Es una de las estrellas más queridas y admiradas de Hollywood, su interpretación de Legolas en la saga de El Señor de los Anillos o su papel de Will Turner en Piratas del Caribe le encumbraron a la fama. Sin embargo, hubo un momento en el que el sueño de Orlando Bloom de ser un reconocido actor estuvo a punto de truncarse tras sufrir un accidente que casi le dejó sin poder volver a caminar.
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Corría el año 1998 cuando, Orlando, que por aquel entonces tenía 21 años, cayó desde el tercer piso de un edificio después de que la tubería a la que se aferraba acabara cediendo y precipitándose al vacío, aplastándose la columna y rompiéndose varias vértebras de la espalda. El actor, que intentaba subir a la azotea saltando sin ningún tipo de sujeción, pasó varias semanas en el hospital. Allí Orlando, a quienes los médicos incluso le informaron de que cabía la posibilidad de se quedara para siempre en una silla de ruedas, fue intervenido quirúrgicamente para colocarle unos clavos de titanio en la columna.
Pasado un tiempo, se obró el milagro y el actor no solo pudo volver a andar, sino también a correr y saltar, logrando así recuperar de nuevo la esperanza perdida y proyectar su carrera interpretativa con más fuerza aún si cabe. Tanto es así que tan solo 18 meses después de la caída, Bloom incluso pudo montar a caballo, consiguiendo así su brillante papel en El Señor de los Anillos.
A pesar de que el destino se puso de su lado y lo que iba camino de convertirse en la peor pesadilla de su vida se quedó tan solo en un mal sueño, el brítanico nunca ha olvidado este accidente. Tanto es así que lo sigue teniendo muy presente en las decisiones y acciones que realiza en su día a día. “Hasta que no estás cerca de perderlo todo, no te das cuenta. Andaba en moto y conducía coches como si estuviera en un circuito de carreras; era ridículo. No era porque pensara que era genial, sino porque me encantaba vivir al límite. Pero me he enfriado”, declaraba el actor hace ya algunos años en la revista GQ.
Dejando el riesgo extremo en un segundo plano, Orlando enfocó toda su energía en el deporte y recientemente compartía con sus más de seis millones de seguidores su dura rutina de ejercicios, en donde además de presumir de sus esculpidos músculos, el actor dejaba ver la cicatriz que le dejó su operación. “Estoy agradecido a diario por mis extremidades, que me permiten superar mis límites y vivir la vida al límite (más seguro ahora)” afirmaba el actor.
Comprometido con Katy Perry desde el Día de San Valentín de 2019, cuando él le propuso matrimonio con un anillo valorado en 4,7 millones de euros, Orlando es padre de dos hijos, una niña llamada Daisy, de 1 años, fruto de su relación con la cantante y de un niño, Flynn, de 11 años, nacido durante su matrimonio con la modelo Miranda Kerr, quien ahora está casada con el cofundador y director ejecutivo de Snap Inc., Evan Spiegel.