Su historia de amor comenzó el 7 de octubre de 2010, cuando Teresa Andrés Gonzalvo conoció a Ignacio Ayllón en un encuentro entre colegios por la Misa de Pascua. Aun así, no fue hasta casi dos meses después, el 7 de diciembre, cuando tuvo lugar la primera cita entre ellos. A lo largo de estos once años y medio, la influencer ha podido comprobar cómo ambos estaban predestinados para estar juntos. Nada le ha hecho dudar a Teresa de que lo más importante en su vida es Ignacio. Ni siquiera el hecho de haberse convertido en una de las chicas más seguidas de las redes —con 740.000 seguidores— o iniciar una nueva faceta de empresaria como socia de la clínica estética Enea. El éxito para ella es que su ya marido le siga escribiendo románticos mensajes el día 7 de cada mes y seguir así celebrando el inicio de su relación.
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Pero, ahora, la pareja tiene una nueva fecha más especial, ya que el pasado viernes 8 de julio aconteció su boda. El enlace religioso tuvo lugar en el monasterio de El Puig de Santa María, a las afueras de la Valencia, la ciudad en la que Teresa nació hace veintiocho años. En las puertas de este histórico edificio del siglo XVII —levantado sobre una antigua iglesia que mandó construir Jaime I, ‘El Conquistador’, durante la Reconquista—, Ignacio se encargó de recibir a los casi doscientos invitados. Entre ellos, muchas de las influencers más seguidas de nuestro país, que fueron aplaudidas por más de cien personas que se agolparon frente al templo.
Marta Lozano, muy elegante, tuvo una acalorada acogida al llegar con el odontólogo Lorenzo Remohi, con quien se casó a finales de mayo. Tanto ella como Dulceida, que coincidió allí con su exmujer, Alba Paul Ferrer, no dudaron en acercarse a los curiosos para tomarse selfies. Lo mismo hizo María Pombo, que recibió otra cariñosa ovación en cuanto irrumpió acompañada por su marido, Pablo Castellano, y el matrimonio formado por María García de Jaime y Tomás Páramo. Poco después, se presentó su hermana Marta Pombo, ya en su sexto mes de embarazo. “Salgo de cuentas en octubre”, nos dijo junto a su pareja, el dentista Luis Zamalloa. Por su parte, Laura Escanes, sin Risto Mejide, acudió con Anna Ferrer, la hija de Paz Padilla. Otros influencers invitados fueron la siempre elegante Natalia Coll, que fue con su marido, Adrián González —hijo del futbolista Michel—; Carla Hinojosa; María Fernández-Rubíes; Gotzon Mantuliz, y Ángela Rozas, más conocida como Madame de Rosa, que llegó con el argentino Andy McDougall, exmarido de Pelayo Díaz. Tampoco faltó el cantante Dani Oviedo, pero sí se ausentó su hermano Jesús, con quien forma el dúo Gemeliers.
Lágrimas y más lágrimas
A las seis y media, el novio entró al templo mientras el octeto de cuerda Dacapo interpretaba May It Be, que Enya compuso para la saga cinematográfica de El señor de los anillos. Pocos minutos después, Teresa llegó en un Mercedes 220 S de finales de los cincuenta. En ese momento, ella rompió a llorar mientras se santiguaba. A su lado, su hermano mellizo, Toño, que ejerció el papel de padrino.
La boda de Teresa se convirtió en una cumbre de influencers de moda, encabezada por María Pombo, Dulceida y Marta Lozano, que se casó hace un mes y medio
La novia deslumbró con el primero de los tres trajes nupciales que ella misma ideó con Navascués para la ocasión. Elaborado en crepé de seda natural, contaba con una cola de cuatro metros y tenía dos referencias: un diseño que Lady Di lució en julio de 1990 y sus raíces falleras. La influencer combinó el vestido con unos pendientes de Sardinero —de oro blanco y diamantes naturales— y un velo centenario de encaje que le prestaron sus amigos de Antigüedades Me Encanta, un anticuario de Valencia.
