La vida de Verónica Mengod ha cambiado de manera radical desde que en las décadas de los 80 y los 90 fue uno de los rostros más populares de la televisión. Debutó frente a las cámaras siendo una adolescente con El kiosko, programa infantil que encadenó con espacios de éxito como El precio justo o series como La casa de los líos y ¡Ala... Dina! Atrás ha quedado aquella etapa marcada por el ritmo frenético que exige la pequeña pantalla, ahora se ha reinventado, aunque sigue aceptando algunos retos interpretativos. Su día a día gira en torno a dos ejes principales: la pintura y su gran pasión, la numerosa familia que ha formado al lado del empresario Carlos Ortiz-Echagüe durante los 35 años que llevan casados. La faceta que le produce una felicidad plena nada tiene que ver con el mundo del espectáculo sino que es la de superabuela de seis preciosos nietos con los que ha posado en las páginas de ¡HOLA!
Para ti que te gusta
Lee 8 contenidos al mes solo con registrarte
Navega de forma ilimitada con nuestra oferta
1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
Para Verónica, que tiene 55 años, los pequeños de la casa son una auténtica vitamina y por eso le gusta dedicarles mucho tiempo. No solo disfruta jugando sin parar con sus nietos, sino que organiza muchos planes con ellos como meriendas una vez por semana en las que toman crepes o chocolate. La artista adora ejercer de anfitriona con su 'tribu', de la que forman parte sus hijos Alejandro y Claudia, con sus respectivas parejas, y Alejandra, fruto de una relación que su marido tuvo antes de conocerla y que tiene junto a Daniel Diges dos niños, Galileo y Eliot. Olivia (hija de Claudia) así como Sergio, Mario y Guille (hijos de Alejandro), completan esta bonita familia en la que todos se llevan de maravilla y componen un "núcleo lleno de buena energía".
La prioridad es estar con los suyos, pero Verónica también saca tiempo para pintar. Se trata de una afición que empezó a desarrollar de adolescente, cuando incluso ganó algún concurso, pero que dejó aparcada por la televisión. Fue durante la crisis sanitaria cuando volvió a 'enamorarse' de esa sensación de ponerse frente a un lienzo en blanco y transformarlo. Se apuntó a clases cerca de su domicilio y poco a poco volvió a sumergirse en ese universo artístico. Comenzó regalando cuadros a sus hijos y poco a poco fueron haciéndole más y más encargos. La acogida no ha podido ser más positiva tal y como quedó demostrado en su última exposición en el Museo del Ferrocarril de Madrid, donde vendió todo. Ahora está centrada en seguir creando para mostrar su obra en otoño en el palacio de Fernán Núñez.
La interpretación, aunque algo más alejada, también sigue teniendo cabida en su vida. La hija del célebre compositor Julio Mengod ha estado rodando recientemente Delfines de plata. Se ha puesto a las órdenes de Javier Elorrieta para esta película que aborda el terrorismo. En este momento, Verónica considera que no encaja en la televisión actual, y aunque recibe propuestas, tiene claro que solo aceptará proyectos en los que cree tal y como ha hecho hasta ahora. También sigue sumando proyectos en la moda y conquistando pasarelas como la Mercedes Benz Fashion Week Madrid Autumn/Winter 2020-21, cuando desfiló junto a amigas como Elsa Anka o Remedios Cervantes.