El amor ha vuelto a la vida de Sara Carbonero y el responsable no es otro que Nacho Taboada , un atractivo cantante zaragozano, de treinta y cinco años, con el que desde mediados de abril se decía que podría mantener una relación. ¡HOLA! publica en exclusiva en su último número el reportaje fotográfico que confirma que entre la periodista y el músico hay algo más que una amistad. Las imágenes, en las que se ve a la pareja protagonizando los besos más apasionados en plena calle, fueron tomadas el miércoles 8 de junio, en el centro de Madrid.
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Para su romántica cita con el también productor musical, la periodista volvió a lucir el estilo bohemio y relajado que ya se ha convertido en una de sus señas de identidad. Sara apostó por un maxivestido de algodón orgánico de color verde musgo, con manga corta abullonada, corte a la cintura, volante en el bajo de la falda, escote en V y en la parte frontal del cuerpo, detalle panelado rojo con un suave estampado.
Para rematar su look hippie chic , ideal tanto para una calurosa noche en la ciudad como para una cena en la playa, la guapa toledana apostó por complementos muy veraniegos: un capazo de paja y unas sandalias con plataforma de esparto y rafia.
Sara compagina su faceta periodística con la de empresaria en la línea de moda que creó junto a su compañera de profesión y gran amiga Isabel Jiménez, de la que ambas son directoras creativas. Carbonero se ha convertido en la mejor embajadora del estilo de su marca, cuya filosofía es la crear prendas de tejidos sostenibles, con diseños inspirados en la cultura folk y líneas románticas, cómodas y fáciles de llevar.
La ruta de los enamorados
Sara Carbonero y Nacho Taboada quedaron con unos amigos para tomar algo en la terraza de D’Candeal, un bar situado en el Barrio de las Letras. Después, una vez que se despidieron de sus acompañantes, ya solos trataron de encontrar mesa en un mexicano de la zona, pero terminaron cenando en una taberna gallega, Maceira, que se encuentra en la calle de Jesús. Salieron ya tarde, muy acaramelados y bromeando todo el rato, y dieron un paseo hasta el Congreso de los Diputados. Caminando por detrás del hemiciclo llegaron hasta Gran Vía, donde Nacho esperó a que Sara, que vive a las afueras de Madrid, tomara un taxi para regresar a casa. Fue en ese momento cuando se mostraron de lo más románticos, antes de despedirse con un apasionado beso.