Su papel del doctor Jack Shepard en Perdidos catapultó a la fama a Matthew Fox, y en los seis años que duró la serie en emisión se convirtió en uno de los actores más reclamados por los estudios audiovisuales. Participó en Guerra mundial Z, En la mente del asesino y finalmente Bone Tomahawk en 2015 antes de desaparecer por completo de Hollywood. Han sido siete años en los que sus fans se preguntaban qué había sido de él, mientras que otros artistas de la conocida ficción que narra el resultado de un accidente de avión como Evangeline Lilly o Henry Ian Cusick continuaban triunfando. Ahora el propio intérprete ha sido el encargado de desvelar el motivo de su marcha casi una década después, porque vuelve por fin con un nuevo proyecto.
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"Tenía en mi mente una lista de cosas que quería hacer, que quería conseguir en la industria, y después de hacer Bone Tomahawk en 2014 había terminado", ha asegurado Matthew Fox, que tiene actualmente 55 años a los medios de comunicación en la presentación de su nueva serie, Last Light, en el Festival de Monte Carlo. "Quería hacer un western, es uno muy raro pero lo es. Y eso completó mis objetivos", ha explicado el actor, aunque admite que ese no fue el único motivo. En el momento de su marcha, el intérprete tenía ya dos hijos pequeños fruto de su matrimonio con Margherita Ronchi, y fueron determinantes a la hora de tomar la decisión: "Nuestros niños ttenían una edad en la que sentí que necesitaba volver a su vida. Había estado muy centrado en el trabajo y mi esposa había estado al cargo de la familia pero sentí que tenía que pasar tiempo en casa, que me tenía que retirar de la industria y trabajar en otros elementos creativos que son importantes para mí como escribir o la música".
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Pero lo cierto es que Matthew Fox no ha hablado de los escándalos a los que se vio expuesto en los últimos años de su carrera. En 2011 una conductora de autobús de Cleveland (Ohio) le acusó agresión, ante lo que él negó todos los hechos y finalmente los fiscales decidieron no seguir adelante con el caso al no tener pruebas y la supuesta víctima finalmente retiró su demanda. Un año más tarde la bola se hizo más grande cuando Dominic Monaghan, compañero de reparto del intérprete en Perdidos, aseguró que el actor "pegaba mujeres con frecuencia", asegurando que no había sido un incidente aislado. En el programa de Ellen DeGeneres en 2012 el protagonista de Extinction alegaba que había sido un año difícil para él y para su familia porque había sido "difícil" el ser acusado de algo que no había hecho.
Pero su nueva serie, Last Light, ha conseguido darle una nueva oportunidad para empezar de nuevo. La ficción es distópica, pero al mismo tiempo se acerca mucho a la realidad actual: habla de una sociedad que se ve gobernada por el caos cuando deja de tener acceso a la gasolina, en la que el protagonista es precisamente uno de los ingenieros petro-químicos más importantes del mundo. Será su primera serie desde el final de Perdidos y su primera producción en general desde que terminara de rodar Bone Tomahawk en 2014. Además, Matthew Fox tiene un elemento nuevo que explorar en este trabajo porque ejerce de productor, que fue uno de los aspectos interesantes que tuvo en cuenta cuando le hicieron la oferta, además del hecho de que ya había trabajado en el pasado con el director. "Todo se alineó, parecía que era el momento de lanzarse de lleno y ver cómo me sentía delante de una cámara otra vez y actuar de nuevo. Fue sorprendentemente gratificante. Me sentí muy bien haciéndolo y con este increíble grupo de gente", ha añadido.
El papel en Last Light le viene como anillo al dedo porque su padre era precisamente consultor para una compañía de combustible. Matthew Fox fue a la universidad de Columbia, donde se graduó en economía y conoció al amor de su vida a finales de los años 80. En 1992 se casó con la italiana Margherita Ronchi, y fueron padres en el año 2000 de la pequeña Kyle Allison y dos años más tarde del pequeño Byron, por lo que estaban en plena adolescencia cuando el actor decidió dejar el mundo de la interpretación.