La última vez que vimos a Armie Hammer en la gran pantalla fue en Muerte en el Nilo. El otrora nuevo niño mimado de Hollywood lleva sin trabajar en el cine desde que principios de 2021 se filtraron unas capturas de pantalla por redes sociales con unos inquietantes y siniestros mensajes propios de El silencio de los corderos.
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El pasado julio se hacía viral un folleto turístico donde aparecía una foto de la estrella de Call me by your name como conserje de un hotel de cinco estrellas de las islas Caimán. El flyer corrió como la pólvora por internet. ¿Sería verdad que el actor trabajaba en un complejo hotelero ofreciendo estancias idílicas y excursiones a los viajeros? Poco después su abogado desmentía dicha información apuntando a que todo había sido una broma de los empleados del Morritt’s Resort de Gran Caimán, donde el intérprete sí se ha alojado en otras ocasiones e incluso pasó allí la larga temporada de la pandemia. Hammer, que creció visitando regularmente las islas, es amigo de algunos empleados según contó uno de ellos a Variety, con los que juega al golf habitualmente y ellos habrían sido los autores de la mofa.
Tras haber pasado nueve meses en un centro de rehabilitación para tratar sus adicciones al sexo, el alcohol y las drogas después ser acusado de abuso sexual y tendencias caníbales -siempre se ha declarado inocente- parece que el intérprete trataba de pasar desapercibido en su refugio y que ahora viviría en una de las residencias del actor Robert Downey Jr. , quien hace años también tuvo que pasar por desintoxicación, y es un buen amigo. De momento, el plan se ha torcido.
Ahora HBO Max incide en el lado más oscuro y sórdido del actor en La saga de los Hammer: escándalo y perversión, la docuserie de tres entregas que acaba de estrenar y que ahonda también en el oscuro legado de toda la dinastía de los Hammer, una de las familias más prominentes de Estados Unidos desde hace un siglo, a partir de declaraciones exclusivas como la de la tía de Armie, Casey Hammer, así como “múltiples supervivientes” de los presuntos abusos del actor y sus parientes multimillonarios: desde las acusaciones de violencia hasta la manipulación política y el fraude financiero.
A pocos días del estallido de la controversia, Armie Hammer se retiró de la película Shortgun wedding , donde Jennifer López iba a ser su compañera de escena. Paramount Plus también quiso prescindir de los servicios del intérprete para The Offer, la serie de diez capítulos centrada en el rodaje de El Padrino… Y su futuro en la industria cinematográfica se antoja bastante complicado.
“Sé que mi abuelo tenía un lado oscuro, vi el lado oscuro de mi padre de primera mano, he visto el lado oscuro de mi hermano, y ahora he visto también el lado oscuro de Armie”, asegura Casey Hammer en el documental. Por todo Los Ángeles se puede leer el apellido Hammer en campos de golf, museos y hospitales. Y es que, el bisabuelo del actor, Armand Hammer, del que recibió su nombre, fue un hombre clave en el desarrollo económico inicial de la URSS, donde llegó en 1921, recién licenciado en medicina, con el encargo de liquidar unas cuentas pendientes de la empresa de su padre, Julius Hammer, un emigrante judío de la Rusia de los zares (de la ciudad de Odessa, hoy en la actual Ucrania), y fundador el Partido Laborista Americano, de tendencia comunista.
¿Y por qué el joven doctor sustituía a su progenitor? Porque este cumplía condena en la cárcel de Sing Sing, a cuarenta y ocho kilómetros al norte de Nueva York. Vigilado por sus actividades comunistas, el 5 de julio de 1919 los agentes federales presenciaron como Marie Oganesoff (la mujer rusa de 33 años un ex diplomático zarista) entraba en el consultorio médico de Julius, ubicado en un ala de su casa, en el Bronx. Al parecer, la mujer, que había acumulado un preocupante historial de abortos tanto espontáneos como no, estaba embarazada y deseaba interrumpir la gestación. El procedimiento médico se llevó a cabo en medio de una gran epidemia de gripe y seis días después, la paciente falleció. Cuatro semanas más tarde, un jurado del condado del Bronx acusó a Julios Hammer de homicidio en primer grado. Al verano siguiente, un fiscal criminal convenció al jurado de que el doctor había dejado a su paciente “morir como un perro” y que las afirmaciones de que había fallecido por complicaciones de la gripe, eran meros intentos de cubrir su crimen. En 1920, un juez lo condenó a tres años y medio de prisión.
En esta tesitura, su hijo Armand fue, como decíamos, quién viajó a la URSS. Y en ese primer viaje, comprendió que la revolución bolchevique necesitaba ayuda exterior, pero que la maquinaria y la tecnología occidental no eran tan necesarias como los alimentos y las medicinas. Los contactos entre Moscú y Washington, alabados incluso por Mijaíl Gorbachov, duraron desde ese momento hasta la muerte el empresario, a los 92 años, pero esta relación –que incluyó todo el período de la Guerra Fría, también- no estuvo exenta de polémica en más de una ocasión. Incluida de hecho, esa ‘ primera misión’ encomendada por su progenitor, donde debía recuperar 150 mil dólares de deudas por medicamentos enviados durante la intervención aliada en la Primera Guerra Mundial, pero que según se ha especulado, podría haber escondido el interés capitalista de vender trigo a los entonces hambrientos rusos (habría hecho un trato con Lenin por pieles y caviar a cambio de un envío de excedente de trigo estadounidense).
El gran golpe del bisabuelo del actor fue la compra, en 1957, de una pequeña empresa petrolera por la cantidad de treinta y cuatro mil dólares que, en tan solo tres años, convirtió en un conglomerado valorado en 7 mil millones de dólares. La Occidental Petroleum Corporation (OXY), séptima compañía del mundo en este sector, fue el motor de un imperio donde no faltaban aviones privados, grandes mansiones, flotas de coches de lujo y una impresionante colección de arte. Como hombre de negocios conoció a importantes figuras de la política mundial, desde el fundador del estado soviético, Vladimir Lenin, hasta el presidente estadounidense George Bush (fue este mandatario quien le perdonó por haber contribuido ilegalmente a la campaña de reelección presidencial de Richard Nixon en 1972.
En 1976, Hammer se declaró culpable, fue multado con 3 mil dólares y pasó un año en libertad provisional). En numerosas ocasiones exhortó a los mandatarios soviéticos y estadounidenses a establecer límites en el número de armas nucleares para que el dinero se empleara en el desarrollo de la agricultura y la medicina. Y donó, durante su larga vida, cuantiosas fortunas a la investigación contra el cáncer.
En 1988 su nombre copó la portada de la prensa mundial, muy a su pesar. La tragedia golpeó a la OXY, provocando la mayor catástrofe jamás registrada en la industria de extracción de petróleo. A las diez de la noche del 6 de julio se incendió la plataforma petrolífera Piper Alpha en el Mar del Norte (a 120 millas de Aberdeen, en Escocia). Un fuga de gas produjo una reacción en cadena de explosiones y fuego que convirtió el lugar en un infierno dantesco y acabó con la vida de 165 de los 226 trabajadores que se encontraban allí, además de dos personas de los equipos de rescate. El accidente, producido por un fallo en los protocolos de seguridad, dio la vuelta al mundo llenando horas de televisión y páginas de periódico.