Vitalista, enérgica y alegre son calificativos que sirven tanto para describir la personalidad de Maite Casademunt como sus diseños. Nuestra protagonista es la directora creativa y presidenta de Lola Casademunt, la firma de moda sofisticada y de vivos colores que, junto al animal print, son su imagen de marca. “El color y los estampados son clave en todas nuestras colecciones. Nos gusta optar por combinaciones de tonos enérgicos, que potencian la belleza natural de la mujer. Y siempre creamos estampados propios, que hablen por sí solos: tienen que provocar emociones en las personas que los visten”, asegura Maite, que en este reportaje se convierte en modelo de excepción de sus creaciones junto a Julia, la mediana de los tres hijos nacidos de su matrimonio con Fernando Espona, que también es parte de la compañía.
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Lola Casademunt nació hace cuatro décadas (en 1981) gracias a la iniciativa de una mujer que puso su nombre a una firma de adornos para el pelo, que creaba en el sótano de su casa, en Cardedeu (Barcelona). Hoy cuenta con trece tiendas propias en España, dieciséis corners en El Corte Inglés y está en plena expansión internacional. En 2018, Maite, la menor de los cuatro hijos de Lola, tomó las riendas de la empresa y de la dirección creativa y lanzó “Lola Casademunt by Maite”, su línea más personal y de pasarela. “Me inspiran todas las mujeres que tenemos alrededor. Por eso, siempre decimos que vestimos a mujeres punk (inconformistas, que les gusta romper cánones y tendencias), mujeres pretty (femeninas, coquetas y presumidas) y mujeres powerful (fuertes y que se sienten poderosas), tres actitudes que puede reunir una sola mujer, según el día y la ocasión”, nos comenta Maite, para la que es fundamental que “cada mujer se sienta única, fresca y diferente” con sus diseños.
Maite es directora creativa y presidenta de la firma de complementos que fundó su madre en el sótano de su casa en 1981, cuando, con cincuenta años, se quedó viuda con cuatro hijos
—¿Cómo está tu madre? Se sentirá muy orgullosa de ver cómo ha evolucionado la empresa que ella fundó.
—Mi madre se encuentra bien; está en un momento tranquilo y feliz. Y viendo cómo lo que ella creó tiene hoy mucha identidad y fundamentos, y que está ya implantado a nivel internacional. Además, seguimos implementando los valores que ella nos inculcó: la capacidad de trabajo, la tenacidad y la profesionalidad. Está muy muy orgullosa de ver que lo que hemos creado es mucho más de lo que nunca se pudo imaginar.
—¿Qué dijo Lola cuando le planteaste tu idea de lanzar una línea de moda diseñada por ti?
—Mi madre fue una gran empresaria con una mente muy estratégica, gran emprendedora y nunca le dieron miedo los retos. Así que le encantó la idea de que hiciéramos moda, ya que formaba parte de la evolución empresarial y natural de la compañía. Ella fue quien me contagió este amor por la moda.
—Y tú se lo has contagiado a tu hija Julia.
—A ella, como a mí, le apasiona la moda. Es también muy perfeccionista y le interesa todo lo que tenga que ver con la estética. Julia ha hecho sus estudios en Marketing y Relaciones Públicas, por lo que domina todo lo que tenga que ver con el contenido y esencia de los mensajes, tan importantes para explicar el story telling de las compañías.
“No he conocido a nadie como mi abuela, una trabajadora incansable. Hoy, con noventa y un años, nos sigue preguntando a qué hora la recogemos para ir a las oficinas”, cuenta Julia
—¿Trabaja también en la empresa o se está preparando para tomar el relevo el día de mañana?
—Actualmente vive en Madrid. Es independiente y hecha a sí misma; esto le viene de su abuela. De momento, ha querido volar sola para formarse, aprender y hacerse valer por sí misma. Lola Casademunt forma parte de ella y lo ha vivido siempre muy intensamente. Me da consejos y comentamos el día a día de la compañía
—Julia, ¿y tú qué tienes que decir al respecto? ¿Te ves como empresaria o más como diseñadora?
—Por ahora me quedo trabajando en Madrid, formándome y aprendiendo todo lo que pueda. En unos años, me gustaría hacer un MBA en Fashion Business fuera de España. Después de eso me gustaría volver a Barcelona, pero no me cierro puertas a nada. La verdad es que me veo cien por cien como empresaria y me gusta más la parte estratégica y de comunicación, creo que eso lo he sacado de mi padre. La parte más creativa y de diseño la tiene, sin duda, mi hermana Natalia, que, desde pequeña, dibuja vestidos en sus cuadernos. ¡Es una crack!
“Una líder en estado puro”
—¿Qué significa para ti formar parte de la familia Casademunt?
—¡Es una gran suerte! El hecho de haber crecido al lado de mujeres con tanta fuerza, tenacidad y pasión ha sido un gran ejemplo y la mejor escuela para mí. Cuando era niña no lo veía así, mi madre viajaba mucho, se pasaba el día trabajando y de un lado para otro. Pero cuando crecí, entendí que era el mejor regalo que me podía hacer. Ver desde pequeña cómo alguien a quien admiras le dedica tanto cariño y esfuerzo a un proyecto en el que cree ciegamente es todo un lujo.
—¿Cómo es tu relación con tu madre?
—Mi madre es mi gran referente. Es una líder en estado puro. Me encanta verla trabajar, es todo un espectáculo ver cómo va creando desde cero y, después, ver cómo ese boceto se convierte en realidad y desfila en las pasarelas. Estamos superunidas. Nos llamamos todos los días, me manda diseños y propuestas para que le dé mi opinión y al final es como si la tuviese al lado. Ella tiene una mentalidad superjoven y un poco canalla. ¡Muchas veces decimos que hasta más que yo! Nos entendemos con solo mirarnos.
“Me inspiran todas las mujeres que tenemos alrededor: inconformistas, presumidas y poderosas, tres actitudes que puede reunir una sola mujer, según el día y la ocasión”
—¿Qué es lo que más admiras de ella?
—Algo que me fascina de ella es que es un torbellino de energía positiva y alegría: es arrolladora. Sabe contagiar lo que siente y hacer que la gente se lo pase bien sea cual sea la situación.
—Y tu abuela Lola, ¿inspira a las nuevas generaciones de la familia?
—¡Por supuesto! Es una trabajadora incansable, no ha dejado de viajar hasta que ha tenido más de ochenta años, y no se trataba de necesidad, sino de amor por su trabajo. Hoy en día, con noventa y un años, nos sigue preguntando a diario cómo vamos, qué hacemos y a qué hora la recogemos para ir a las oficinas. No he conocido a nadie como ella. Es todo un ejemplo y una emprendedora nata, además de una gran madre y abuela.
“El hecho de haber crecido al lado de mujeres con tanta fuerza, tenacidad y pasión ha sido un gran ejemplo y la mejor escuela para mí”, declara la hija de la diseñadora