Después de toda una vida bajo el foco mediático, hace tres años, en agosto de 2019, Carmen Martínez-Bordiú decidió retirarse a vivir a Portugal, junto al coach emocional y surfero neozelandés Tim McKeague. Desde entonces, la duquesa de Franco y su pareja, que es treinta y cuatro años más joven que ella, apenas salen de su refugio de Sintra, una zona tranquila pero muy bien comunicada, ya que está a 30 kilómetros de Lisboa y, por tanto, a una media hora en coche del aeropuerto de la capital.
En todo este tiempo han sido contadas las ocasiones en las que la madre de Luis Alfonso de Borbón ha podido ser fotografiada caminando por la playa que tiene junto a su casa o en alguna de sus escapadas ‘secretas’ a Madrid para ver a sus nietos . Sin apenas vida social, la aristócrata ha conseguido la ansiada privacidad que buscaba al retirarse en el país vecino.
Por eso ha sido especialmente llamativa su reaparición hace unos días en Madrid. Carmen fue una de las invitadas a la gran fiesta del 80 cumpleaños de la princesa Ira de Fürstenberg. La celebración reunió en el Palacio de Liria a representantes de la realeza, de la aristocracia, de las finanzas y de la jet set internacional, por lo que la duquesa pudo reencontrarse con algunos de sus mejores amigos, entre ellos, su íntima Isabel Preysler, con la que siempre está en contacto. Se conocieron a los 18 años y más de cinco décadas después, las une, además del cariño, las vivencias que han compartido, aunque ahora están en etapas vitales muy diferentes..
Gracias a este regreso a España hemos podido comprobar que Carmen, que en febrero cumplió 71 años, sigue teniendo un aspecto espléndido. Para su rentrée, la duquesa de Franco escogió un vestido lencero de encaje negro, con generoso escote, que combinó con una chaqueta de blonda del mismo color, clutch plateado y sandalias de tacón al tono.
A principios del verano, el pasado 9 de junio, la madre del duque de Anjou ya había abandonado su retiro para asistir a todo un acontecimiento social: la boda de Julia Nasi y Carlo Fontana en la iglesia de Santa María de Loures, en Portugal. La aristócrata se encontraba entre los doscientos invitados que asistieron al enlace de la tataranieta de Giovanni Agnelli, fundador del imperio Fiat, con el ejecutivo sudafricano e italiano por parte de padre.
Desde que decidió mudarse a Portugal, como decíamos, Carmen lleva una vida tranquila junto a su novio, en su refugio secreto de la playa. La duquesa de Franco adquirió y reformó un chalé en Sintra, cerca de Cascais, de 600 metros cuadrados construidos sobre una parcela de 2.000, con piscina climatizada, apartamento para invitados e impresionantes vistas al mar.