La vida de Johnny Depp ha cambiado radicalmente desde que el pasado 1 de junio la justicia le diera la razón en el mediático juicio que lo ha enfrentado durante semanas a su exmujer, Amber Heard . El jurado dictaminó que, efectivamente, ella le difamó al escribir un artículo en un periódico como víctima de la violencia de género. No mencionaba su nombre, pero no hizo falta para que todos los ojos de giraran hacia él. Hollywood cerró sus puertas, perdió contratos y fue eliminado de películas que ya había rodado. De ahí que solicitara cincuenta millones de dólares. Ella contrademandó exigiendo cien.
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Aunque muy por debajo de sus pretensiones iniciales, el veredicto determina que la actriz deberá pagarle quince millones, diez de ellos como “indemnización compensatoria” y otros cinco más por “daños punitivos”. Como la legislación del estado de Virginia, donde se ha celebrado el juicio, limita estos últimos a un máximo de 350 mil dólares, la jueza rebajó el montante final a 10, 35 millones. También él deberá compensar a Amber Heard con otros dos millones por una frase de su anterior abogado en la prensa acusándola de fabricar una escena para incriminar a su marido.
A la espera de saber si Amber Heard recurrirá la sentencia -todo parece indicar que sí- y mientras se ha “retirado” a una casa en el desierto de Mojave, en Yucca Valley, la estrella de Piratas del Carib e ha optado por dejar de lado el perfil bajo de los últimos meses. Ahora que la sombra del maltrato se aleja, el actor se está dando verdaderos baños de multitudes, entre conciertos, cenas de lujo -recientemente cerró un restaurante en la localidad británica de Gateshead para veinte comensales y pagó una cuenta de 58 mil euros- y apariciones estelares en Tik Tok, donde abrió una cuenta que, en cuestión de segundos, sumaba siete millones de seguidores. Está pletórico y no se esconde. Proyectos en la música, regreso a Hollywood y quizá la oportunidad de volver a ser Jack Sparrow, una cuestión “factible” según ha publicado People, aunque aun no ha sido confirmado oficialmente.
El juicio también ha dado la oportunidad de conocer la casa donde vivió la pareja durante su breve pero intenso matrimonio de quince meses. Un nidito de (des)amor compuesto en realidad por cinco áticos en un emblemático edificio en Los Ángeles. El actor los compró como inversión en 2007 y los vendió en 2017 tras divorciarse de Amber Heard. Fue en aquella época cuando Depp se deshizo de bastantes de sus bienes inmuebles a lo largo y ancho del mundo, aunque aun sigue manteniendo algunas fabulosas propiedades y adquiriendo otras.
Como decíamos, el telón de fondo para su infeliz unión con Amber Heard fueron los cinco áticos del Eastern Columbia Building de Los Ángeles, un edificio de trece plantas diseñado por Claude Beelman en 1930, considerado uno de los mejores ejemplos de la arquitectura art déco de la ciudad . Cuatro con dos dormitorios y otro con uno, juntos sumaban 3.500 metros cuadrados y cuando los vendió alcanzaron la suma de 12,7 millones de dólares. Depp nunca unió todas las viviendas, sino que iba residiendo en cada una de ellas según le apetecía o se las prestaba a familiares. Entre amplios interiores y grandes terrazas, cada piso cuenta con un interiorismo único y diferente, aunque con varios puntos en común: maximalismo, color y mezcla de texturas, como salidos del mismísimo universo de Tim Burton. Además de estar muy cerca de algunas de las tiendas y restaurantes más exclusivos de L.A., el edificio cuenta con una piscina de agua salada en la azotea, un gimnasio, un spa, un solárium, un jardín zen y servicio de conserjería las 24 horas del día.
También en los Ángeles ha llegado a adquirir cinco mansiones en la zona de Hollywood Hills entre las que se dijo que estaba planeando construir túneles de comunicación. Allí se encuentra su casa más emblemática y querida y que, según todo apunta, seguirá siendo su residencia habitual como hasta ahora. Se trata del castillo que compró en 1996 por 2,3 millones de dólares (hoy valorada en 20) y que había pertenecido a Bela Lugosi, el actor austro-húngaro famoso por dar vida a Drácula. De estilo gótico, la construcción data de 1930 y tiene 2.200 metros cuadrados sobre una extensión de 1,6 hectáreas de terreno. Provisto de torres, torreones y almenas, tiene ocho dormitorios, diez cuartos de baño, y multitud de grandes y frondosos árboles que el actor hizo traer ya crecidos para preservar su intimidad, por lo que solo su enorme portón verde es visible desde el exterior.
Johnny Depp también compró su propio paraíso privado. Seducido por las blancas playas y las aguas trasparentes de las Bahamas durante el rodaje de Los piratas del Caribe, en 2004 adquirió por 3 millones de euros la isla conocida como Little Halls Pond Cay, situada a unos 90 kilómetros al Sur de Nassau (Bahamas). El ‘escondite’ del famoso capitán Jack Sparrow, sólo accesible por barco o hidroavión, es el refugio perfecto para encontrar intimidad, descanso y relax. Tiene seis impresionantes playas de fina arena, puerto privado y una laguna rodeada de altas palmeras tropicales.
Durante un tiempo también tuvo un barco llamado Vajoliroja, nombre que resulta de la combinación de las primeras letras de los nombres de la que fue su pareja, Vanessa Paradis, y sus hijos Lily-Rose y Jack, además del suyo. Le costaba unos 350.000 dólares al mes mantenerlo y lo vendió a J.K. Rowling, autora de la exitosa saga fantástica Harry Potter, en 2016. Con la modelo y cantante francesa, madre de sus dos hijos, mantuvo su relación más larga y estable. Se conocieron durante el rodaje de la película La novena puerta y estuvieron juntos de 1998 a 2012.
Y si parece extravagante tener una isla, ¿cómo sería tener un pueblo? En aquellos años en los que la familia vivía entre Estados Unidos y Francia, el actor adquirió una exclusiva propiedad, una pintoresca aldea del siglo XIX con 121 mil metros cuadrados, que compró en 2001 en Le Plan de la Tour, en Provenza, y reformó completamente. La propiedad, a tan solo 27 km de Saint-Tropez, que sacó al mercado después de su divorcio de Amber Heard por 45 millones de euros, consta de doce edificios: una mansión personal, seis casas para huéspedes -una era la antigua iglesia-, un restaurante llamado Chez Marcelina, un bar y un estudio de arte. Todo ello rodeado de vegetación, robles, olivos y viñedos con más de trescientos años de antigüedad.
Nacido en Kentucky, en 1995 compró una granja que vendería en 2001 y volvería a comprar en 2005 para su madre, Sue Palmer, que vivió en ella hasta su fallecimiento en 2016. La casa, llamada precisamente en su honor Betty Sue’s Family Farm volvió a salir al mercado en 2020.