Vuelve a estar sola, pero no es ningún problema, al revés. Raquel Perera está en otro mood, en el de enamorarse de sí misma. Después, ya llegará el momento de tirarse a la piscina con otra relación. Porque para la psicóloga y empresaria, solo se puede ser feliz si uno lo es consigo mismo, si tiene la cosas ordenadas en su cabeza y está en paz. El verano ha sido estupendo, según nos cuenta minutos antes del estreno de La chica salvaje , la nueva película de Olivia Newman, de amigos, de fiestas, de mar, de niños… pero también había ganas de volver a la rutina y “dejar las trastadas” hasta el año que viene. La vemos con nuevo look y muy sincera porque, si bien el amor es algo que ve lejano en el horizonte, algún roneo sí que ha tenido por ahí.
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- Raquel, ¿tú te definirías como una chica salvaje?
- Soy muy salvaje. Y me encanta. Me encanta ser salvaje. De hecho, te diría que es mi estado natural. Y el que mejor me viene. Vivir descansa, con el pelo solo desenredado y sin sujetador es el mood ideal.
- De hecho, casi no te había reconocido con tu nuevo look…
- Es que con el pelo soy mucho de cambiar. No soy nada convencional, no. A ver, para algunas, sí. Soy muy conservadora para ciertas cosas, pero para otras, no me considero convencional. Para las esenciales quizás soy más austera, pero para todo lo demás, soy una persona bastante atrevida. Para los cambios, para las cosas nuevas… Soy mucho de atreverme, de empujar, de decir ‘no’ a los miedos.
- Eres de enfrentarte a la vida y...
- Y a mí misma sin miedo, sí. Procuro que el miedo no me paralice. El miedo es algo que tenemos todos y es bueno para no matarnos por los caminos, pero el miedo es lo que paraliza, lo que te impide seguir haciendo cosas. Yo creo que equivocarse es bueno y cometer errores también.
- Porque una cosa es ser una inconsciente y otra es enfrentarte a tus miedos, ¿no?
- Uy, yo me tiro por un puente, sí, pero con paracaídas (risas) Siempre segura y con una red debajo que me recoja. Hay que hacerlo así. Y lo que intento también con mis hijos. Que pierdan sus miedos, que se enfrenten a ellos y si no pueden solos, les ayudo a disiparlos yo. También quiero que conozcan sus límites y que los sobrepasen.
- Por cierto, ¿cómo ha sido la vuelta al cole?
- Muy dura (risas) pero también te digo que, a veces, apetece un poquito de rutina. Los niños ya necesitaban un poco de cole. Dos meses son demasiados como para que sigan haciendo trastadas… Y para la madre, también. Tenía que parar (risas)
Un verano con Sara Carbonero
- ¿Ha sido un buen verano?
- Estupendo. Con Sara (Carbonero), con los niños, con la familia… Me he repartido muy bien el tiempo y lo he disfrutado muchísimo. Ha sido un gran verano para mí.
- ¿Y ahora?
- El otoño se presenta muy ajetreado y con mucha ilusión en dos proyectos que tengo muy bonitos con los que explorar el mundo de la psicología. Dos proyectos muy necesarios además en estos momentos. Uno con la inteligencia emocional como leit motive y otro, con la salud mental.
- Con lo que llevamos vivido estos últimos dos años, la salud mental es más que necesaria…
- Uno siente que está tocado cuando se encuentra en situaciones que antes afrontaba y ahora no sabe cómo manejarlas por eso es tan importante tener herramientas para manejar nuestra cabeza. La mente nos juega muy malas pasadas. Es muy importante conocerse y gestionar nuestras emociones.
“El otoño se presenta muy ajetreado y con mucha ilusión en dos proyectos que tengo muy bonitos con los que explorar el mundo de la psicología”
- Qué difícil…
- Si algo bueno ha tenido la pandemia, que hay que buscar algo positivo, es que la avalancha de problemas mentales que ha provocado, los miedos, las ansiedades, las depresiones… nos han obligado a quitarnos la careta y ver que esos son problemas que tenemos todos o que nos puede pasar a cualquiera de nosotros en cualquier momento. Tenemos que empezar a quitarnos el estigma ese de ‘enfermo mental’ y hablarlo con naturalidad porque es algo que puede puede ser un bache en nuestra vida y que podemos solventar.
- Es muy importante que gente conocida como tú hable con naturalidad de estas enfermedades.
- Es que somos espejos en muchos casos. Siempre digo que la vida de cualquier es la vida de cada uno, que nos pasan a todos básicamente las mismas cosas pero bajo circunstancias diferentes.
‘No estoy enamorada, qué le voy a hacer...’
- Emocionalmente, ¿como estás?
- Estoy muy tranquila. Estoy muy bien. Pasándolo bien. Divirtiéndome. Pero no estoy enamorada, qué le voy a hacer. Ya llegará.
- ¿Pero echas algún décimo a la lotería del amor o qué?
- No muchos no (risas). No echo ni una monedilla… Es que ¿sabes qué pasa? Que me estoy enamorando de mí. Todavía tengo mucho que hacer conmigo misma. Me tengo que enamorar de mí antes.
- Y…
- Y no es fácil. Es complicado. Cuando llegue el amor, te aseguro que lo voy a reconocer y me voy a tirar a la piscina. Con paracaídas, sí, pero me tiro. En cuanto lo vea, para allá que me voy… Por ahora, tengo suficiente diversión con mis amigos…
- También te digo que hay que poner ojitos de ver…
- Eso sí lo hago sí. Roneo un poquito. Cuando puedo, sí.