Atractivo, rápido de mente y divertido, Ion Aramendi ha traído un soplo de aire fresco a la televisión. Ya quedó demostrado en la última edición de Supervivientes , donde el donostiarra se encargaba de conducir la gala de los domingos con unos excelentes datos de audiencia para Telecinco. Su regreso triunfal a la cadena —trabajó de reportero de Sálvame, entre 2009 y 2016— se produjo en un momento muy especial para Ion en lo personal: el nacimiento de la pequeña Marieta , a finales de julio. Es la tercera hija que Ion tiene con su mujer, María Amores, antigua coordinadora de casting en programas como First Dates, Pekín Express o Gran Hermano.
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En su casa de Madrid, el presentador reconoce a ¡HOLA! que la llegada de la bebé “ha sido una sorpresa, pero muy bonita”, mientras posa con sus otros dos hijos: los pequeños Ion y Lucas, de nueve y cinco, respectivamente. Su mujer no tarda en apostillarnos: “Siendo niña, la sorpresa ha sido más bonita”.
—Sin embargo, el nacimiento de Marieta resultó muy accidentado.
ION.—Pasamos un buen susto en el parto, la verdad.
MARÍA.—El embarazo lo llevé bastante bien, pero tenía mucho miedo al parto. Era como que presentía algo. Pese a ser el tercero, estaba más nerviosa. Fui al hospital muerta de miedo. Al final, tuvieron que hacerme una cesárea y se complicó. Hubo un peligro gordo, pero la niña salió bien.
—¿La cesárea estaba programada?
M.—No. Por mi edad, me citaron para inducirme el parto. Como la niña era muy grande, los médicos decidieron practicarme una cesárea. Pero se me rompió el útero y se lió…
I.—Yo estaba en el parto. Cuando se complicó la cesárea, me sacaron de allí con la niña en brazos. Ahí vi que las cosas no iban bien, pero los médicos tampoco están en esos momentos para explicar, sino para trabajar. Al rato, me pasé por allí y, a través del ojo de buey del quirófano, vi a María temblando en la cama… convulsionando… Me asusté. Una médico me interceptó y me dijo: “Estate tranquilo. Ha habido complicaciones, pero ya está todo bien, fuera de peligro”.
—¿Qué pasó por tu cabeza, Ion?
—Miedo. Soy un tipo tranquilo y no me asusto fácilmente, pero, aunque ya había pasado lo peor, sí pensé: “Ostras, imagínate que hubiera pasado algo… ¿Qué hubiera hecho yo con tres niños?”. Ahí ya había pasado todo lo peor, así que eso duró un segundo.
—María, ¿cómo fue la recuperación, tras un parto tan complicado?
—Estuve dos días en reanimación y no me dieron de alta hasta otros cuatro días después, porque necesité más transfusiones. Seis días en el hospital.
I.—El primer día y medio, lo pasé con la niña, con la ayuda de enfermeras.
M.—Él estaba allí y daba el biberón. Yo no podía moverme de la cama.
“Se me rompió el útero. Estuve dos días en reanimación y pasé otros cuatro días en el hospital”, recuerda María, su mujer, en ¡HOLA!
—Menuda situación la de no compartir la llegada de la niña con tu mujer.
I.—Sin saber qué iba a pasar con ella. Afortunadamente, el mismo día pude ver a María en reanimación.
M.—Pero yo pasé dos días sin ver a la niña. Y era mi hija. Normalmente, no pueden subir bebés allí, pero me vieron tan mal… Me puse a llorar, porque solo quería ver a mi hija y no paraba de decirlo. Cuando la trajeron, cambió todo.
—¿Cómo fue ese primer contacto?
M.—Tras la cesárea, me la pusieron un rato encima, porque estaba vomitando. Fueron unos momentos muy desagradables. El parto fue horroroso.
—¿Y cómo ha sido la recuperación tras sufrir una rotura de útero?
M.—El útero te lo recomponen in situ. Lo que tuve es atonía uterina, que es cuando el útero se rompe y se queda sin tono. Te lo cosen y te ponen una cosa que se llama balón de Bakri, que es como un globo, pero la recuperación es más lenta. Ya ha bajado, porque volví a casa con la tripa mucho más grande.
—¿Cómo te apañas con la niña?
M.—No le estoy dando el pecho a la bebé. Al haber estado medicada los primeros días, tampoco era bueno. Si no te dejan tomar ibuprofeno durante la lactancia, imagínate con morfina y paracetamol cada tres horas…
I.—En el hospital, María tenía vías por todas partes.
M.—Si te ponen sangre, no estás sana, así que como para dar el pecho… Como Ion empezó a darle el biberón y me dijo que la niña estaba muy bien alimentada y grande, no hizo falta.
“Mis hijos no le dan ninguna importancia a que su padre trabaje en televisión. Cuando algunos compañeros se lo dicen, no te creas que les gusta mucho”
—¿Cómo es ser padre de familia numerosa?
I.—Guay, la verdad. Y muy fácil, gracias a la pequeña, porque ha salido muy buena y no hace ningún ruido. Si fuera más trasto…
—¿Cómo reaccionan los niños mayores cuando ven a su padre por televisión?
—No le dan ninguna importancia. No son nada mitómanos. Algunos compañeros les dicen que han visto a su padre en televisión, no te creas que les gusta mucho.
Con la llegada de esta tercera hija, Ion pone su broche de oro a su historia de amor con María Amores, a quien conoció durante su etapa universitaria en Salamanca. “Los dos trabajábamos en bares distintos, pero era conocidilla porque era la camarera guapa”, nos cuenta el presentador, antes de que María continúe: “Al terminar la facultad, Ion se fue a Bilbao y yo a Madrid, así que nos perdimos la pista completamente”. El reencuentro se produjo en 2008, tras diez años sin verse, y, de nuevo, en Salamanca. “En 2011 nos casamos también allí, en la ciudad donde empezó todo”, nos cuenta la mujer del presentador.
María Amores no solo es cómplice del éxito de Ion en el terreno personal. “También empezó en la tele por mí. No porque yo le enchufara, sino, porque, a raíz de estar conmigo, decidió venirse a Madrid. Ahí empezó como reportero en Sálvame ”, nos explica la periodista. A continuación, el donostiarra nos sorprende: “Hasta entonces, estaba en Salamanca, revisando el butano con mi hermano. Mi padre tenía una empresa de repartición de butano y de revisión de gas. Íbamos con el mono naranja y hacíamos las típicas revisiones. Currábamos mucho, pero disfrutábamos”, cuenta Ion. Eso sí, a pesar de su atractivo, el presentador no guarda historias demasiado interesantes para el recuerdo. “Recorríamos todos los pueblos y las señoras eran muy mayores. Me veían más bien como a un yerno”, bromea el presentador, que ahora espera que Telecinco dé luz verde a un proyecto con el que regresar a la pequeña pantalla.