“El vacío es enorme” en apenas cuatro palabras describía Alba Santana el pasado febrero cómo habían sido los últimos meses sin su madre. Mila Ximénez falleció el 23 de junio de 2021 dejando un inmenso vacío entre los suyos, especialmente en la vida de su hija que ha tenido que seguir adelante sin ella. Alba, que lleva una vida tranquila y discreta en Ámsterdam junto a su marido e hijos, estaba muy unida a su madre por lo que su muerte supuso un golpe durísimo para ella. Reflejando una gran entereza, como ya hizo durante su despedida, contaba hace unas semanas cómo ha afrontado esta etapa sin ella.
Alba Santana, la única hija de Mila Ximénez que ha sido el gran pilar de su vida
Un año sin Mila Ximénez: la herencia que dejó la periodista
"No la quería ver sufrir. Cuando se fue lo único bueno era que no la iba a ver sufrir más. Pero el día a día es lo duro (...) Lo que más me cuesta es que no la voy a volver a ver. Sabes que consultaba mucho con ella, le pedía su opinión... y el no tenerlo, cuesta mucho. Voy a tener que encontrar maneras de sentirla conmigo. Sé que me estará cuidando, tanto ella como mi padre", aclaraba. Solo seis meses después Alba se enfrentaba a otra ausencia: Manolo Santana, su padre, moría el 11 de diciembre a los 83 años. Aunque no tenían una relación cercana, Alba volvió a viajar a España para despedirse y unirse a sus hermanos en el dolor.
“Les echo mucho de menos. No me esperaba la muerte de mi padre tan seguida y desde diciembre estoy peor... Con mi padre llevaba dos años distanciada y es distinto pero con mi madre tenía una relación muy estrecha, de todos los días. El vacío es enorme. Sé que tengo que tirar adelante porque tengo dos hijos, marido y por mí misma. Sé que me madre lo querría", aseguró en sus últimas declaraciones, dejándose llevar por la emoción. Han sido sin duda doce meses muy complicados para ella, una etapa dolorosa que ha vivido en la intimidad junto a su marido Aviv Mirón y sus hijos Alexander, de 15 años, y Victoria, de 9. Alba no suele pronunciarse y a lo largo de este tiempo lo ha hecho únicamente para puntualizar una información que surgió en torno a la herencia de sus progenitores.
Arropada en el tanatorio por su hermana Bárbara (hija de Manolo Santana), sus tíos maternos y los compañeros y amigos de su madre, Alba lloraba la pérdida de su madre y agradecía todas las muestras de cariño que había recibido en unos días tan difíciles. Aseguraba que se sentía muy acompañada por todos los que habían ido a despedirse al tanatorio y recordaba a su madre como una persona única y especial. “No habrá otra igual, para lo bueno y para lo malo" decía. El triste destino quiso que seis meses después regresara a Madrid para otro adiós, esta vez a su padre, cuya capilla ardiente quedó instalada en la Caja Mágica.
Contaba que Manolo Santana era un padre muy divertido y "conmigo era tan cariñoso". Recordaba que viajaban juntos y admite haber tenido mucha suerte porque, tanto él como su madre, Mila Ximénez, la criaron en "un amor increíble”. “Cuando pienso en él sonrío y eso me alegra" añadió. En esta ocasión, en la capilla ardiente estaban con Alba sus hermanos Borja y Bárbara Santana, nacidos de la relación del tenista y su primera esposa, María Fernanda González-Dopeso, y Bárbara Catherina Santana, la hija del ídolo que nació fruto de su fugaz romance con la azafata de vuelo Bárbara Oltra. Será sin duda un día de recuerdos y complicado para la hija de Mila Ximénez, que se llevó a Holanda muchas de las pertenencias de su madre. Quizá mirándolas la sienta un poco más cerca.