Ni las mejores películas románticas made in Hollywood podrían haber previsto un broche de oro más apoteósico para una historia de amor. La boda que soñaban en 2003 ha tardado casi veinte años en producirse y han vivido dos vidas por separado —matrimonios, hijos, parejas…—, pero el destino los volvió a unir en 2021 y ya están aquí, donde querían. Un mes después de su ‘sí, quiero’ en una ceremonia íntima en Las Vegas, el 16 de julio pasado, Jennifer López y Ben Affleck han celebrado una gran boda de tres días rodeados de sus familiares y amigos íntimos, en un lugar muy especial para ambos. La propiedad del actor en Hampton Island, en Georgia, donde, hace casi dos décadas, pensaban contraer matrimonio, se ha convertido ahora en el perfecto escenario de la celebración.
Para ti que te gusta
Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!
Para disfrutar de 8 contenidos gratis cada mes debes navegar registrado.
Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
Y, de nuevo aquí, la providencia jugó sus cartas. Affleck la compró en 2003, recién comprometido por primera vez con la diva del Bronx, la mantuvo durante su matrimonio con Jennifer Garner y cuando, en 2018, se hizo efectivo su divorcio, la puso a la venta, pero tras un tiempo la retiró del mercado y decidió que siguiera formando parte de su patrimonio inmobiliario.
La pareja cumple su sueño de casarse en el mismo lugar de película donde iban a celebrar su enlace hace veinte años, la finca de 33 hectáreas con una mansión de estilo colonial que el actor compró en 2003, en Hampton Island
Las celebraciones dieron comienzo el viernes 19 de agosto con una cena de bienvenida —que estuvo durante unas horas en el aire por la caída, esa misma mañana, de la madre del actor, Chris Anne Boldt, que recibió algunos puntos de sutura en la pierna, aunque todo quedó en un susto—, la ceremonia nupcial tuvo lugar el sábado y los novios organizaron un fin de fiesta con barbacoa y pícnic el domingo 21.
JLo llevó un vestido de corte sirena con una larga cola de volantes y un velo de varios metros, se pidió a todos los invitados que vistieran de blanco y los cinco hijos de la pareja —tres, de él, y dos, de ella— formaron el cortejo nupcial
Para este nuevo ‘sí, quiero’ la pareja no escatimó en gastos y detalles. Jennifer llevó un vestido de alta costura de Ralph Lauren de talle sirena, con escote en la espalda, larga cola de volantes y un velo de varios metros para caminar hasta el altar seguida de su cortejo nupcial, los cinco hijos de los novios . Violet, de dieciséis años; Seraphina, de trece, y Samuel, de once, nacidos de la unión de Ben con Jennifer Garner, y los mellizos de Max y Emme, de catorce, del matrimonio de JLo y Marc Anthony, fueron los otros grandes protagonistas del momento. Vestían de blanco, como el resto de invitados, según rezaba el dress code, entre los que se encontraban Matt Damon, uno de los mejores amigos del actor —y ganador del Oscar junto a él por el guion de El indomable Will Hunting—, y su mujer, la diseñadora de origen argentino Lucy Barroso, así como Kevin Smith y Jason Mewes, más conocidos como sus personajes Jay y Silent Bob, junto a sus respectivas parejas, y el coach de celebrities y guía espiritual Jay Shetty, que ofició la ceremonia, de cuarenta y cinco minutos, en la que los novios intercambiaron sus votos.
La madre del actor sufrió un accidente y tuvo que ser trasladada al hospital, aunque todo quedó en un susto y siguieron adelante con lo previsto: el viernes, la cena de bienvenida; el sábado, la boda, y el domingo, barbacoa y pícnic
Finalizada la misma, en un altar montado en los jardines alrededor de la mansión, la conocida como ‘Big House’, todos se trasladaron a otra de las zonas de la hacienda, la granja, donde tuvo lugar la celebración inspirada en el Hollywood clásico, y adornada con carteles de películas como Casablanca y Lo que el viento se llevó. Precisamente este último filme parece inspirar la mansión principal, una réplica de las casas típicas de las plantaciones sureñas de arroz y algodón que prosperaron en la isla durante los siglos XVIII y XIX, al estilo de Los doce robles.