¿Recuerdas cuando en los años noventa ponías la tele y volvías a ver la misma serie que regresaba todos los años? Y sin embargo, ahora echas de menos esas producciones porque entre tanto estreno es difícil encontrar las emociones y los personajes que nos engancharon décadas atrás. El poder evocador de las ficciones míticas nos permite viajar en el tiempo y sentir que nada ha cambiado.
Alf (HBO) (1986)
En 1986 llegó a nuestras pantallas una teleserie única para aquella época, acostumbrados a series de familias como Los problemas crecen (con Kirk Cameron) o Enredos de familia (con Michael J. Fox), lo que resultaba llamativo de Alf era que toda la acción se basaba en la convivencia de una familia, los Tanner, con un extraterrestre procedente de Melmac y que tenía un extraño gusto por alimentarse de gatos.
La serie bebía directamente del fenómeno fan que produjo E.T. 'El extraterrestre, el éxito inconmensurable de Steven Spielberg de 1982. Así, los Tanner deciden dar cobijo en su propia casa a un extraterrestre con el que surgen un sinfín de malentendidos y dificultades de convivencia.
A veces el comportamiento de Alf podía resultar muy molesto e irritante, sin embargo todo encajaba cuando se explicaba que era un extraterrestre de 285 años, de ahí esa voz rasgada. En sus primeras temporadas la serie obtuvo quejas por mostrar a Alf bebiendo cerveza, pero la defensa de los guionistas fue “Con 285 años es bastante mayor de edad como para beber alcohol”, y en todo caso: eran los 80.
Verano azul (HBO) (1981)
Si hay una serie mítica de la historia de la televisión en España, y más propia de la época estival, esa es Verano azul. No sólo porque la cadena pública se empeñara en reponerla todos los años, sino porque tiene los ingredientes indispensables para que se nos fije en la retina y en el cerebro: esos paseos en bicicleta, la sintonía silbada, la pasión musical en “¡Del barco de chanquete!” y los acontecimientos que marcaron una época en la televisión pública como el primer amor, la muerte o el final del verano (interpretada por el Dúo Dinámico).
Aunque parece que fue una serie que nos acompañó mucho tiempo, lo cierto es que Verano azul solo dispone de una temporada, con un total de 19 capítulos. Eso sí, cada uno tiene una duración de una hora. Se produjo en 1981 bajo la dirección de Antonio Mercero, quien diez años después crearía otro éxito incontestable, Farmacia de Guardia.
Pese a que popularmente es inevitable asociar esta serie con el verano, lo cierto es que la primera vez que se emitió fue en navidad de 1981, una época que en nada hacía evocar las vacaciones en la Costa del Sol con Chanquete, Julia o Pancho.
Urgencias (HBO) (1994)
Ahora George Clooney es reconocido en cualquier hogar español, pero en los 90 todavía era un desconocido hasta que entró en nuestras casas en esta popular serie de médicos. Lo que hizo a esta serie tan especial fueron las tramas vertiginosas, se transmitía la tensión, la emergencia y la lucha contrarreloj por salvar la vida de los pacientes, algo insólito en esa época donde los dramas médicos hasta el momento estaban más centrados en las tramas amorosas o de poder y menos en el trabajo médico.
Fue una de las series más longevas de los años 90, llegando a completar hasta 15 temporadas en las que pasaron por sus quirófanos estrellas de la televisión como Angela Basset (La hora de Bill Cosby), John Stamos (Padres forzosos), William H. Macy (Fargo) o Julianna Margulies (The Good Wife).
Las chicas de oro (Disney+) (1985)
En los años 80 no era común que una mujer creara una serie para la televisión, sin embargo Las chicas de oro fue desarrollada por la guionista Susan Harris, y significó un un antes y un después en las comedias familiares, abriendo el camino a otro tipo de situaciones. El grupo formado por Blanche, Dorothy, Rose y Sophia era mucho más que una casa compartida por amigas, sino una familia en sí misma.
Pasará a la historia el carácter cáustico de la carismática Sophia Petrillo, la inocencia exacerbada de Rose Nylund y la divertida picardía de Blanche Deveraux. Tal vez el personaje que siempre gozó de menos simpatía fue el de Dorothy Zbornak, hija de Sofía, pues servía generalmente de punto medio del grupo.
Durante las 7 temporadas que duró en antena La chicas de oro dio como resultado un total de 180 episodios, y se nos instaló en la mente la pegadiza sintonía de la serie “Thank You for Being a Friend” (“gracias por ser mi amiga”) compuesta por Andrew Gold, quien fue el responsable de muchas otras cabeceras de televisión de los 80 y 90.
Seinfeld (Netflix) (1989)
Si antes hemos visto que los 80 nos dieron nuevas comedias basadas en otro tipo de familias, como Alf o Las chicas de oro, la casa de Jerry Seinfeld vertebró un nuevo éxito incontestable con el grupo formado por él y sus amigos. En una ciudad como Nueva York, en la que todos llegan de lugares remotos y la familia siempre queda lejos, el salón de estar de Seinfeld se convierte en el hogar de Elaine (su exnovia), George (el mejor amigo de Seinfeld) y Kramer (un amigo difícil de describir).
Lo que caracterizó Seinfeld y le hizo convertirse en una serie histórica es que muchos de sus guiones estaban escritos pretendidamente para no hablar de nada. Como la vida misma, hubo capítulos en los que los personajes simplemente esperaban en la cola de un cine, o iban a un restaurante, sin mayores pretensiones narrativas. Precisamente por eso, la serie se nos metió en el corazón al convertirse en parte de nuestra vida, mostrando hechos cotidianos y poco trascendentes, pero dotándolos de ese humor tan vivo que solo sabe transmitir este grupo de amigos aderezado por los monólogos de Jerry Seinfeld.
El príncipe de Bel-Air (HBO) (1990)
¿Quién no ha intentado cantar el rap del inicio de la serie? ¿O ha enviado el GIF de Carlton bailando al estilo de Tom Jones acelerado y vestido con jersey navideño? El príncipe de Bel-Air se abrió un hueco en la sociedad española a principios de los 90, cuando también empezaban a destacar otras series familiares ciertamente irreverentes como Los Simpson.
Fue la serie que popularizó a Will Smith, que se interpretó en parte a sí mismo, pues su personaje y él compartían nombre y apellido. Quedará para siempre en nuestro recuerdo el ácido comportamiento del mayordomo Geoffrey Butler ("Butler" en inglés significa "mayordomo", por lo que parecía predestinado desde la cuna), la inocencia egoísta de Ashely o el temperamento calmado y conciliador del tío Phil.
A la historia también pasará el cambio de actriz que interpretó a Vivian Banks (a quien le dio vida Janet Hubert-Whitten y Daphne Maxell), motivado por un desacuerdo constante entre Smith y Hubert-Whitten detrás de las cámaras que acabó materializándose en un cambio de rumbo de mutuo acuerdo, y que fue superado en la reunión de todo el elenco hizo 25 años después.