Once upon a time …, en Castle Hill, un barrio de El Bronx, una niña soñaba con ser estrella de Hollywood. Sus padres, David López y Guadalupe Rodríguez —vigilante de seguridad de noche y maestra en una guardería— trataban de quitarle la idea de la cabeza: “Los latinos no tienen cabida en Hollywood”. Sin embargo, ella, soñadora empedernida, trabajadora y con talento, tuvo la determinación de salir de El Bronx y ser una estrella.
Hoy en día, cuando acaba de cumplir cincuenta y tres espectaculares años, cualquier cifra que se revele en torno a Jennifer López es estratosférica: un patrimonio neto aproximado de cuatrocientos millones de dólares (el de Ben Affleck es algo más “modesto”, ciento cincuenta millones de dólares); un caché de más de ochocientos mil dólares por actuación, aunque muchos apuntan al millón; más de doscientos millones de seguidores en redes sociales; setenta y cinco millones de discos vendidos en todo el mundo; primera actriz hispana en ganar un millón de dólares por una película, Selena, y un largo etcétera de abrumadoras cifras a la que se puede añadir su éxito como empresaria al frente de su firma, JLO Beauty, que acaba de sacar la línea JLO BODY .
Tras su boda, crece su leyenda e imperio: regresa a los escenarios y protagoniza la campaña más impactante como imagen de su propia firma de belleza
Para ejemplificar el poder de sus productos para tonificar el cuerpo, JLo (que mantiene su nombre para cuestiones artísticas, pero que en lo personal se ha decantado por un romántico Jennifer Affleck) ha posado elegantemente desnuda. Son estas unas fotografías que hablan por sí mismas del poder de sus cremas y del excelente momento por el que atraviesa.
‘Soy una romántica incurable’
A día de hoy, con un ‘sí quiero’ que se ha postergado veinte años, cualquier ser humano con un miligramo de romanticismo en las venas quiere que alguien lo mire como Ben Affleck mira a Jennifer López y viceversa. Si su boda secreta en Las Vegas alegró el espíritu de quienes siguen creyendo en el amor, su luna de miel —corramos un tupido velo por las imágenes de Ben Affleck dormido en un recorrido por el Sena— corroboraba que las segundas partes sí pueden ser buenas, muy buenas, rayando la excelencia.
La nueva pareja de oro de Hollywood, que se casó en Las Vegas el 16 de julio, veinte años después de enamorarse por primera vez, suma una fortuna estimada de más de quinientos cincuenta millones de dólares
Sin embargo, después de esta sobredosis de amor, llegó el momento de separarse. Ben Affleck regresó a Los Ángeles —donde se halla inmerso en el rodaje de Batman, y ella siguió trabajando en el Viejo Continente (su concierto en Capri, para UNICEF, fue un derroche de talento y estilo). No obstante, el hecho de que ya sean marido y mujer ha alterado positivamente algunas partes del binomio: se han convertido no solo en la pareja del momento, sino en la modern family hollywoodiense por excelencia. JLo vive con sus mellizos, Emme y Max, de catorce años, fruto de su matrimonio con su exmarido y buen amigo, Marc Anthony.
JLo es una de las artistas más influyentes del planeta, tiene 200 millones de seguidores, un caché por actuación de casi un millón de dólares y un emporio de firmas y productos de los que ella es el rostro… y el cuerpo
Por su parte, Ben Affleck está muy unido y convive tanto como puede con los tres hijos que tuvo durante su matrimonio con Jennifer Garner (la actriz ha sido un ejemplo de ex intachable que ha seguido cuidando al actor en sus horas más bajas). Por el momento, para hacer más grata su convivencia, la pareja ha invertido en una fabulosa mansión, de 10.000 metros cuadrados de parcela, con vistas al Bel-Air Country Club y a la ciudad de Los Ángeles, con un costo aproximado de cincuenta millones de dólares.
Esta residencia es un suma y sigue en el patrimonio inmobiliario de la “diva de El Bronx”, quien cuenta entre sus propiedades con la mansión en Miami que compró junto a su exprometido, Alex Rodríguez (no hay noticias sobre el acuerdo al que llegaron al respecto tras su separación), su rancho en Encino (California), su casa de los Hamptons y un apartamento de lujo, que vendió posteriormente por 15,5 millones de dólares, en el 432 de Park Avenue.
El patrimonio de Ben Affleck se calcula en ciento cincuenta millones de dólares, y se cree que en los dos anillos de compromiso que ha regalado a Jennifer (en 2002 y en 2022) se habría gastado más de siete
Por su parte, Ben Affleck, desde su separación, ha vivido en una casa valorada en 19 millones de dólares, de Pacific Palisades Riviera, tiene una espectacular propiedad cerca del parque de Yellowstone, en plena Naturaleza, y está vendiendo una mansión en Savannah (Georgia). Sin embargo, más allá de este bombardeo de cifras y propiedades, lo cierto es que JLo y Ben Affleck duplican su poder cuando están juntos… y regalan a sus fans una sorprendente historia de amor que supo esperar veinte años para el ‘sí quiero’. “Soy una romántica incurable y una persona apasionada cuando se trata del amor”, ha confesado en varias ocasiones la actriz y cantante (más de cuarenta películas y nueve discos la avalan).
El matrimonio habría encontrado, por fin, su hogar en Bel-Air, una espectacular mansión que perteneció a Danny de Vito, valorada en 60 millones de dólares
En esta línea han ido las últimas declaraciones, un tanto inoportunas, de Ojani Noa, su primer marido (a quien siguieron Chris Judd, Marc Anthony y ahora Ben Affleck): “A Jen le encanta estar enamorada, pero ha estado comprometida seis veces. Ben es el esposo número cuatro. Yo fui el esposo número uno y me dijo que yo era el amor de su vida. Cuando nos acostamos en nuestra noche de bodas, dijo que íbamos a estar juntos para siempre”.
Construida en 1936 por Paul Revere Williams, el arquitecto de las estrellas, cuenta con una parcela de 10.000 metros cuadrados, una residencia de casi dos mil, 10 dormitorios, 17 cuartos de baño, gimnasio, cine y hasta peluquería
Una historia de amor ‘made in Hollywood’
Lo que Ojani Noa no dice en sus desafortunadas palabras es que Jennifer y Ben Affleck interrumpieron abruptamente su amor en septiembre de 2003, cuando, según confesaron, se sintieron muy presionados por la atención mediática recibida, y emprendieron caminos separados. Él encontró el amor en brazos de otra Jennifer (Garner); ella, en brazos de su querido amigo Marc Anthony.
El matrimonio habría encontrado, por fin, su hogar en Bel-Air, una espectacular mansión que perteneció a Danny de Vito, valorada en 60 millones de dólares
Después, ella se separó, se comprometió con el exjugador de béisbol Alex Rodríguez —entre las cifras destacables en la vida y carrera de JLo cabe mencionar que ha recibido seis anillos de compromiso —, se separó de él… y regresó a los brazos de Ben Affleck. Una vuelta de tuerca, un giro del bumerán de su corazón que retornó al actor y, sin prisa, pero sin pausa, se convirtió ante los ojos atónitos del mundo en señora de Affleck, dueña del corazón del actor, pero también de su propio destino y carrera.
Ahora forman una gran familia con los mellizos de la cantante, nacidos de su unión con Marc Anthony, y los tres hijos que el actor tuvo con Jennifer Garner