Dice Mayte Spínola en su autobiografía que su hermana, Conchita, era un “ser maravilloso”. “Una mujer entre actriz de Hollywood y musa de poetas” que el pasado lunes, seis de junio, falleció de forma repentina. Conchita se marchó tan sólo dos semanas después de su marido, Miguel Báez Espuny, ‘El Litri’.
Su familia está desolada. Todos coinciden en que la muerte de su esposo le rompió el corazón, pero no hubo ningún problema de salud que hiciera pensar que todo iba a acabar así.
Tras el último adiós su marido, regresaron a Madrid. El sábado salió a almorzar con sus hermanas y dentro de la pena horrible que sentía, estuvo bien. Aún en el peor momento, ella era la alegría y una estela de bondad.
Conchita sólo se quejó de que le dolían las articulaciones -todos pensaron que era el estrés, el dolor del duelo- y acabaron la tarde con una horchata en la calle Alcalá, con la idea de que al día siguiente la vería su médico de cabecera. No pudo ser. Murió de un infarto mientras dormía en la madrugada del Rocío, su virgen adorada, ya que era profundamente creyente.
Aunque nació en Madrid, Conchita siempre sintió Andalucía y Extremadura como su otro hogar. Y es, precisamente, en Azuaga (Badajoz) donde, como ella quería, ya descansa para siempre.
Sus seres queridos se despidieron de ella en una misa en la que tomó la palabra su hijo Miguel y su nieta Olimpia, que, con sus emotivas palabras, hizo llorar a todos los presentes.
En el Coto del Ave María, la finca de su sobrina Mayte Barreiros Spínola, tuvo lugar, más tarde, un almuerzo en su recuerdo.
Los últimos recuerdos felices
Entre los últimos recuerdos felices de la familia está el de la boda de su hijo, Miguel Báez -al igual que su padre, ‘El Litri’ en los ruedos-. El diestro dio el pasado mes de mayo el ‘sí, quiero’ a Casilda Ybarra en una íntima ceremonia celebrada en su cortijo ‘Carrascalejo’, en Sevilla. Un marco de excepción que sirvió para poner el broche de oro a su noviazgo con la historiadora del arte.
A su lado, estuvieron sus familiares y amigos más cercanos. Miguel Báez padre no pudo asistir, dado su delicado estado de salud. Quien no faltó fue la orgullosa madre del novio lució, para la especial ocasión, un precioso vestido lleno de flores, que acompañó de un original y colorido tocado.
Una vez más, Conchita volvió a convertirse en una de las damas más elegantes que, en la imagen que mostramos arriba, aparece, alegre y sonriente, junto a su hija, Rocío, sus hermanas, Mayte y Mamen, y su otra hermana de adopción, María Cotoner, condesa de la Gomera, con las que celebraba la unión de su querido hijo, Miguel.