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Hay quien, definitivamente, no cree en el romanticismo. Todo lo contrario de lo que le ocurre a Jennifer Lopez, a quien (tal y como ha dicho ella repetidamente y, en los últimos días, recordó su exmarido, Ojani Noa) le gusta vivir enamorada, le pese a quien le pese. Tras su luna de miel, Ben Affleck voló a Los Ángeles para rodar unas escenas de Aquaman y el reino perdido, película para la que vuelve a ponerse su traje de Batman. Por su parte, JLo permaneció en Europa, donde, entre otros compromisos, dio un concierto benéfico en Capri, organizado por Unicef, a favor de las víctimas de la guerra de Ucrania.
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Algunos interpretaron este hecho como una prueba irrefutable de que la separación entre ambos iba mucho más allá de lo físico, pero las imágenes que acompañan esta información demuestran que aquellos que auguraban una crisis no podían estar más equivocados. El reencuentro de la pareja del momento , en Santa Mónica (California), no ha podido ser más efusivo, cariñoso y familiar.
De hecho, más allá de esos besos de enamorados, que hablan por sí mismos, se pudo ver a la actriz y cantante muy cómplice y cariñosa con Samuel, el hijo menor de Ben Affleck y Jennifer Garner. Sin duda, la secuela del ‘Bennifer’ no ha hecho más que empezar y está garantizado el romanticismo a raudales.