No buscaba nada y lo encontró a él y ahora Eugenia Osborne se encuentra viviendo una de las etapas más dulces de su vida. Aunque hace tan solo unos meses, la hija de Bertín Osborne confesaba en ¡HOLA! que no tenía ganas de volver a enamorarse, las flechas de cupido la han “disparado” de lleno y a ella no le ha quedado más remedio que rendirse al amor. Separada de Juan Melgarejo, padre de sus tres hijos, desde hace más de un año, la prescriptora de tendencias sale desde principios de este pasado verano con Miguel Barreiro, un profesor universitario doctorado en Derecho y en Educación Ejecutiva en Comunicación Estratégica, que además de convertirse en su nueva ilusión se ha convertido en su mejor compañero de viajes.
Juntos han disfrutado de su primera escapada de otoño y el lugar elegido no ha sido otro que la localidad gallega de Sanxenxo, donde este verano Eugenia ya pasó al lado de Miguel unos días inolvidables. “Un verano muy diferente al que estoy acostumbrada y que me ha encantado. No será la última vez que venga por aquí”, escribió en su perfil de Instagram tras su primera semana juntos en Galicia. Y dicho y hecho, pues la diseñadora no ha tardado en repetir destino junto a su recién estrenada pareja.
La complicidad y la química que se desprende de cada una de estas imágenes pone de manifiesto el buen momento que atraviesan y que aunque aún es pronto para ponerles un calificativo definitivo ambos están encantados de haberse cruzado en sus respectivos caminos.
No faltaron los gestos de cariño mientras que ambos compartían un paseo por la playa. Con look similares y descalzos, Eugenia no dudó en coger del brazo a su chico mientras este le dedicaba un tierno beso en la frente. Además, la influencer masajeó la espalda de Miguel, y él se encargó de fotografiar a su chica posando con el océano de fondo para inmortalizar el bonito momento.
Pero también tuvieron tiempo para disfrutar de la gastronomía gallega. Miguel ha ejercido de perfecto anfitrión descubriéndole a Eugenia no solo rincones fascinantes de Galicia, sino también los tesoros gastronómicos de su tierra. En dos de las tabernas más emblemáticas de la localidad pontevedresa, la Maruca y Villa Lustre, la pareja sucumbió a tradicionales platos como el pulpo y la carne a la piedra.
Antes de poner fin a esta inolvidable escapada romántica, la pareja volvió de nuevo a la orilla del mar en compañía de los dos perros del abogado, ‘Cuba’ y ‘Berta’. Una pasión por los animales que también comparten, ya que Eugenia tiene a ‘Máxima’, un braco marrón que se ha convertido en parte de su familia. Bajo un despejado cielo gallego Miguel practicó snorkel y Eugenia prefirió relajarse sobre la arena blanca de la playa de Montalvo.