Profesionales y aficionados del automovilismo viven este jueves un amargo adiós. Sebastian Vettel, el cuatro veces campeón del mundial y personaje referente en el motor, ha decidido retirarse de manera definitiva del mundo de la competición. Eran muchas las señales que parecían indicar que la estrella alemana iba perdiendo poco a poco su pasión por este deporte. Entre estos factores se encuentra su involucración con las causas ecologistas, una filosofía que no parece encajar del todo con la que hasta hoy ha sido su profesión, e, incluso, en la última reunión de pilotos celebrada en Austria, abandonó la velada sin dar ningún tipo de explicación. Pero, sin ninguna duda, ha sido su faceta personal la que ha tenido un mayor peso a la hora de tomar esta decisión, ya que como él mismo ha explicado en el sentimental vídeo en el que ha comunicado su marcha, su principal meta a partir de ahora es estar junto a sus seres queridos.
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"Ser piloto nunca ha sido mi única identidad. Creo que la identidad es quién somos y cómo tratamos a los demás en lugar de lo que hacemos. ¿Quién soy yo? Soy Sebastián, padre de tres niños y marido de una mujer maravillosa. Mis objetivos han cambiado de ganar carreras y luchar por campeonatos a ver mis hijos crecer y transmitir valores, ayudarles cuando se caen, escucharles cuando lo necesiten, no tener que decirles adiós, y, lo más importante, aprender de ellos y dejar que me inspiren", ha sido la declaración de intenciones con la que Seb, como se le conoce en su círculo más cercano, ha expresado sus sentimientos y sus planes de futuro mucho más hogareños.
El piloto pasó por el altar con Hannah Prater, también de raíces germanas, en el año 2019. Sin embargo, los orígenes de su historia de amor se remontan a su adolescencia, ya que se conocieron en la época del instituto. Al poco tiempo de comenzar su noviazgo, la carrera profesional del deportista empezó a despegar y se verían obligados a llevar una relación a distancia por ello. Sin embargo, nada pudo apagar los sentimientos que ambos sentían, y, en 2010, la mujer decidió mudarse a la residencia que Sebastian posee en Suiza para construir así una vida en común. A partir de entonces, han sido inseparables y es de lo más habitual verla en las gradas mandando todo su ánimo y cariño a su esposo. Todo ello desde la máxima discreción, ya que siempre ha preferido ceder el protagonismo a su marido y quedar ella en un reservado segundo plano.
De la misma manera, se sabe que Hannah es graduada en diseño y tiene su propia empresa en este sector. Toda una vida juntos en la que le ha dado tiempo a formar una sólida familia numerosa, puesto que, en estos años de romance han dado la bienvenida al mundo a tres niños: Emily (8), Matilda (6), nacidas antes de contraer matrimonio, y el benjamín de la casa, un niño cuyo nombre no ha trascendido a la esfera pública, (3). A partir de ahora, ellos serán los afortunados de disfrutar a tiempo completo de su devoto padre.