“Las mujeres tenemos que ser uno más a bordo. Así de categórica se muestra Natalia Díaz en los pantalanes del Real Club Náutico de Palma, donde se celebra la 40 Copa del Rey MAPFRE, una de las competiciones más prestigiosas del deporte de la vela. Es suboficial de la Armada y navega a bordo del Aifos500 junto al Rey. Ocupa la posición de proa y reconoce que no siempre es fácil: “Hay mujeres que son igual de fuertes que los hombres. Yo ocupo la posición de proa y soy muy ágil y ligera, lo que es una ventaja para este puesto, y donde no llego por fuerza siempre habrá una mano amiga”.
Para ti que te gusta
Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!
Para disfrutar de 8 contenidos gratis cada mes debes navegar registrado.
Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
Minutos antes, estaba subida a más de 15 metros de altura, colgada de un arnés, para hacer unos ajustes en el mástil del barco real. Su hija de dos años la contemplaba mientras desde el pantalán, pero sin expresión de sorpresa. Es normal que mamá esté subida a lo alto de un palo. Sin embargo, aún no es tan normal. En la 40 Copa del Rey MAPFRE, de un millar de regatistas, sólo el 13% son mujeres. Hay avances, eso sí. Por ejemplo, este año una de las clases es la Mallorca Sotheby’s Women’s Cup, la clase con tripulación exclusiva femenina, que se estrenó en 2019.
¡Todo listo! La Copa del Rey MAPFRE de vela echa a andar a la espera de Don Felipe
“Con la maternidad es difícil porque nos vemos obligadas a hacer un pequeño parón, relata Natalia Díaz. "Yo he tenido la suerte de que mi hija nació durante el lockdown, por tanto no me perdí ninguna regata porque todo se paró”. Tiene la suerte de que un año antes de la pandemia en la Armada se introdujeron importantes mejoras para la conciliación familiar. Entre ellas, se garantizan una serie de derechos y permisos para el cuidado de los niños cuando los dos progenitores son militares.
Porque el marido de Natalia también trabaja para las Fuerzas Armadas. Ahora mismo está en una misión desplegada en Mali. “He tenido que venir a Mallorca con mi hija, y me he traído a mi hermano para que esté con ella mientras yo regateo… nos apañamos haciendo malabarismos”, reconoce la suboficial, quién está destinada al destacamento militar de la isla de Alborán. “Es muy peculiar porque sólo somos once. Estamos 21 días en la isla y 21 días en casa, nos vamos turnando”, comenta.
Natalia Díaz lleva 24 años en la Armada y 15 a bordo del Aifos500. Empezó a navegar gracias a la Comisión de Regatas y enseguida le enganchó. Reconoce que “al principio navegar con Don Felipe imponía, entonces era príncipe, pero él es uno más a bordo y el objetivo es hacerlo lo mejor posible y fusionarnos como equipo. Él lo facilita mucho porque es muy colaborativo”.
Si la inclusión de las mujeres en Defensa está muy normalizada, en la vela aún hay trabajo por delante en el camino hacia la igualdad. La bimedallista olímpica Natalia Vía-Dufresne coincide. “Ellos nos llevan muchos años de ventaja y por tanto tienen más experiencia. Entre un hombre o una mujer, el armador normalmente le elige a él por este plus de experiencia que tiene, y ante la maternidad somos nosotras las que aún nos ocupamos de los cuidados”.
La laureada regatista lo ha vivido en casa, ya que su marido es regatista profesional. “Intentamos compaginar calendarios, pero él está más fuera de casa que yo porque está en un equipo profesional”. Con dos medallas de plata a las espaldas, Vía- Dufresne confiesa que no puede vivir de la vela profesional y reivindica igualdad de oportunidades: “Algunas posiciones en el barco son muy físicas, pero en una tripulación de 13 regatistas la mitad de los puestos no requieren tanta fuerza y las podrían ocupar mujeres, cosa que aún no está pasando”.
Para las nuevas generaciones el punto de vista es algo distinto, conscientes de que Natalia Vía-Dufresne o la doble campeona olímpica Theresa Zabell han abierto el camino. La mallorquina Neus Ballester, de 18 años, se estrena en la 40 Copa del Rey MAPFRE y ve la clase femenina como una oportunidad para “demostrar lo que las mujeres somos capaces de hacer”.
El rey Felipe ya ha llegado a Mallorca, donde están desde hace días su madre y hermanas
Es una joven promesa de la vela española. Acaba de empezar en la clase olímpica 470, tras proclamarse campeona del mundo juvenil en 420. Y encima es hija de Pepote Ballester, campeón olímpico en los Juegos de Atlanta'96 en la clase Tornado, y de la campeona mundial Núria Bover. Pero no hay presión por ser ‘hija de’. Las mujeres, eso sí, presionan por agrandar su hueco en la vela.