La multimillonaria de origen brasileño Lily Safra, viuda del banquero Edmond Safra, ha fallecido en Ginebra (Suiza) a la edad de 87 años, según anunció en un comunicado la fundación que ella presidía, Edmond J. Safra. La filántropa y coleccionista de arte disfrutó de una vida digna de un guión de cine. Estuvo casada cuatro veces y poseía una fortuna de más de 1300 millones de euros, una cifra que la situaba ente las mujeres más ricas del mundo segun la lista Forbes.
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Lily Safra nació en Porto Alegre, Brasil, pero debido al trabajo de su padre como ingeniero ferrovirario su familia emigró a Montevideo (Uruguay). Allí pasó parte de su adolescencia y juventud y conoció al que sería su primer marido, el empresario argentino Mario Cohen, dueño de una empresa textil, con quien se casó a los 19 años y tuvo tres hijos: Adriana, Eduardo y Claudio. Su matrimonio apenas duró ocho años y pronto conocería al empresario brasileño Freddy Monteverde, su segundo marido y con quien contrajo matrimonio en 1965. Durante su unión la pareja adoptó un hijo, pero su historia de amor tuvo un desenlace fatal a causa de la trágica muerte de Freddy en 1969, a quien encontraron muerto en una habitación de hotel con varios disparos en el corazón. La autopsia determinó que se trataba de un suicidio.
Con apenas 35 años Lily se quedó viuda, pero recibió una herencia 230 millones de euros con la que decidió mudarse a Reino Unido. Allí buscó un asesor financiero para preservar su fortuna y entonces conoció a uno de los banqueros más prestigiosos de Brasil, Edmond Safra, que con los años se convertiría en su cuarto esposo. Previamente estuvo casada con el empresario inglés Samuel Bendahan, con quien selló su amor con una boda en Acapulco en 1972, pero su matrimonio se disolvió legalmente un año después, aunque ya llevaban diez meses separados.
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El verdadero gran amor de Lily fue Edmond Safra, con quien pronunció el sí, quiero en 1976 y vivieron más de dos décadas de feliz matrimonio. Una felicidad que lamentablemente se vio truncada por el inesperado fallecimiento del banquero en 1999. Safra murió como consecuencia de un incendio provocado por un miembro de su personal en su mansión de Mónaco. La tragedia volvía a cebarse de nuevo con Lily tras el la pérdida de su esposo, de quien heredó una inmensa fortuna con la que creó una fundación cuyos fondos, entre otras muchas causas, se han dedicado a la investigación del Parkinson, el Alzheimer y otras enfermedades neurológicas.
“Fue con Edmond que aprendí la alegría de dar, porque cuando apoyas a personas que están marcando una verdadera diferencia en el mundo, acabas recibiendo mucho más”, contaba la altruista multimillonaria, que llegó a organizar una subasta con sus propias colección de joyas, con la que recaudó casi 38 millones que fueron destinados a un sinfín de obras de caridad. Conocida como La dorada Lily organizaba galas y eventos con fines benéficos, donde se codeó con estrellas como Elton John y Alain Delon o miembros de la realeza como Alberto de Mónaco, el príncipe Carlos o la duquesa de Cornualles.
A la muerte de dos de sus maridos, se unió la triste pérdida de su hijo Claudio y su nieto, de tres años, que fallecieron en un accidente de tráfico. Una terrible pérdida de la costó muchísimo recuperarse.
Además de filántrofa, su otra gran pasión era el arte y contaba con una fabulosa colección de cuadros. Como legado su cuarto marido también le dejó Villa Leopolda, un fastuoso palacete en la Costa Azul francesa que mandó construir el rey Leopoldo de Bélgica y que actualmente está valorado en 750 millones de euros. Allí el matrimonio Safra organizaba impresionante fiestas en las que figuraban invitados de excepción como Raniero de Mónaco, la familia Rotschild o personalidades venidas de todos los rincones del mundo, y a su vez sirvió como escenario de películas como Atrapa a un ladrón, de Alfred Hitchcock o Las zapatillas rojas, basada en el cuento de Hans Christian Andersen
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