El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, aterrizaba a primera hora de la tarde de este martes en la base aérea de Torrejón de Ardoz para asistir a la Cumbre de la OTAN. Tras descender por las escaleras del ‘Air Force One’, le esperaba para darle un caluroso recibimiento el Rey Felipe VI y, tras un breve primer encuentro, se marchaba a bordo de su vehículo oficial. No es tan popular como el archiconocido avión presidencial, pero no tiene nada que envidiarle.
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-El caluroso recibimiento del rey Felipe a Joe Biden para la cumbre de la OTAN
Los estadounidenses lo llaman 'the Beast' ('la Bestia') y no es para menos, puesto que es una imponente limusina de 5,4 metros de largo y diez toneladas de peso. Su carrocería está hecha a base de acero, titanio y aluminio para proteger a sus ocupantes no solo de una hipotética explosión de una bomba, sino también de ataques químicos e incluso de misiles.
Sus cristales, blindados y de un grosor de 12,5 centímetros, son resistentes a disparos de balas, por lo que probablemente sea el vehículo más seguro del mundo. Pero sus peculiares características no se quedan ahí: tiene su propio suministro de oxígeno con el que hacer frente a un ataque biológico o químico y dispone de una amplísima gama de equipamiento médico y hasta cuenta con reservas de sangre del mismo grupo que la del mandatario.
Además, tiene lanzadores de gases lacrimógenos con los que atacar en caso de que la seguridad del jefe de Estado se vea amenazada. A eso hay que sumar que en su interior se encuentra el llamado 'maletín nuclear', con el que podría ordenar un ataque de este tipo en cualquier momento y lugar. Es, en definitiva, un auténtico búnker sobre ruedas que cuesta 1,5 millones de euros.
Un poco de historia
Se puso por primera vez en circulación en el 2009, durante el mandato de Barak Obama y que, por tanto, usó también Donald Trump. Lo que va cambiando es la matrícula, que siempre se corresponde con el número que ocupa en el orden de presidentes de Estados Unidos quien en está en ese momento en el cargo. El de Biden es el 46 y, en consecuencia, la matrícula ahora es el 46.
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Fabricado por General Motors en colaboración con los servicios de Inteligencia del país, allí donde va siempre circula una réplica exacta de la limusina para despistar a potenciales atacantes, de modo que si alguien se encuentra con ‘la Bestia’ estos días por las calles de Madrid, no sabrá al cien por cien si en ella va el presidente de los Estados Unidos a menos que lo haya visto entrar o salir del automóvil.