Cada cierto tiempo irrumpe una serie o una película que se convierte en lo más aclamado o en lo más criticado del momento. Y nadie esperaba menos de una ficción tan potente y sobre un personaje tan mítico e icónico como Marilyn Monroe. Cuando este largometraje de casi tres horas se estrenó en el Festival de Venecia, la crítica especializada puso el acento en la soberbia interpretación de Ana de Armas y en la agonía que refleja la película, describiendo a una Norma Jean que va de mal en peor en una perpetua caída libre impulsada por los hombres de su vida.
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Este es el punto de partida la novela homónima en la que se basa el film, el texto de Joyce Carol Oates nunca pretendió ser una biografía al uso, sino más bien un ‘estado de ánimo’, una narración que mezcla el realismo con la ficción para que el lector sientas ese golpe en el estómago que podría haber significado vivir día a día bajo la piel de Marilyn a lo largo de su carrera y metamorfosis, dejando cada vez más atrás a Norma Jean y convirtiéndose en un mito tan inalcanzable como indescifrable, tanto, que según la novela ni la propia Marilyn era dueña de su destino ni de sus decisiones, y los bandazos que recibió le fueron dados por sus amantes y el poder de la época.
Sin embargo, cuando la película se estrenó en Netflix las críticas y los puntos de vista adversos se recrudecieron. Una de sus principales detractoras ha sido la modelo, actriz y empresaria Emily Ratajkowski, que ha denunciado que esta película es un ejemplo más de cómo el cine se regodea en el sufrimiento femenino para crear iconos que fetichizan la humillación a las mujeres. Ratajkowski recuerda que algo parecido se ha hecho con la imagen de Amy Winehouse, Diana de Gales o Britney Spears, convertir en mitos a mujeres que sufrieron y que no encontraron una salida fácil a las complejas situaciones de fama y humillación que debieron afrontar, regodearse en su dolor para hacer con ellas un producto de entretenimiento, según la modelo británica de 31 años.
El debate se ha ido encendiendo según avanzaba la semana y el filme se convertía en la película más vista de la plataforma a nivel mundial, posición que todavía no ha abandonado mientras que cosecha más detractores que fans. Una de las críticas más persistentes es que hay una gran cantidad de hechos que han sido adulterados para conseguir un mayor impacto dramático, como que Marilyn hubiera sido pareja en un triángulo amoroso turbulento entre el hijo de Chaplin y del actor Edward G. Robinson, dos vástagos que se convirtieron en ‘enfants terribles’ de Hollywood por comportarse más como parásitos del éxito de sus padres que como contribuidores a la industria. Según Blonde y su novela homónima, los tres mantenían relaciones sexuales constantemente en lo que sería una relación poliamorosa algo enfermisa que desencadenó con el embarazo de Marilyn y en la duda de cual de los dos sería el padre.
El objetivo de los autores de la película no era crear un retrato fiel de Marilyn sino orquestar algo parecido a una pesadilla, por eso hay constantes saltos temporales y diálogos de la niña que fue Norma Jean a la estrella en la que se convirtió. No es una película para tomarse al pie de la letra sino para sentir la emoción de la impotencia que probablemente padeció la estrella. Esa es la intención que los creadores se han preocupado de explicar y de aclarar, que todo ha sido para rendir homenaje al sufrimiento de una mujer que era admirada por todos pero que en las distancias cortas los hombres con poder no dudaban en humillar. Como en el caso de John F. Kennedy, que es uno de los personajes más terribles en la cinta y que fueza a la Marilyn interpretada por Ana de Armas a realizar sexo oral de una forma muy turbia y enajenante. Razón por lo que muchos espectadores han explicado en redes sociales que han tenido que dejar de ver la película a medias, por no soportar la crudeza de tales imágenes y la dudosa credibilidad de que los hechos hayan ocurrido exactamente como se muestran en el film.