El claustro del siglo XVII del Museo del Prado acogió este miércoles por la noche una cena de alto nivel en la que participaron los líderes internacionales y sus acompañantes que se encuentran en Madrid con motivo de la 32º cumbre de la OTAN. Una velada que se desarrolló entre las ‘joyas’ que la pinacoteca alberga bajo sus muros para un momento histórico. El chef asturiano nacionalizado estadounidense, José Andrés, fue el encargado de elaborar un menú con sabores típicamente madrileños.
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La apuesta gastronómica del cocinero consistió de un aperitivo de bacalao, naranja y remolacha al que le siguió un entrante de gazpacho de bogavante con verduras de verano al aroma de albahaca y aceite de oliva virgen extra de variedad arbequina. Como plato principal se sirvió espaldita de cordero cocinada a baja temperatura con puré de limón. La estrella de la cena fue, sin duda, el postre, toda una oda a la ciudad anfitriona que el chef bautizó como Sabores de Madrid ya que combinó en un solo plato el anís de Chinchón, las fresas de Aranjuez, el barquillo y el caramelo de violeta.
Tal y como se apunta desde Presidencia del Gobierno, José Andrés fue invitado por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en reconocimiento a su labor como líder de la ONG World Central Kitchen, Premio Princesa de Asturias de la Concordia por el trabajo realizado en favor de los afectados por crisis humanitarias. Durante la cena, la Orquesta Sinfónica de Kiev actuó como gesto de apoyo permanente a Ucrania y homenaje a su patrimonio cultural.
Antes de la cena, la comitiva, en la que también se encontraban las nietas de Joe Biden, Finnegan y Maisy, tuvieron la oportunidad de disfrutar de un pase privado por las instalaciones del Museo donde pudieron admirar algunos de los cuadros más universales de la sala como Las Meninas de Velázquez -que admiraron con detenimiento el matrimonio Macron- o Las tres gracias de Rubens.