Nada más verla aparecer, Ignacio mostró aún más su desbordante felicidad. En su lugar, la novia no conseguía controlar las lágrimas de alegría. Ambos continuaron llorando gran parte de la ceremonia, que fue oficiada por el padre Jaime Sepulcre Semper, antiguo director del colegio del novio. Lo mismo ocurrió con Marta Lozano cuando se dispuso a leer en la ceremonia. De hecho, la influencer, que fue una de los 19 testigos de la boda, estaba tan emocionada que tuvo que decirse ‘ya’ en voz alta para poder seguir. Otro de los momentos más especiales se produjo con la velación, una tradición que Teresa e Ignacio quisieron rescatar. Ambos se cubrieron con el velo de encaje que Eugenia de Montijo usó en su enlace con el emperador Napoleón III, celebrado en 1853, en la iglesia Notre Dame, de París. No fue el único detalle royal, puesto que las alianzas se portaron sobre un pañuelo de la reina María Cristina de Habsburgo, madre de Alfonso XIII. Además, las arras reposaron sobre un pañuelo que perteneció a Napoleón Bonaparte. Estas piezas históricas también fueron prestadas por los anticuarios valencianos ya citados.
Teresa nos dice quiénes fueron los invitados más animados: “Marta Lozano, Gotzon Mantuliz, Tomás Páramo, María García de Jaime, Laura Escanes, con joyas de Rabat, María Pombo… Todos lo han dado todo”
Tras una hora de ceremonia religiosa, Teresa e Ignacio abandonaron el templo mientras sonaba la melodía de All You Need Is Love, de The Beatles. A continuación, tanto los novios como los invitados se dirigieron a La Cartuja de Ara Christi, un antiguo monasterio cartujo del siglo XVII. Allí, todos ellos fueron recibidos con una ‘mascletá’ nupcial y una tradicional charanga. El cóctel estuvo compuesto, entre otros platos, por terrinas de ‘foie’ con chutney de mango, tartar de vacuno, ‘macarons’ de bonito ahumado y encurtidos, canelón de pato y ‘foie’ con bechamel de setas y trufa. También hubo jamón cinco jotas y una amplia variedad de productos italianos. Mientras tanto, La Repera, el nuevo grupo de Jaime Terrón, que se hizo popular con Melocos, animaba la velada con Víctor Elías. El joven actor, que se hizo popular interpretando al inolvidable Guille de la serie Los Serrano, ahora está volcado en su faceta musical.
Fotomatón y tatuajes
Alrededor de las nueve, Teresa desveló su segundo vestido de novia , también confeccionado por Navascués, pero mucho más arriesgado. Lo hizo antes de servirse la cena, compuesta por una crema de la huerta al hinojo con lascas de bacalao y solomillo a la sal con virutas de puerro frito y puré de patata trufado. De postre, torrija de horchata con helado de leche merengada y caprese de fresa y coulant de chocolate en coulise de aguacate y plátano, con helado de vainilla. Finalizado el banquete, Teresa quiso repartir los ramos de novias, entre sus madres, sus abuelas y tías. También guardó varios para tres amigas y Bruno Fabra, su representante.
