El pasado 3 de junio se celebraba el funeral de Carlos Marín, de Il Divo, en la catedral de la Almudena. La que fuera esposa del cantante, Geraldine Larrosa, aparecía completamente desolada y, con lágrimas en los ojos, y confesaba que aún no había podido superar la muerte de Carlos, que fallecía el pasado 19 de diciembre en un hospital de Manchester aquejado de Covid. Familiares y amigos se despedían del cantante y nada hacía presagiar que habría problemas con el legado del artista.
Para ti que te gusta
Lee 8 contenidos al mes solo con registrarte
Navega de forma ilimitada con nuestra oferta
1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
Seis meses después de su muerte, la herencia del artista todavía sigue sin resolverse. El integrante de Il Divo en su testamento dejó como heredera a su madre, pero legó un piso, valorado en cerca de 700.000 euros, a su exmujer Geraldine Larrosa. Un inmueble que actualmente tiene una hipoteca de más de 300.000 euros. "Como en el documento no se especifica, la beneficiaria quiere que la casa se le entregue libre de cargas, que sea la madre de él quien pague los atrasos y el monto total", asegura el abogado de la familia al diario ABC.
"Jamás pensé que esta mujer intentara arruinar a mi madre como lo está haciendo", dice Rosa, la hermana del fallecido al citado diario haciendo referencia a que su madre no puede pagar esta cuantía. Geraldine también está dispuesta a luchar por los derechos musicales de Carlos Marín, pero su familia asegura que el único creador artístico era Carlos y van a hacer lo que haga falta para demostrarlo. Geraldine afirma que hay muchas vídeos que grabaron juntos pero que el barítono registró a su nombre, y nunca le importó porque su relación estaba por encima de todo. "Su idea era arreglar el tema de los derechos de los trabajos que hicimos en común, pero… No pudo ser", contaba su exmujer.
Innocence, el nombre artístico de Geraldine, asegura que el complicado trámite de la herencia está en manos de sus abogados e incluso después de las duras acusaciones de la familia contra ella, ha asegurado en la revista Semana que ha iniciado acciones legales conra ellos. La cantante hispanofrancesa no entiende la razón de que digan que ella está intentando arruinarles y que sus continuas llamadas han hecho que la madre de Carlos Marín haya sufrido un ataque de ansiedad. "Todo queda en manos de mis abogados por acusarme de cosas falsas, coaccionarme e insultarme", sentencia.
Geraldine y Carlos vivieron una larga relación que duró treinta años. La pareja se divorció en 2009 después de 16 años juntos, pero se dieron una segunda oportunidad durante el confinamiento y planeaban incluso volver a casarse en Disneyland. El cariño que se profesaban permanecía intacto. De hecho, seguían siendo una familia y Carlos Marín era el padrino de la hija de Geraldine, Scarlett, de nueve años, fruto de su relación posterior con el actor y cantante Sergio Arce.