Fueron trece los años que Britney Spears pasó bajo el yugo de su padre, atada por una tutela legal cuyos detalles conmocionaron a medio mundo. Hace un año que finalizó el controvertido juicio que puso fin a esta situación, tras el que la intérprete se liberó de unas cadenas que, en sus propias palabras, le provocaron un trauma que le ha pasado factura y la ha llevado a cortar todo tipo de relación con su familia. En estos doce meses, la artista ha pasado por diversas fases que la han llevado de la euforia inicial a cumplir aquellos anhelos que, por la situación personal que atravesaba, no había podido llevar a cabo. Repasamos algunos de los, grandes y pequeños, deseos que ha cumplido Britney a lo largo de este año, sin duda unos meses en los que los cambios en su vida no ha pasado desapercibidos.
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Una simple copa de champán, un símbolo de rebeldía
Una de las primeras cosas que hizo después de recuperar su libertad fue brindar con champán. El alcohol era una de las cosas que la artista tenía prohibidas (como gestionar su propia fortuna de unos 60 millones de euros por ejemplo) así que, cuando conoció el veredicto del juez, quiso probar de nuevo esta bebida. Un pequeño gesto que fue para ella toda una rebeldía contra la represión que había vivido durante más de una década. “Esta sensación tan cálida, genial y hermosa que tienes cuando llevas 13 años esperando pacientemente para poder vivir tu vida como realmente quieres y por fin ha llegado el momento” reconocía la intérprete, que empezó a tomar sus propias decisiones en cuanto a sus tratamientos médicos, métodos anticonceptivos y cuánto dinero se iba a gastar en viajes o caprichos.
Un embarazo tristemente truncado
En este sentido, uno de sus deseos siempre había sido tener un hijo. Llegó a reconocer que el equipo que se encargaba de su tutela no la dejaba controlar su salud reproductiva, así que cuando fue legalmente libre esta ocupó el primer lugar en su lista de prioridades. Cuando se conoció la noticia de su embarazo el pasado mes de abril, la artista estaba exultante. Sin embargo el destino quiso que Sam Asghari, que ha sido su máximo apoyo durante los últimos años (comenzaron su relación en 2016), y ella no llegaran a celebrar el nacimiento del bebé. Tristemente lo perdieron, enfrentándose a uno de los mayores varapalos en su relación. "Con nuestra más profunda tristeza, tenemos que anunciar que hemos perdido a nuestro bebé al principio del embarazo” explicaba la cantante.
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Una boda por todo lo alto
No hubo bebé, pero sí boda. Sam y Britney celebraron su enlace solo un mes después de llorar la pérdida de su hijo, una ceremonia por todo lo alto que no estuvo sin embargo exenta de sobresaltos. El primer exmarido de la artista, Jason Alexander, se coló horas antes del "sí quiero", revolucionando las redes y al equipo de seguridad que vigilaba su casa de Thousand Oaks (California), que consiguió finalmente echar al que fue fugaz marido de la intérprete (solo estuvieron casados durante 55 horas). Superado el intento de boicot, Britney tuvo su final feliz de cuento de hadas, un día en el que no faltó baile, risas y música, además del cariño y la compañía de amigas como Madonna, Selena Gomez, Drew Barrymore y Paris y Nicky Hilton. ¿Los grandes ausentes? Sus padres, hermanos e hijos, desencuentros que no iban a empañar su gran día. Había esperado mucho tiempo para vestirse de blanco y ahora por fin comía perdices en su particular cuento de hadas que, por cierto, estrenaba también nuevo “palacio”. Una casa en su mismo barrio, pero más cerca de la que ocupan su exmarido Kevin Federline y sus hijos, con quienes por desgracia no sigue en muy buenos términos.
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Su inesperado regreso a la música
La música siempre ocupó un lugar muy importante en la vida de la intérprete de Ups! I did it again, de hecho lo fue todo para ella, pero el control al que estuvo sometida, la exigencia y las largas horas de ensayos le hicieron perder las ganas de seguir. Aseguró que nunca más volvería a subirse a un escenario hasta no haberse desprendido de la ansiedad que esto le provoca, hasta que un amigo logró lo que parecía casi imposible. Le puso voz al tema Hold Me Closer, un dúo junto a Elton John que llegaba tras seis años de silencio artístico y que volvió a colocar su nombre en las listas. Habrá que esperar para ver si este es solo el inicio de un renacimiento de la princesa del pop o si de momento sigue disfrutando de su vida de casada sin coger el micrófono.
La sombra de su familia
Una vida nueva llena de luz no significa ausencia de sombras, y Britney ha tenido que enfrentar varias en estos meses. La principal, el distanciamiento con su familia y los reproches que, ya no se guarda nada dentro, ha vertido sobre ellos. La animadversión hacia su padre, entendible a juzgar por la desgarrada descripción que hizo de sus años de tutela, se unió a la que manifestó hacia su madre, a la que culpó de haber sido cómplice. Su hermana Jamie Lynn tampoco salió bien parada en el repaso que hizo Britney por sus recuerdos, durísimos, en los que la acusó de haber sido interesada y de utilizar su desgracia para lucrarse. Su madre y hermana se defendieron asegurando que nunca habían pretendido herirla ni le deseaban ningún mal, pero el perdón no ha logrado suavizar los ataques.
Estos han llegado, en cierta medida, incluso a sus hijos adolescentes, Sean Preston y Jayden James. Después de que su exmarido Kevin Federline sacara a la luz la falta de contacto entre la artista y sus hijos, Britney estalló. Calificó de puñalada en el corazón el no verles (hace unos seis meses que no tienen contacto) y acusó al exbailarín de ponerles en su contra. Todo después de que los chicos participaran en una entrevista televisada en la que lamentaban la situación de su madre y todo lo que ha tenido que vivir. Se mostraban sin embargo comprensivos con respecto al resto de la familia ya que, como dicen, siguen queriendo a sus abuelos con quienes tienen buena relación. No gustó este comentario a la intérprete que les envió un mensaje claro: les quiere y tienen que sentarse a hablar para que traten de comprender el dolor que lleva dentro.
Luces y sombras en unos meses de los que los fans no se han perdido detalle. Todo lo que hace la artista es comentado y analizado, no siempre de manera positiva, pues los continuos estallidos de la intérprete preocupan, y mucho, a quienes la siguen. Ajena a críticas, Britney sigue volando libre hacia el horizonte que siempre soñó y de momento no parece dispuesta a cambiar el rumbo.