Un verano más, Michael Douglas y Catherine Zeta-Jones han puesto rumbo a la Riviera francesa para pasar unos días en familia. Han estado en Niza y en Cannes, donde asistieron, con los dos hijos que tienen en común, —Dylan, de veintiún años, y Carys, de diecinueve—, a la boda de la hija del magnate canadiense de la Fórmula 1 Lawrence Stroll, llamada Chloe, con el snowboarder profesional Scotty James, cuya celebración tuvo lugar a bordo de uno de los yates más impresionantes que ha navegado en las últimas semanas por la Costa Azul, el ‘Faith’, propiedad del padre de la novia.
Se trata de una embarcación de noventa y siete metros de eslora, valorada en doscientos millones de euros, que cuenta con todo tipo de comodidades, un helipuerto y spa. Hasta él llegaron los invitados, entre los que también se encontraban el diseñador Tommy Hilfiger y su mujer, Dee Ocleppo.