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Este sábado nueve de julio, unos minutos después de las seis de la tarde, se ha desvelado el secreto mejor guardado de la boda del empresario Álvaro Castillejo, sobrino de Isabel Preysler, y la periodista Cristina Fernández Torres : el vestido de la novia. Radiante y emocionada, la que es miembro del Gabinete de la Secretaría General del Partido Popular (PP) ha desfilado en la Iglesia de Nuestra Señora de la Merced de Sotogrande (Cádiz) del brazo de su padre, el arquitecto Nicolás Fernández, hacia su encuentro con su prometido, el hijo del jugador de polo Luis Castillejo y Beatriz Preysler , fallecida en 2011.
Se trata de una pieza de alta costura confeccionada en brocado marfil. El cuerpo cuenta con un escote cuadrado de manga francesa con fantasía de pliegues que otorgan volumen en los hombros y tiene abotonadura en la espalda. A su vez, en ella destaca un lazo de doble organza de seda del mismo tono que el vestido. La falda, también muy voluminosa, está trabajada con frunce en el talle formando bucles y termina con una espectacular cola de tres metros de longitud y gran amplitud en su base. Para elaborar esta ‘joya’ han sido necesarias doscientas horas de confección y cien horas de modelaje.
© Manuel Martos
© Manuel Martos“Quería algo sencillo, con lo que me identificase, y por eso jugamos con las telas para aportarles un toque especial. Tenía claro que quería un brocado, aun así hicieron el mismo vestido con dos telas distintas, organza y brocado. Cuando vimos el segundo, no hubo dudas. Además, es fresquito y nada pesado, súper cómodo. Quise llevar el velo de la boda de mi abuela, pero finalmente no podía por el desgaste del tiempo y me lo hicieron igual que el suyo”, nos confesaba unas horas antes del ‘sí, quiero’. Finalmente, Cristina, que ha posado en la Finca Cortesin previamente, ha lucido un velo de cuatro metros y medio de largo con capelina de tul ligero y fruncido en la peineta.
© PronoviasAlessandra Rinaudo, directora artística de Pronovias, se ha mostrado muy satisfecha con el resultado. “Mi máximo objetivo es crear el vestido perfecto para todas las novias. Una pieza que las haga sentir únicas y especiales. Me encanta diseñar mano a mano con las novias y conocer su visión, sus pensamientos, y escuchar todos los detalles de su boda para plasmarlo y hacer realidad el vestido de sus sueños”, nos ha contado la diseñadora, quien ha sido la responsable de firmar recientemente el otro gran look nupcial del año: el de Isabelle Junot en su boda con Álvaro Falcó, marqués de Cubas.
Cristina, que ha llevado un ramo de peonías blancas , su flor favorita, obra de Sandra Ferrer, de Ferini, ha aderezado su semirecogido natrural con ondas, con una joya de gran valor: una pulsera que le regaló su padre a su madre cuando ella nació. A su vez, ha lucido unos pendientes que pertenecieron a su abuela. Para el maquillaje, ha confiado en Javier Montenegro, uno de los profesionales más destacados de nuestro país y para el que otras novias como Carla Goyanes también contaron para su gran día, quien ha llevado a cabo un “maquillaje natural y muy luminoso” en tonos dorados y bronce. “Estos colores resaltan el moreno de ella, que tiene unas facciones muy dulces y ojos claros”, nos ha contado. Para los zapatos, Cristina ha optado por unas sandalias con un lazo de Jimmy Choo. “Fueron un flechazo”, nos desvelaba. Lo mismo que han sentido los más de doscientos ochenta invitados cuando la han visto aparecer.
© Manuel Martos
