Shakira se enfrenta a una de las etapas más complicadas de su vida. No solo es su ruptura con Gerard Piqué , después de doce años juntos, o la preocupación por el bienestar de sus niños, Milan, de nueve años, y Sasha, de siete años… También es el estado de salud de su padre, tras sufrir una caída importante hace unas semanas. William Mebarak, de noventa años, ya había sido dado de alta, pero ha tenido que ser ingresado de nuevo en la clínica Teknon de Barcelona. Fue allí, a las puertas del hospital, donde la cantante fue fotografiada sin saber que arrastraba otro problema. De hecho, no descubrió hasta el momento de su llegada, tras aparcar su furgoneta Volkswagen, que las dos ruedas de la derecha estaban pinchadas, teniendo que llamar a una grúa.
Shakira llevaba mascarilla, pero en el saludo que hizo a la prensa mirando a cámara se vieron sus ojos tristes. No debe de ser fácil. Su padre es un pilar muy importante en su vida —la última prueba, el cariñoso beso que compartió, donde se ve al patriarca con el rostro amoratado y un apósito en la ceja derecha—, y mucho más en estos momentos con tantos cambios, sin olvidar sus problemas con Hacienda.
Muchas son las incógnitas que rodean esta nueva etapa que comienza para la artista y el futbolista por separado. Cuando conoció a Piqué, en 2010, no dudó en mudarse a la Ciudad Condal, pero, ahora y coincidiendo con su regreso a la televisión estadounidense, son muchas las voces que apuntan a que su deseo sería trasladarse a Miami, donde tiene una espectacular mansión. En Barcelona, algunas personas tampoco se lo han puesto fácil. Ha soportado estas semanas mensajes de un supuesto acosador y pintadas en su domicilio, pero, como dice la canción de su exitoso nuevo single, don’t you worry (todo estará bien) aunque, de momento, según contó su amigo Carlos Vives, “está triste, pasando un momento muy difícil”.