Irene Villa , siempre discreta con su vida privada, prefiere mantener las cuestiones del amor en el ámbito de la intimidad, sobre todo, tras su ruptura matrimonial, hace tres años y medio, con Juan Pablo Lauro, padre de sus tres hijos, Carlos, Gael y Eric. Sin embargo, la pasada semana, desvelábamos en estas mismas páginas que está de nuevo ilusionada. Y el “culpable” de dicha felicidad es el coach y deportista David Serrato, hijo de la leyenda deportiva José Miguel Serrato. Tal como pudimos conocer también los dos han colaborado juntos en algunos proyectos y de ahí surgió una amistad especial, que sólo el tiempo dirá si se convierte en una historia de amor. Ahora, sin entrar en demasiados detalles, habla por primera vez de David, al tiempo que nos desvela también, con enorme ilusión, el nuevo proyecto de su fundación. Se trata de las terapias asistidas con caballos, puestas en marcha gracias a un acuerdo con la Fundación del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de los niños que padecen agenesia en alguno de sus miembros superiores: “Estamos muy contentos porque pensamos que se pueden conseguir grandes avances con estos talleres. Contamos, además, con la ayuda de David Martín, un coach que perdió a su hijo y ahora se dedica a ayudar a la gente con todo tipo de terapias en su maravillosa finca con caballos ‘El Salinar’”.
—Y tú, Irene, ¿cómo estás?
—Yo, en este momento, estoy muy feliz. Sobre todo, por mis hijos y por la buena relación que, a día de hoy, tenemos Juan Pablo y yo. Estamos en un momento muy dulce, ayudándonos todo lo que podemos para criar a nuestra familia.
—La verdad es que se te ve con mucha vida y, a la vez, con mucha paz interior, ¿cómo has logrado esa sabia combinación?
—Pues transitando también los momentos menos buenos. A lo largo de tu vida, vas atravesando tormentas, pero al final llega la calma. La clave es dejar el miedo a un lado.
—¿Ahora qué es lo que te hace más feliz?
—Sin duda alguna, mis hijos. Verlos felices, ver que se emocionan con todo y ver que son muy empáticos, divertidos, entusiastas y amorosos.
-Y si alguna vez te sientes baja de ánimos, ¿cómo sacudes las tristezas y te levantas?
-Hay muchas maneras de elevar nuestra energía. La mejor, con amor, así que con tres hijos ¡no hay cabida al desánimo! Cuando he atravesado etapas difíciles, me ha ayudado mucho el deporte, nuevas aventuras y moverme. O te mueves o caducas, ese es un poco mi lema.
—Recientemente, hemos conocido que mantienes una amistad especial con David, ¿has decidido darle una nueva oportunidad al amor?
—Es que nunca he estado cerrada al amor. Siempre digo que el amor mueve el mundo. Y si te quieres y te valoras, te pasan cosas muy bonitas, como David. Aunque quizá sea pronto para contarlo, al final ha salido de una forma natural. Estamos conociéndonos y estoy ilusionada, pero lo que tenga que ser será.
—¿Ahora prefieres ir despacio?
—Uno de mis lemas es fluir con la vida, al ritmo que más convenga, pero, sí, estoy en una bonita fase de serenidad. Vivo el día a día y no miro más allá. Siempre he exprimido el presente. El futuro es incierto. Como dice un colega psicólogo: “Renovamos contrato cada veinticuatro horas” (risas). David y yo sabemos bastante del ser humano, porque lo estudiamos y nos dedicamos a ello, y creo que eso siempre ayuda en cualquier tipo de relación.
—¿Cómo os conocisteis?
—Nos conocimos hace nueve meses, en un encuentro rural de valores y concienciación, en la provincia de Soria. Estaban también como ponentes Nacho Dean, Noelia Catalán y, como presentador y moderador, David, que decidió darle un cambio a su vida tras superar un cáncer.
—¿Qué fue lo primero que te llamó la atención de él?
—Su humildad y su sensibilidad a la hora de tratar a los niños y hablar con ellos. Ese mismo día conoció a toda mi familia. Desde entonces, nos hemos ido conociendo un poco más y lo que estoy viendo me gusta, pero el tiempo dirá.
—¿Qué estás aprendiendo a su lado?
—David ayuda a las personas a encontrar su mejor versión y a mí también me ha dado unas pautas decisivas. La vida es aprendizaje y autoconocimiento y me sirve seguir sus parámetros para seguir creciendo.
-¿Compartís muchas cosas?
-Los dos ayudamos a la gente a ser más feliz. Él más enfocado en las sesiones personales y yo con nuestra fundación y eventos motivacionales. Compartimos la afición por el deporte, que nos apasiona.
-Las vacaciones están a la vuelta de la esquina, ¿qué planes tienes para este verano?
-En cuanto mis hijos acaben el colegio, nos iremos a Asturias, donde nos juntamos todos. Estoy volcada con ellos, ¡son los tres amores de mi vida! Y cuidan mucho a Alma, la hija de Rosita, quien nos ayuda en casa. Por eso la pareja nunca fue una preocupación en mi vida. Siempre pensé, cuando tenga que llegar…