Este martes se cumplen 25 años de la boda de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin. Una fecha que no celebrarán como matrimonio ya que a raíz de que el pasado enero salieran una fotos del exdeportista con Ainhoa Armentia, la pareja está rota. Durante los últimos doce meses, la vida de los dos ha cambiado enormemente y tras la tempestad mediática que irrumpió a primeros de 2022, las aguas parece que ahora están más tranquilas.
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Hace un año, en octubre de 2021, la Infanta e Iñaki se reencontraron en Barcelona, la ciudad en la que fueron tan felices, para presenciar el debut de su hijo Pablo como jugador de balonmano del Barça. Cogidos de la mano, se les vio dando un paseo por la Ciudad Condal y demostraron que seguían de lo más enamorados a pesar de la distancia. Urdangarin cumplía por aquel entonces el tercer grado penitenciario en Vitoria, donde vivía con su madre y trabajaba en un despacho de abogados donde también estaba empleada una desconocida, por aquel entonces, Ainhoa Armentia. Por su parte, doña Cristina vivía en Suiza con su hija pequeña Irene.
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Después, y para acabar el año, la hermana y el cuñado del rey Felipe viajaron en familia a Baqueira, donde practicaron el esquí después de cinco años y uno de sus destinos favorito de vacaciones. Nada hacía presagiar esa Navidad el vuelco que sus vidas iban a dar un mes después.
El miércoles 19 de enero de 2022, España se despertó con unas imágenes del marido de la infanta Cristina de la mano con otra mujer dando un tranquilo paseo por la playa. En un primer momento no se sabía quien era ella, pero pronto se descubrió que se trataba de Ainhoa Armentia y que la había conocido en el despacho de abogados en el que ambos trabajaban. El revuelo fue tal, que el propio Urdangarin habló al día siguiente ante los reporteros que le aguardaban en su lugar de trabajo. “Es una dificultad que gestionaremos con la máxima tranquilidad y juntos”, dijo mientras seguía con su rutina.
Solo unos días después de esas imágenes, la Infanta a Iñaki emitieron un comunicado oficial en el que informaban que habían decidido “interrumpir su relación matrimonial”. A pesar de eso aún parecía que la relación entre ellos no estaba del todo acabada y el abogado del ex jugador de balonmano, Mario Pascual Vives, incluso especificó que “es un tiempo que se han dado”.
La vida seguía para Urdangarin que regresó de nuevo a Barcelona en marzo para participar en un acto del Barça y reencontrarse con sus antiguos compañeros de equipo, a lo que le siguió la concesión de la libertad condicional. Así las cosas, el verano llegó e Iñaki disfrutó de la playa con sus hijos en sus primeras vacaciones tras su separación matrimonial, pero se reencontró con la Infanta a primeros de septiembre en el funeral de su amigo Eduardo Roldán.
Mientras, y aunque en un primer momento, Iñaki y Ainhoa -que también estaba casada, pero su matrimonio estaba en crisis- mantuvieron un perfil muy discreto, continuaron con su vida y consolidando su relación con planes como ir a yoga juntos (entraban y salían por separado), alguna comida familiar y escapadas por los bosques vascos y franceses. Poco a poco, parecían dejar de esconderse y se les ha podido ver incluso disfrutando de las vacaciones de verano juntos en Formentera.
También en este tiempo, la Infanta e Iñaki se han reencontrado, pero siempre para apoyar a alguno de sus hijos o disfrutar de unos días de playa con ellos, haciendo, quizá, de tripas corazón y sin dirigirse prácticamente la palabra o mirarse frente a frente. El verano supuso para doña Cristina una especie de catarsis, volvió a España, feliz, sonriente y contenta, rodeada de viejos amigos durante un homenaje que el Comité Olímpico Español dio a los atletas españoles que representaron a España en los Juegos Olímpicos de 1988, en los que la hija de don Juan Carlos y doña Sofía fue la abandera. Por su parte, Iñaki y Ainhoa pusieron rumbo primero a Bidart, tras superar un bache en su relación, y después estuvieron en Formentera. La Infanta afrontó el veraneo tranquila y en paz. Tuvo una reunión con su hermano el Rey en el Palacio de Marivent (Palma) tras años de distanciamiento en las que han sido sus primeras vacaciones de soltera en dos décadas. Ahora se espera que los trámites del divorcio de Urdangarin y su todavía mujer comience en cualquier momento.
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