Britney Spears ha tomado la decisión de proteger su fortuna tras su matrimonio con el entrenador Sam Asghari. La ceremonia, que se celebró de manera privada en su mansión de Los Ángeles el pasado 9 de junio, estuvo precedida por uno de los trámites que suelen hacer las parejas antes de unir sus vidas: la firma de un acuerdo prenupcial. Tal y como ha confirmado People, la intérprete y Sam formalizaron un documento en el que se detalla que Asghari no recibirá ninguna cantidad económica en caso de que en el futuro decidan disolver su unión. Quedarían así protegidos los bienes que tuviera la artista antes de casarse. Hace un tiempo, el propio Sam confirmó, entre bromas, que completarían este trámite: “Claro que firmaremos un acuerdo prenupcial para proteger mi coche y mi colección de zapatos en caso de que me eche algún día”.
El impactante vídeo que Jason Alexander emitió colándose en la boda de Britney Spears
El incidente que estuvo a punto de arruinar la boda de Britney Spears: su exmarido intentó colarse
Orden de alejamiento para su exmarido Jason Alexander
La fortuna de la intérprete de Ups! I did it again fue valorada en 2021 en unos 60 millones de dólares (más de 53 millones de euros), según Forbes. Una cifra que podría aumentar considerablemente si llega a buen término el acuerdo que habría firmado con Simon & Schuster para escribir su libro de memorias y que asciende a 15 millones de dólares (13,43 millones de euros). Este contrato se habría formalizado también antes de su boda con Asghari. El enlace fue tal y como la artista había soñado, un momento romántico y mágico como se puede ver en las imágenes (se pueden ver en exclusiva en ¡HOLA!), solo empañado por el intento de boicot del exmarido de la artista, Jason Alexander, que se coló en la vivienda dispuesto a sabotear la ceremonia. Alexander ha sido imputado por este hecho y ha recibido una orden de alejamiento, que le obliga a estar durante tres años alejado de Spears.
Una mansión de más de 11 millones de euros
Esta empieza una nueva etapa en su vida junto al entrenador de fitness, de 28 años, con quien quiere volver a ser madre, que que quiere volver a intentarlo tras haber perdido tristemente hace unas semanas el bebé que esperaba. Sitio tendrán para que sus futuros hijos (y los dos que ya tiene la artista) correteen cuando vengan al mundo pues se han comprado una nueva mansión de más de 11.000 metros cuadrados en Calabasas, Los Ángeles, muy cerca de la casa en la que vive el exmarido de Britney, el bailarín Kevin Federline. La magnífica propiedad, que les ha costado más de 11 millones trescientos mil euros (11.800.000 dólares), tiene siete habitaciones, nueve baños, gimnasio, piscina, bodega y sala de cine. Según se ha informado, Federline está un tanto sorprendido por la decisión de Britney de mudarse tan cerca de su casa.
Quizá sea esto para estar más cerca de sus hijos mayores Sean Preston y Jayden James, que no asistieron a su boda con Sam. Ninguno de los miembros de la familia de la artista lo hizo (se dijo que su hermano Bryan había estado con ella, pero parece que tampoco pudo ir finalmente debido a un compromiso en el colegio de su hija), pues sus padres y su hermana no fueron invitados. El enfrentamiento que mantiene Britney con sus padres, Jamie y Lynne, y su hermana Jamie Lynn después de la lucha judicial por librarse de la tutela legal que ejercía su padre sobre ella se ha agudizado más que nunca con esta decisión de la artista. Sin embargo, su madre Lynne parece dispuesta a suavizar la situación pues le envió unas cariñosas palabras tras su enlace: “Estabas radiante y tan feliz. ¡Tu boda es una boda de ensueño! ¡Y celebrarla en tu hogar la convierte en algo muy especial y romántico! ¡Estoy muy contenta por ti! Te quiero”. El tiempo dirá si consiguen acercarse.