Ursula von der Leyen es una de las mujeres más influyentes de Europa. Presidenta de la Comisión Europea desde el año 2019, asume uno de los papeles claves en el desarrollo de las políticas del viejo continente. Sin embargo, es mucho lo que se desconoce de esta eficaz dirigente, que, a sus 63 años, ha tenido una vida de lo más apasionante. Nacida en el año 1958 en Bruselas es la sexta hija de una acomodada familia alemana, los Albrecht, cuyo cabeza de familia, su padre Ernst, llegó a ser ministro-presidente de la Baja Sajonia, por lo que desde muy niña ha estado vinculada con la esfera pública y ha sabido manejar los juegos de la política.
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En la capital de Bélgica vivió hasta los 14 años, de ahí su perfecto dominio del francés. Más tarde se mudo hasta Hannover, donde su padre pudo progresar en su carrera profesional. Durante toda su adolescencia, formó parte de las campañas electorales de su progenitor, que al igual que ella militaba en el CDU (Unión Demócrata Cristiana), por lo que era de lo más habitual verla fotografiada acompañada de sus animales domésticos, sus favoritos son los caballos por los que siente gran pasión porque además práctica la doma, o deleitando a la prensa con improvisados conciertos caseros de piano.
En cambio, al cumplir la mayoría de edad prefirió tomar aires renovados y desvincularse de los caminos familiares. Por ello, se mudó a Londres para comenzar sus estudios en economía. Durante este tiempo, y para evitar un posible secuestro por parte de la banda terrorista Fracción del Ejército Rojo, se escondió bajo la falsa identidad de Rose Ladson, e, incluso, llegó a recibir la protección de Scotland Yard. Una nueva vida alejada de los suyos que no fue del todo satisfactoria para ella, ya que dejó la carrera a medias y volvió a su Alemania natal y matricularse en medicina. En esta carrera no solo encontró su perfecta vocación profesional, ya que se graduó satisfactoriamente en la especialidad de ginecología, sino que también al amor de su vida y futuro marido Heiko von der Layen.
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Junto a este eminente médico pasó por el altar en el año 1986 y tuvo 7 hijos: David (35), Sophie (33), Maria Donata (30), Johanna (28) , Victoria (28), Egmont (24), Gracia (23). Con ellos suele mostrarse muy reservada, pero comparte algunos momentos felices a través de sus perfiles sociales como el nacimiento de su primera nieta, hija de Sophie. Una familia numerosa y muy viajera porque a los pocos años de matrimonio, su esposo logró un trabajo en la Universidad de Stanford, California, Estados Unidos, por lo que toda la familia se trasladó hasta allí. Un tiempo en el que desarrolló su trabajo en el sector de la salud y pudo aprender más de cerca el inglés, idioma en el que se desenvuelve con completa fluidez.
A su vuelta a Europa, concretamente en el año 2003, dió el paso a la política. Lo que en un principio parecía una discreta carrera en el mundo regional, pronto fue más allá y saltó a los comicios nacionales. Por su extenso currículum, Angela Merkel depositó su confianza en ella en 2005 y la nombró Ministra de Familia y Seguridad Social. Precisamente, por su dilatada experiencia como madre, una de las medidas por las que más ha luchado ha sido por la conciliación entre la vida familiar y la laboral al asegurar que todos los niños pudieran acceder en igualdad de condiciones a una plaza en la educación preescolar. Un movimiento que cosechó un gran éxito entre la población y que elevó su popularidad.
Otras de las proezas que logró durante su estancia en Berlín fue la la mejora de las condiciones laborales, como la subida del salario minimo profesional, o la construcción de una sociedad más igualitaria, con la aprobación del matrimonio homosexual. Su carrera progresaba de manera brillante y parecía que nadie la podía parar en este ascenso, muchos la veían como la candidata perfecta para sustituir a la propia Merkel. En cambio, en el año 2013, fue nombrada Ministra de Defensa, una de las principales carteras dentro del gobierno, pero su relación con los altos cargos del ejército nunca fue demasiado buena lo que hizo que su estrella en el país germánico se apagase levemente.
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A pesar de este pequeño traspiés el destino le tenía preparado una vuelta a sus orígenes: Bruselas. Puesto que, tras una reunión con Emmanuel Macron, el presidente francés quedó fascinado por su forma de ser y conocimientos y decidió proponer su nombre como candidato a la presidencia de la Comisión Europea tomando así el relevo de Jean Claude Jucker. Lo que la ha llevado a convertirse en uno de los principales referentes femeninos del mundo de la política a nivel europeo y mundial.