Tras darse el ‘sí, quiero’ el viernes 8 en el Monasterio de Santa María de El Puig, a las afueras de Valencia, Teresa Andrés Gonzalvo e Ignacio Ayllón no quisieron que nada faltara en la celebración posterior. De hecho, en la finca La Cartuja de Ara Christi, los novios habilitaron la tradicional pista de baile, pero también contaron con un fotomatón trescientos sesenta y un confesionario, donde los invitados pudieron grabarse vídeos a los novios. Además, contrataron a tatuadores para dar la opción de hacerse un recuerdo permanente.
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Por supuesto, Teresa e Ignacio no pudieron resistirse a decorar la piel en la gran noche de sus vidas y, a altas horas de la madrugada, se hicieron el mismo dibujo en la planta del pie: “Un corazón, pero no uno al uso”. “Es un símbolo de ‘menor qué’ y el número tres –se refiere a <3”–, revela a ¡HOLA! la influencer , que se mostró mucho más decidida a tatuarse que su ya marido. “Es que yo tengo fobia fobia a las agujas”, nos expresa él. “Le dije a Ignacio que me lo iba a hacer y, que si él se lo quería hacer también, fenomenal”, nos continúa contando Teresa.
Finalmente, el profesor se armó de valor y terminó poniéndose en manos de los profesionales de Inkpulso. “Pensé: ‘Si no me lo hago ahora, que es mi boda…”, nos desliza Ignacio, antes de relatar la escena cómica que se produjo a continuación: “Me tuve que poner un palito en la boca… Terminé gritando y la gente abanicando…”. Por su parte, la influencer, que es socia de un centro de medicina estética, añade entre risas: “Tenemos un vídeo grabado y fueron cuarenta segundos. Las auxiliares de mi clínica le terminaron dando agua a Ignacio”.
En conversaciones con ¡HOLA!, Ignacio nos recuerda que ambos ya se tatuaron un siete en número romano cuando celebraron su primera década juntos. Se trata de una original forma de recordar para siempre el día de su primera cita, el siete de diciembre de 2020. “Cuando hicimos diez años de novios, Teresa me pidió que me tatuara y, aunque al principio no quería, lo terminé haciendo por ella. En la boda, pasó lo mismo”, nos cuenta el profesor.
En su boda, Teresa e Ignacio no fueron los únicos que se pusieron en manos de los tatuadores, ya que hubo varios invitados que se sumaron a la propuesta. Entre otros, María Pombo, María García de Jaime, Tomás Páramo y Alba Paul Ferrer, exmujer de Dulceida. Por ejemplo, el marido de María García de Jaime se grabó en su piel el siguiente dibujo: las manos de Dios agarrando las suyas propias. Por su parte, Alba se tatuó una estrella. Son detalles con los que todos ellos siempre podrán recordar el enlace soñado de sus amigos Teresa e Ignacio.