Además de tres vestidos, la novia lució un velo de Eugenia de Montijo, entre otros guiños royal, como un pañuelo de la Reina regente María Cristina y otro de Napoleón Bonaparte
En ese momento de la noche, comenzó la fiesta. Para su primer baile de casados, la influencer y el profesor eligieron Coldplay y su clásico Fix You, que también sonó en la iglesia. No obstante, la noche no tardó en animarse en cuanto apareció el artista dominicano Henry Méndez, que repasó sus grandes éxitos, como Rayos de sol, La mano arriba y Mi reina. Dani Oviedo también cantó Un millón a los novios. La fiesta continuó con los DJ Joao Riveiro y Michenlo, hasta las cinco y media de la madrugada. Teresa e Ignacio no pararon de bailar en ningún momento, salvo cuando visitaron al equipo de tatuadores Inkpulso y se grabaron un corazón en el pie. Otros que se animaron a tatuarse fueron María Pombo, María García de Jaime y Tomás Páramo. En la finca, también se habilitó un fotomatón y un confesionario, una original propuesta con la que los invitados pudieron grabar vídeos para los contrayentes. Además de los distintos fuegos artificiales, Teresa e Ignacio obsequiaron a sus seres queridos con sandalias y perfumes y labiales de Dior, firma que maquilló a la novia. Todo ello estuvo perfectamente organizado por la wedding planner Lorena Oliver, de Las bodas de Araventum, que ya se encargó de varios enlaces dentro de la familia Colonques, entre otros.
Hablamos con los novios
Su romántica boda no fue la única cita con la que Teresa e Ignacio festejaron su unión con sus familiares y amigos, ya que organizaron una fiesta el día anterior y otro almuerzo el sábado nueve. Tras este intenso y emocionante fin de semana, la influencer y su ya marido compartieron con ¡HOLA! las impresiones de la celebración. “Estoy en una auténtica nube. Flipando”, nos confesó ella. “Todo salió perfecto. Además, ver la cara de ilusión y de felicidad de Teresa hizo que todo fuese mágico. Estoy seguro de que no voy a tener un día más feliz en mi vida”, apostilló Ignacio.
—¿Vuestra boda ha sido como soñabais?
TERESA.—Muchísimo mejor. Jamás pensé que saldría todo tan bien. Después de los fuegos artificiales, estábamos como en Disney (ríe). Además, la boda tenía un sello nuestro, como la decoración…
IGNACIO.—Cuando lo vimos todo, al estilo italiano, como de la Toscana, me quedé en shock. De sorpresa, nos pusieron la canción Será por qué te amo, que es muy de Teresa y mía, con fuegos artificiales de fondo… Fue increíble.
—Luego, cantó Víctor Elías, de Los Serrano.
T.—Sí, fue una sorpresa para mí. ¡Veo Los Serrano a día de hoy! Por eso, cuando vi a Guille y empezó a cantar Uno más uno son siete con el grupo La Repera…, casi me da algo.
“He sido una novia superentregada. Solo quería que Ignacio estuviera feliz y también nuestra gente. Luego, me vi espectacular, aunque esté mal que lo diga. Con el primero vestido, inspirado en Lady Di, me sentí muy especial”
—Teresa, ¿cómo te has visto de novia?
—Creo que he sido una novia superentregada. Lo único que quería es que Ignacio estuviera feliz y también nuestra gente. Luego, con el vestido, me vi espectacular, aunque esté mal que lo diga. Los tres vestidos me fliparon, pero yo me sentí muy especial con el primero.
—Es el que estaba inspirado en Diana de Gales.
—Sí, el cuello y las hombreras estaban inspirados en un vestido que llevó ella. Luego, le puse un corpiño de fallera, como referencia a mis raíces.
—De Valencia a El Puig se tardan treinta minutos en coche. ¿Qué pensabas durante el camino?
—Como soy supercreyente, rezaba todo el rato para pedir un matrimonio feliz. —Se emociona y se le entrecorta la voz—. Que nuestro matrimonio fuese para siempre. Que vivamos una familia muy familia, que sigamos como hasta ahora y que nos guíe siempre Dios. No podía parar de llorar todo el rato. Hubo un momento en el que llamé a la wedding planner para preguntarle si Ignacio estaba guapo y me contestó: “Está espectacular”. Ahí me emocioné muchísimo.
—En la ceremonia también lloraste mucho.
T.—¿En qué momento no lloré? ¡Estuve a lágrima viva! (ríe). Me van a llamar la llorona (ríe). Me emocionaba casarme ante Dios. Pese a todo, no creía que fuese a llorar tanto.
