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El carruaje que ha trasladado el féretro de la Reina: el Carro de Armas de Estado, un tesoro plagado de historia

Se usó por primera vez en el funeral de la Reina Victoria, quien decidió en vida que su féretro lo transportara un carro tirado por caballos tras asistir al cortejo fúnebre de su hijo pequeño


Actualizado 19 de septiembre de 2022 - 16:59 CEST

Cada detalle del solemne funeral de Estado por Isabel II está cargado de tradición y simbología y no podía ser menos con el carruaje que transporta el féretro real desde la capilla ardiente hasta la Abadía de Westminster. El State Gun Carriage o Carro de Armas de Estado pesa 2,5 toneladas y posee una larga historia que lo convierte en un auténtico tesoro para la Corona y para el pueblo británicos.

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Colocan el féretro de Isabel II con sumo cuidado sobre el State Gun Carriage a su salida de Westminster Hall para iniciar el cortejo fúnebre hasta la Abadía de Westminster

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Se fabricó en 1896, pero nunca llegó a usarse en contienda. Fue en 1901, con el fallecimiento de la Reina Victoria, cuando adquirió un papel protagónico en los funerales de Estado de Reino Unido. La propia reina decidió que sería trasladada por un carro de armas a su muerte tras ver cómo otro de estos vehículos transportaba el ataúd de su hijo pequeño, el Príncipe Leopoldo, que murió a los 30 años.

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En 1899 la Royal Navy (la Marina de Gran Bretaña) hizo entrega de uno de sus carruajes a la Royal Mews, las caballerizas reales, con el claro objetivo de utilizarse en los funerales de las grandes personalidades del país. A tal fin, se le agregó un catafalco, sobre el que reposaría el féretro. Llegado el momento, comenzó su servicio oficial con la muerte de la Reina Victoria, tal y como ella había determinado en vida.

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Lo previsto era que el State Gun fuera tirado por caballos, pero estos se asustaron cuando depositaron el ataúd, que estuvo incluso a punto de volcar por el revuelo de los animales, según se recoge en unos documentos que se conservan en la Sociedad Histórica Naval de Australia. En aquellos momentos de tensión, los marinos de la Royal Navy salvaron la situación, tirando ellos mismos del carruaje. Instauraban, de este modo, una tradición que se ha mantenido en todos los funerales de los sucesivos monarcas de Reino Unido (Eduardo VII, Jorge V, Jorge VI), así como los de Winston Churchill y Lord Mountbatten, tío de Felipe de Edimburgo.

Este lunes son también ellos los encargados de trasladar el State Gun y, con él, a Isabel II. En total, 142 miembros de la Royal Navy escoltan a la Reina en el solemne cortejo fúnebre desde Westminster Hall hasta la Abadía de Westminster y, desde allí, una vez finalizado el funeral de Estado, en la procesión hasta el castillo de Windsor.

El grupo estará flanqueado por los Bearers Party y, detrás, por los Pall Bearers, porteadores de féretros. A uno y otro lado de ambos, los Custodios Yeomen, el Honorable Cuerpo de Caballeros de Armas y los Arqueros Reales.

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Su conservación, casi un ritual

A pesar de tener más de un siglo de antigüedad, el State Gun está en perfecto estado gracias a que se custodia y trata con meticulosidad. El teniente comandante Barker es el encargado de tan insigne tarea desde hace años; cada semana limpia con mimo el carruaje de madera y, también cada siete días, para evitar que las ruedas se deformen, las gira 6 milímetros (ni más ni menos). Unos ceremoniosos cuidados que cobran sentido este lunes, en el último adiós a Isabel II, despedida que, sin duda, está haciendo historia.