta…?

—Sí, lo que quieras. Estamos trabajando, por ejemplo, con unas empresas alemanas haciendo chaquetas, con moldes y las “esprayamos” encima. Las chaquetas que quieren tienen que ser resistentes como la piel de canguro, estamos en esto y nos falta muy poquito para llegar ahí.

—¿Deben ser blancos o los colores tiene cabida?

—Se pueden hacer en los colores que quieras. Para el desfile que hice en Rusia en 2011 me pidieron que me inspirase en el país e hice un desfile de las flores de allí todo de colores.

—¿Es ropa reciclable? 

—La manera en que siempre he visto a estas telas es como tratamos el cristal o el latón, por ejemplo. Los botes que tenemos aquí, los tiras, los fundes de nuevo y ya está preparado para volver a hacer latas. Vas a una tienda, compras cuatro o cinco vestidos, pero tienes otros en el armario que no te pones, lo suyo es que los pudieses volver a dejar en la tienda y que de ahí pueda volverse a hacer más ropa. Esa es la filosofía.

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—Quién mejor que tú para contarnos cómo es llevar una de estas prendas. Parece una segunda piel. 

—Un poco una segunda piel, pero te digo lo que me comentan mis modelos: “Manel, me siento vestida pero desnuda a la vez”. Porque claro, está hecho a tu propia piel, sin costuras ni nada. Esto es lo bonito.

—Entonces también planteas una revolución del mundo de las tallas, no existirían. 

—Sí, claro, aunque la verdad es que no se como lo va a organizar la industria. Yo para para la alta costura lo veo, pues que tengas tu fiesta de noche, tu gala…te vas a la boutique y te hacen el vestido magnífico. Para la venta a gran escala lo que veo es que habrá moldes de metal y los “esprayarán” desde ahí, habrá estas chaquetas, estos vestidos…con formas diferentes y ya está. Pues como tenemos ahora las tallas…Es otra manera de producir ropa. Y después están los robots.

—¿A qué te refieres con los robots?

—Yo ahora esto lo hago con pistoleta, pero mi visión es que tengas un programa de ordenador, elijas el modelo, aprietes, te pongas en medio y que un robot te haga el vestido. Así también toda la ropa tendría el mismo grosor, porque cuando la hacemos a mano es fácil que de un lado “esprayes” más que de otro.

—¿Podría ser, entonces, que en un futuro no muy lejano, viéramos un desfile en el que todos los diseños se creen en directo sobre la pasarela? 

—Sí, con robots. Esta es la visión, incluso tenemos drones que te tiran el “espray”. Es que es infinito lo que se puede hacer.

© DISCOVERY CHANNEL

—De hecho, tú lo has aplicado a otros campos antes que a la moda. 

—Sí, en le mundo de la sanidad con tiritas, apósitos, parches Hot&Cold por ejemplo, para los dolores de espalda. Me he mantenido porque he hecho research para empresas multinacionales como Johnson & Johnson o Henkel y así he podido llegar al mundo de la moda, a mi sueño. Es infinito lo que puedes hacer. Ahora por ejemplo estoy haciendo un material que va a ser totalmente waterproof. Incluso hacemos materiales conductores de la electricidad. Llevamos dos décadas trabajando y solo tenemos un producto en el mercado, que se desarrolló con Henkel, hicimos una laca con fibras de celulosa para dar volumen al pelo. Se lanzó en Alemania durante la época de la Covid y ahora se va a lanzar de nuevo en América. Os agradezco el interés, vosotros los periodistas hacéis un gran trabajo ayudándonos a comunicar esta idea de la que se puede beneficiar todo el mundo porque tanto que se produce en China y otros lugares del mundo, podemos producir en España. Es como una buena manera de hacer una producción más rápida con tecnología sofisticada en nuestros países. Así es como lo ven los alemanes. Mis clientes son japoneses, alemanes, americanos y canadienses. Ellos son los que han financiado el research de estos veinte años.

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“Mi visión es que tengas un programa de ordenador, elijas el modelo, aprietes, te pongas en medio y que un robot te haga el vestido”.

—¿Cómo ha sido el camino hasta aquí?

—Fácil no hay nada, pero uno se crea su propia suerte. Me siento muy afortunado de tener esta mente que me hace levantarme cada mañana y…espray, espray, espray -ríe-.

—¿Te consideras diseñador o inventor?

—Soy de todo -ríe-. Soy diseñador, soy inventor, se de química…porque esta fue mi idea y mi doctorado es sobre el tejido en espray. Cuando se lo contaba a mis amigos me decían: “Estás loco, no lo vas a conseguir” pero te convences a ti mismo, aceptas que lo vas a hacer y…¡A por ello”!

—Y hace veinte años, ¿cómo se te ocurrió para el doctorado decir “pues quiero hacer un vestido con un espray? ¿Qué te lleva a esa idea?

—Estaba en el Royal College en aquel tiempo haciendo mis másteres. Teníamos que trabajar mucho, hacer las colecciones y los vestidos y yo pensé: “Si esto lo pudiésemos “esprayar”, en un momento lo hacemos y sin costuras”; y esto es lo naif, me creía capaz de hacerlo. Primero busqué a ver si el producto existía y como no existía, me puse a hacerlo. Pero te diré que yo siempre he hecho cosas muy futuristas.

—¿Por ejemplo?

—Pues, por ejemplo, preparé mi fashion show de final de carrera con la idea de la moda que se llevaría en 2020 en Barcelona. Pensaba que la gente trabajaría desde casa y vestiría ropa cómoda más que nada, y en aquel tiempo lo más cómodo que se me ocurrió es que llevaríamos túnicas transparentes y nos pondríamos encima una de la otra y todo se compraría online. Yo no hice desfile, hice un vídeo simulando a la gente comprando online. Cuando estaba ya en el Royal College, me fui a Japón y de ahí ya volvía con las ideas de las colecciones de 2025. Yo siempre veía que la mejor manera de vestirte es ir desnudo, cubrirte solo de luz, y esto viene todo como ligado a llegar al espray, a la segunda piel.

—Fabrics, tu empresa, realmente es un laboratorio de ideas y de tecnología punta. 

—Sí. Imagínate, tenemos dos laboratorios. Es un sitio lleno de botellas, de cosas, sí -ríe-. Es caótico porque es un sitio de creación y todo mi quipo son ingenieros químicos. Yo soy el único diseñador y así lo llevamos para adelante.

—Ahora con este boom de París ¿Qué planes tienes?

—De momento, tengo tres proyectos, en los que ya estábamos inmersos con varias empresas, y hay que dar resultados a finales de este mes y bueno…Hay ahora cantidad de empresas que quieren trabajar con nosotros. Hay que dar el siguiente paso.

—¿A quién te gustaría “esprayarle” un vestido?

—No tengo preferidos, me gusta todo el mundo, no te podría decir. Hicimos también un vestido hace mucho tiempo a Lady Gaga, pero no a ella, nos mandaron las medidas y buscamos una modelo con las medidas y le mandamos un vestido hecho en negro que lo tuve exhibiendo en el Victoria & Albert Museum.

—Supongo que ahora mismo será complicado de decir, pero para terminar ¿cuánto podría costar un vestido realizado con esta tecnología?

—Los materiales no son caros, celulosa, algodón, fibras de maíz, están en el mercado y se pueden comprar a gran escala. Todo va a depender del branding. Si lo vende Coperni, pues tendrá un precio, si lo vende Zara, será otro. Es lo mismo que una tela utilizada por una firma o por otra, dependerá.

© ALVARO DIAZ

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