I.—Yo pensaba que lloraría más.
—Pues, Ignacio, no te has quedado atrás…
I.—No paré de llorar, pero pensaba que no iba a poder ni leer ni dar los votos.
T.—Yo me lo sabía de memoria… ¡Mi cabeza soñaba con eso!
—Tanto en la iglesia como en el baile sonó Fix You, de Coldplay. ¿Por qué es tan especial?
—Bueno, llamarlo baile… No teníamos nada preparado. Simplemente, vivimos la canción. Siempre nos ha gustado Coldplay y nos han acompañado sus canciones. En diciembre, cuando hicimos once años de novios, nos regalamos lo mismo: ¡entradas para ver a Coldplay! Entonces, empezamos nuestro viaje de novios yendo a verlos a París y lo terminamos en Londres, con otro concierto de Coldplay.
“Cuando llegamos a casa el sábado, no podíamos dormir, así que nos pusimos a ver el vídeo en la página web de ¡HOLA! No sabéis la de veces que lloré”, nos confiesa Teresa
—En la boda habéis bailado sin parar, pero también os habéis tatuado…
T.—Sí, una especie de corazón. Pero no uno al uso. Es un símbolo de ‘menor que’ y el número tres.
I.—¡Tengo fobia a las agujas! Cuando hicimos diez años de novios, Teresa me pidió que me tatuara. Al principio, no quería, pero lo terminé haciendo por ella. En la boda, pasó lo mismo.
T.—Le dije que me quería hacer un tatuaje y que si él se lo quería hacer, fenomenal.
I.—Al final, me animé. Pero me tuve que poner un palito en la boca… Yo gritando mientras la gente me abanicaba…
T.—Hasta las auxiliares de mi clínica, dándole agua a Ignacio… (ríe). Pero lo grabamos y solo fueron cuarenta segundos.
—¿Quién ha sido el invitado más animado?
T.—Es muy difícil elegir, porque todos estuvieron superanimados. Pero Marta Lozano, Gotzon Mantuliz, Tomás Páramo y María García de Jaime, Laura Escanes María Pombo lo dieron todo. En general, todos lo dieron todo.
Los mejores recuerdos
—¿Cuál ha sido el momento más especial de toda la boda?
T.—Es tan difícil… Pero me quedaría con lo que es lo especial, lo que es la ceremonia.
I.—Me quedo con la entrada de Teresa, que tenía claro que era lo más fuerte que viviría jamás.
T.—Cuando entré, solo buscaba la cara de Ignacio. Te juro que solo lo buscaba a él… —Se emociona y se le rompe la voz—. ¡Me voy a poner a llorar otra vez! No me acuerdo de nada, solo me acuerdo de ver a Ignacio.
—Lo podéis ver en ¡HOLA!, que está grabada la retransmisión.
—Cuando llegamos a casa el sábado, no me podía dormir de la emoción. Tampoco Ignacio, así que nos pusimos a ver el vídeo en vuestra página web… No sabes la de veces que lloré. Era como revivir la boda. Independientemente de todo lo que supone este vídeo, es un recuerdo para toda la vida y el poder acercar nuestros amor a la gente… es muy especial. Y todo gracias a ¡HOLA! Siempre estaré superagradecida a vosotros.
—¿Sabes el número de seguidores ganados durante tu boda?
—Hace dos semanas, tenía setecientos mil. Esta última semana he subido treinta mil seguidores y ahora estoy casi en setecientos cuarenta mil.
—Antes nos contabais que empezaréis y terminaréis vuestra luna de miel con conciertos de Coldplay. Pero ¿cuál será el destino?
—Preferimos no desvelarlo todavía. Haremos un viaje exótico y con mucha naturaleza.
—¿Está en vuestros planes ampliar la familia?
T.—(Ríe) Vendrá cuando Dios quiera. Estamos abiertos.
I.—¡Todavía ni hemos hablado! (Ríe)