El sentimiento de pérdida entre los británicos ante el fallecimiento de Isabel II es tal que la asistencia a la capilla ardiente, que se instalará desde este miércoles hasta el lunes en Westminster Hall, será masiva y un auténtico desafío para las autoridades. Estas prevén que el número de ciudadanos que se acerquen a darle su último adiós a su querida Reina alcance una cifra nunca antes vista en la historia, de entre 750.000 y un millón de personas. Muchas otras pueden quedarse fuera. Y ya lo advierten: es posible que en un momento dado se impida sumarse a la cola que empezó a formarse el lunes para acceder al edificio.
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Junto a esa advertencia, las autoridades han comunicado a la población una serie de recomendaciones y avisos con los que, buscan, sobre todo, garantizar la seguridad. Lo primero es referente a los niños; se aconseja que los más pequeños no acudan a presentar sus respetos a la monarca fallecida, puesto que la larga espera puede ser demasiado dura para ellos.
Y es que la cola puede llegar a ser de más de un día; se estima que de hasta 36 horas. De hecho, los primeros ciudadanos en llegar lo hicieron en lunes y esta noche son varios los que han dormido en las proximidades de Westminster para asegurarse entrar en la capilla ardiente. Al respecto, la Policía Metropolina ha explicado ya una de las normas más claras del dispositivo: está prohibido acampar, por mucho que se tenga que pasar toda la noche a la intemperie.
Por eso recomiendan llevar ropa adecuada a las condiciones climáticas, alimento, los móviles lo suficientemente cargados y, en caso de necesitarla, la medicación correspondiente. Eso sí, para facilitar las cosas a todos aquellos que hagan tal sacrificio por presentar sus condolencias a Isabel II, se les hará entrega de pulseras codificadas por colores para que puedan abandonar la fila para comprar comida o agua o para ir al baño. Además, se modificarán temporalmente las reglas de las licencias de restaurantes y cafeterías, a los que se les permitirá abrir por la noche mientras esté abierta la capilla ardiente de la Reina.
-Primera imagen de Harry y Meghan con el rey Carlos III
Queda, por otro lado, terminantemente prohibido portar más de una mochila o bolso y estos no podrán tener unas dimensiones de más de 40x30x20 centímetros. A medida que se vayan acercando al edificio que alberga el féretro real, se encontrarán con accesos similares a los de un aeropuerto, donde se les impedirá pasar con frascos o botellas de agua (a menos que sean transparentes y siempre que eliminen el líquido antes de entrar), pero tampoco muñecos, cámaras de fotos, silbatos ni banderas. Por supuesto, junto a esos objetos, se confiscarían armas, herramientas, bombas de humo y bocinas de aire.
Una vez en Westminster Hall, por respeto, hay que permanecer en silencio. Nadie podrá detenerse ante el catafalco sobre el que reposará el féretro. Eso hará que la cola se mueva de manera ininterrumpida, por lo que quienes estén en ella no tendrán tiempo de sentarse, de modo que tendrán que permanecer de pie todo el tiempo que estén en ella. Para las personas con discapacidad o problemas de movilidad se abrirán otras vías de entrada.