Belén Esteban comienza a sonreír después de unos meses muy complicados. La colaboradora, de 48 años, sintió cómo su vida se paraba el pasado abril, cuando se fracturó la tibia y el peroné. Pero tras pasar por quirófano y someterse a una dura rehabilitación, ha llegado casi recuperada a sus vacaciones de verano y no puede estar más feliz. Está disfrutando de unos días de relax con su marido, Miguel Marcos. En estas imágenes vemos a la pareja dándose un romántico beso al atardecer en la piscina del hotel. Después, salieron a pasear cerca del mar y Belén aprovechó este momento tan idílico para proclamar su amor por el conductor de ambulancias. "Sin más, tú y yo".
- Belén Esteban hace público un nuevo problema de salud que desconocía su familia
La televisiva, que lleva 20 tornillos y dos placas en la pierna de 4,5 centímetros y un total de 55 puntos de cicatriz, sigue caminando con la ayuda de una muleta. Pasa tanto tiempo con ella que se ha convertido en su "mejor amiga" y ha decidido ponerla nombre, Loli. Sin duda, una broma que refleja que Belén no solo está mejor físicamente sino anímicamente. Cabe recordar que tras la caída que sufrió en Sálvame se vio afectada su salud mental. "Mi cabeza me ha fallado y estoy en tratamiento. A mí me han diagnosticado tristeza constante, pero ya estoy mejor", aseguró a finales de julio.
La colaboradora se ha sentido muy querida por sus familiares y amigos durante su convalecencia. Ha confesado que Miguel ha tenido mucha paciencia con ella y que su madre ha sido un apoyo fundamental. También ha sentido el cariño de su hija, que ya tiene 23 años. Hace unas semanas, la joven finalizó sus estudios de Comunicación y Marketing empresarial en el Birmingham Metropolitan College (BMet), de Londres, y Belén compartió una foto de Andrea con la tradicional toga y birrete. "Es lo que más quiero en mi vida, lo mejor que tengo, solo puedo dar gracias a Dios de la hija que tengo", aseguró la tertuliana emocionada.