Amador Mohedano siempre quiso que el museo de Rocío Jurado fuera una realidad, incluso antes de que la cantante falleciese. Durante años, fue el encargado de mover el proyecto con el ayuntamiento, hablar con los diferentes alcaldes e incluso encargarse de los diseños y de la decoración del edificio. SIn embaro, Rocío Carrasco ha asegurado que muchos de esos trámites se hicieron a sus espaldas y que hubo algunos intereses econonómicos de los que ella se enteró años después.
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En medio de los preparativos, cuando todavía quedaban muchos papeles administrativos por presentar, el hermano de la artista fue destituido de sus funciones porque hacía fiestas en el Palacio de Ferias y Exposiciones de la artista. "Antonio Peña, el alcalde en ese momento, me dijo que tenía un problema: que había denuncias de la policía local de que Amador organizaba fiestas en el museo a altas horas de la madrugada", ha añadido Rocío.
Rocío ha contado que ante las palabras del alcalde ella no pudo hacer nada y que fue el dirigente político quien tomó la decisión de que Amador no continuara en el proyecto mediante un comunicado oficial, donde se aseguraba además que el hermano de la cantante quería seguir colaborando desinteresadamente (aunque meses después el equipo de gobierno decidió que abandonara cualquier tarea de forma definitiva). "Si hubiera habido algún problema allí la única responsable era yo", ha confesado la protagonista de En el nombre de Rocío. "Cuando le echaron de allí, Rosa me llamó desesperadamente en más de una ocasión pidiéndome por favor que mi tío estuviera sí o sí en el proyecto porque así ella se garantizaba que él se quedara en Chipiona", ha continuado diciendo la hija de la intérprete de Señora.
Según las palabras de Rocío Carrasco, Rosa no quería que Amador estuviera en Madrid porque ellos tenían una situación llena de "conflictos" por los problemas que tenían en su matrimonio. "No soy la niñera de nadie. Mi tía no me puede hacer responsable de que echaran a mi tío del museo. Yo no sé si Amador me culpa o no, pero lo está haciendo de una forma errónea porque no he sido yo quien ha hecho fiestas a las mil de la madrugada. No lo hago porque tengo dos dedos de frente y sabría que lo que me podría pasar es que me echaran si no cumplo con mis obligaciones", ha confesado la hija de Pedro Carrasco, que ha explicado que jamás le dio al hermano de su madre carta blanca para que tomara decisiones porque la que finalmente ella era quien tenía la última palabra.
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Además, cuando Rocío mandó en 2011 todas las pertenencias de su madre al museo, avisó a su tío de que quería que hubiera un notario que hiciera un acta de recepción. "Quería que estuviera presente cuando se introdujeran todas las cosas y que tomara nota porque no me fio de Amador. De hecho, creo que aun con el notario, alguna me ha colado", ha comentado la protgonista del documental, que ha hecho hincapié en que jamás vincularía el nombre de su madre con cualquier cosa que no estuviera dentro de la ley.