El pasado sábado, 25 de junio, Lucía Pombo , la mayor de las hermanas Pombo (y la más ‘desconocida’, con casi cuatrocientos mil seguidores), contrajo matrimonio con el que ha sido su novio durante seis años, Álvaro López Huerta . La pareja se dio el ‘sí, quiero’ en la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, en Villafranca del Condado, un pequeño pueblo de Segovia, donde la familia Pombo pasa algunas temporadas en verano.
El enlace fue un auténtico desfile de influencers , entre los que se encontraban grandes amigos, como el matrimonio Tomás Paramo y María García de Jaime; los recién casados, Marta Lozano y Lorenzo Remohi; y los novios de este fin de semana, que pasarán por el altar el próximo viernes, 8 de julio,, Teresa Andrés Gonzalvo e Ignacio Ayllón. Una vez terminada la ceremonia, los novios, a bordo de un coche clásico, pusieron rumbo a un impresionante castillo medieval, donde iba a tener lugar la celebración del banquete. Fue un día lleno de color, momentos inolvidables y, sobre todo, mucha diversión.
—Por fin vemos tu vestido, ¿cómo te ves vestida de novia?
—La verdad es que, suena a tópico, pero es un vestido que es mi personalidad. A pesar de parecer muy sencillo, tiene muchísimas cosas que han sido, no complicadas, pero sí tediosas a la hora de crearlo porque está todo lleno de detalles y muy, muy pensado. ¿Cómo me veo? Pues me veo feliz y me veo que es un vestido del que jamás me podré arrepentir.
—¿Qué sentiste al ver a Álvaro?
—Mi padre dice que entré a la iglesia temblando, pero yo, sinceramente, creo que no sentí nervios. Cuando vi a Álvaro, me salió saludarle con mi mano del ramo, como cuando un niño ve a su madre entre el público de la función del colegio, llena de emoción.
—¿Cuál ha sido para ti el momento más emotivo de la ceremonia?
—Sin duda, la entrada, llena de emoción y tan soñada. No sé cuántas veces he podido imaginarme ese momento y fue aún más bonito de lo pensado.
—¿Y el más divertido?
—No sabría elegir uno. Me quedaría con momentos clave, como la entrada, con una saeta con Pablo Navarro al violín; con Quique Av, que para mí es el mejor Dj que existe y consiguió que en las siete horas que hubo de discoteca no quisiéramos dejar de bailar; también vino por sorpresa King África y contratamos a Hora Loca, que fue un subidón increíble para todos. ¡Fue un no parar!
—¿Ha salido todo como esperabas?
—Como hablaba con mi padre ahora, nunca jamás, ni en sueños, me hubiese imaginado una boda tan perfecta como la que tuvimos. Hicimos algo muy bueno y es que no dejamos que decayese el ánimo en ningún momento. Mi idea a la hora de organizar todo fue crear un efecto ‘Ibiza’, es decir, que siempre hubiera buena música y con sorpresas constantes.
—¿Qué significa Álvaro en tu vida?
—Álvaro y yo compartimos una cosa muy buena y es que somos grandes amigos y eso nos da una estabilidad enorme y nos hace querer estar constantemente juntos. Él para mí es estabilidad, es tranquilidad y es felicidad porque todo lo que hago con él lo hago más feliz. Estamos hechos el uno para el otro, nos gusta lo mismo, nos apetece lo mismo a todas horas, los mismos planes, estamos siempre de acuerdo en todo. Como yo siempre digo, hubiese pegado hasta en mi despedida de soltera.
—Los últimos días es imposible que los nervios no aparezcan y, además, contabas que tu abuela se había roto la cadera, ¿cómo está?
—Con respecto a la hospitalización de mi abuela, soy una persona que me preocupo muchísimo por la familia y pasé a angustiarme mucho por la incertidumbre de lo que le podía pasar. Afortunadamente, ha salido todo bien, me da mucha pena no poder verla en las próximas semanas, sé que va a estar muy cuidada.