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EXCLUSIVA. Jesulín de Ubrique nos cuenta la historia de Currupipi: ¿Qué fue de su tigre?

El torero recuerda cómo llegó su mascota y cuánto tiempo estuvo viviendo en Ambiciones. ‘Mis hijos flipan’, cuenta a ¡HOLA!


19 de agosto de 2022 - 16:01 CEST

Jesulín de Ubrique irrumpió en los años noventa, cuando le bautizaron como ‘el torero de las mujeres’ y las plazas terminaban inundadas de ropa interior de sus seguidoras más desatadas. Tal fue su popularidad en esa década que Jesulín terminó grabando un disco, con su mítico single Toda y versiones de Julio Iglesias y Marisol. El emblema de esos desenfrenados años noventa del torero fue la mítica finca que construyó en el término municipal de Prado del Rey (Cádiz), Ambiciones. Allí, llegó a convivir con su tigre, Currupipi, que se hizo tan popular como su dueño: no olvidemos que el felino dio nombre a una recopilación de música ‘makinera’.

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En su última entrevista a ¡HOLA!, donde celebra sus dos décadas de matrimonio con María José Campanario y el nacimiento de su tercer hijo, Jesulín nos cuenta cómo llegó a sus manos su peculiar mascota. “Me lo regaló, creo, el Circo Mundial, en el año noventa y cuatro. Fue en Bilbao, donde Bertín Osborne tenía que cantar y yo torear”, recuerda el diestro. “Vinieron al hotel Ercilla, donde estábamos los dos, y nos propusieron apadrinar dos tigres. Yo, en plan de coña, dije: “Me encantaría tener un tigrecito”, Al día siguiente, después de la corrida, vino este señor y me llevó uno”, continúa relatando.

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Su tigre, Currupipi, se hizo tan popular como su dueño en la década de los noventa.

Así fue cómo Currupipi llegó a Ambiciones. “Lo tuve seis años en el campo, con mis perros. Era más bueno…”, nos asegura el torero. “Lo tenía suelto. ¡Era un cachorrillo! Luego, cuando se hizo más grande, le hice unas instalaciones para él”, nos añade. A pesar de que el tigre creció y se convirtió en un imponente animal, Jesulín nunca sintió miedo de él. “No, no. Qué va… Tengo mis fotos con él jugando, bañándome en la piscina…”, cuenta entre risas.

En conversaciones con ¡HOLA!, el diestro nos apunta que María José Campanario no llegó a conocer a Currupipi. “No, porque a mi mujer la conocí en el 2001 y lo tuve hasta el año 2000”, nos explica. Por su parte, la odontóloga nos apostilla: “Me hubiese gustado, pero sólo le he visto en fotografías”. Por otro lado, Jesulín también nos cuenta cómo esta curiosa historia ha sorprendido a sus hijos: “Flipan”. Ellos y todo el mundo, claro.

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