Las telenovelas procedentes de Turquía se han convertido en habituales en nuestras pantallas y han conseguido ganarse el corazón y el interés de millones de espectadores. Sabedores del éxito que están cosechando sus ficciones, la industria otomana ha ampliado su oferta audiovisual y, con la ayuda de Netflix, cada vez exportan más películas permitiéndonos disfrutar no solo de sus culebrones, sino también de su cine, que cada día va teniendo más adeptos. El último título en sumarse a la fiebre turca ha sido La canción del corazón, una cinta romántica que se mueve entre el drama y la comedia, pero a los amantes de este géreno les gustará saber que este filme, dirigido por Soner Caner y que tiene a la música como hilo conductor, es una divertida propuesta que cuenta con personajes excéntricos y poco convencionales y cuyo bonito final dejará al público con una sonrisa en la cara. Un viaje cargado de romance, comunidad y amor frente a las adversidades.
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Esta bella historia de amor narra las aventuras de Piroz (Erkan Kolcak Kostendil), un músico que pertence a los dom, una tribu de gitanos nómadas con múltiples talentos. El joven toca el violín y viaja con sus hermanos de pueblo en pueblo para actuar en bodas y funerales. Ese día van a tocar en un enlace, mientras espera a que llegue el momento de la presentación en directo del grupo, Piroz decide salir a dar una vuelta por el lugar. Durante su paseo, al escuchar cantar a una joven continúa la melodía y se enamora de ella. Se trata de Sümbül (Hazar Ergüçlü), la novia que está a punto de contraer matrimonio. La chica también siente de inmediato un flechazo hacia el violinista y ambos rompen a cantar una canción que los dos creían que solo ellos conocían.
La boda no acaba como se esperaba y termina en una trágica reyerta entre ambas familias cuando el prometido de Sümbül descubre que su futura esposa no es virgen, algo imperdonable en su cultura, y la lleva de vuelta con su padre, quien planea matarla y después fingir que ha sido un suicidio para tratar de subsanar la vergüenza que ha traído a la familia. Piroz le pide a los suyos para que le ayuden a salvar la vida de su amada, aun cuando puede resultar peligroso para todos su tribu no le falla y se convierte en su mayor apoyo. El músico acude con su padre a pedir la mano de Sümbül pero su oferta es rechazada por los familiares de la chica.
Después de eso, el primer paso que da el músico es raptar a su enamorada y llevarla a su aldea nómada. La familia de la muchacha no acepta la situación y se levanta en armas para recuperarla. Pero Piroz no piensa rendirse, su padre, Mirze (Bülent Emin Yarar), que en su día se vio en una situación muy similiar cuando no le permitieron casarse con la mujer que amaba, es su gran aliado. Cuando el señor Seymen estrecha el cerco para dar caza a Piroz y Sümbül, la tribu cruza un gran río con todas sus pertenencias a cuestas para trasladar la aldea lejos del lugar. En cuanto Mirze se asegura de que su hijo vivirá feliz con su amor, se queda atrás para enfrentarse a los malos con su violín y sus aceradas canciones.
La película ofrece una gran variedad de personajes, cada uno con sus propias excentricidades y donde todos los actores hacen una interpretación maravillosa. Los dos protagonistas son 'bichos raros', pero de una manera tan pura e inocente que te conquistan desde el primer momento. La química que desprenden hace creíble la historia de amor a primera vista y ambos llenan de energía la pantalla. Hay que hacer un reconocimiento especial a Bülent Emin Yarar, quien interpreta al padre de Piroz, Mirze, el veterano actor lleva a su personaje de lo tierno a lo cómico pasando por lo trágico, en ocasiones es capaz de hacerlo en la misma escena sin caer en lo caricaturesco, realizando un trabajo magistral.
Otro elemento destacable de esta producción es el uso de la música. Piroz es gitano y muestra como para su cultura es un elemento fundamental a la hora de transmitir las emociones y los sentimientos, lo que hace que la película no llegue a ser un musical pero que se vea muy implicada en canciones, melodías y con un ritmo pegadizo que acompaña a toda la cinta.