Penélope Cruz vive un momento dulce: acaba de recibir la noticia de su presencia, por partida doble, en el Festival de Venecia, donde ya hizo historia el año pasado al ganar la Copa Volpi por Madres paralelas. Dos de las películas que interpreta, L’immensità y En los márgenes, acuden, respectivamente, a la sección oficial y a Horizontes, la competición de la muestra para talentos emergentes. Su ya larga conexión con Italia se completa con el rodaje de Ferrari, que está rodeado de secretismo y donde podremos verla junto a Adam Driver (La casa Gucci) en el papel de Laura Ferrari, la esposa del magnate del automovilismo.
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Si hace unos meses veíamos al compañero de reparto de Penélope dando vida a Maurizio Gucci en La casa Gucci, ahora se pondrá en la piel de Enzo Ferrari, el fundador de la escudería automovilística que hoy triunfa en todos los circuitos de Fórmula 1. Pero es curioso lo mucho que se parecen dos de los últimos papeles que interpreta: si en la cinta junto a Lady Gaga encarnaba a un magnate italiano de la moda, cuya relación matrimonial hacía aguas (y acabó trágicamente, como sabemos, con su asesinato a manos de un sicario contratado por su exmujer), en Ferrari es el poderoso empresario de carreras también con una vida sentimental de lo más convulsa.
Enzo y Laura: un matrimonio marcado por la tragedia y por un triángulo amoroso
Laura y Enzo Ferrari se conocieron muy jóvenes y se casaron en 1923. Tardaron nueve años en ser padres de su único hijo, Dino, pero la alegría duró poco: al pequeño le diagnosticaron distrofia muscular y falleció en 1956, a los 24 años de edad. La historia de la película arranca justo después de esta trágica muerte, que hizo que Enzo visitara cada mañana la tumba de su hijo antes de ir a trabajar con sus, desde entonces, inseparables gafas oscuras, y que Laura nunca lo superara. Estamos en el verano de 1957 y el matrimonio es una pantomima. De hecho, el magnate vivía una historia de amor desde principios de los años 40 con Lina Lardi, su secretaria, con quien en 1945 tendría a su segundo hijo, Piero. El año en el que comienza la película se celebra la Mille Miglia, una larga y ardua competición automovilística urbana que concitaba mucha expectación. Los coches de carreras comenzaban a ser tan rápidos como peligrosos, y el Ferrari que conducía el piloto y aristócrata español Alfonso de Portago (interpretado por el brasileño Gabriel Leone) se estrelló contra el público. Murieron él, su copiloto y varios espectadores. Aquello supuso un antes y un después en la vida de Enzo. La Mile Miglia dejó de celebrarse para siempre.
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Todo esto es lo que podremos ver en la película, en la que Michael Mann (Collateral) dirige a Penélope en un proyecto tan ambicioso como difícil de llevar a cabo: ha estado mucho tiempo pasando de unas manos a otras pero, por fin, nuestra actriz más internacional vuelve a desplegar su talento en enclaves tan espectaculares como Módena y la Emilia-Romagna.
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Laura y su mala relación con la familia Ferrari
A pesar de llevar una doble vida, Enzo nunca se divorció de Laura (era ilegal por entonces) y esperó a que muriera para casarse con Lardi, a quien interpreta Shailene Woodley (Big Little Lies). La película nos muestra esa doble vida del dueño de la escudería, dividido entre sus obligaciones como esposo, en un matrimonio que detestaba, con Laura en permanente conflicto con su suegra y con Lina, madre de un hijo ilegítimo. Y todo ello, en medio de la catástrofe de la Mille Miglia. Se avecina uno de esos peliculones que huelen a nuevo éxito.