La Audiencia Nacional (AN) ha desestimado un recurso del cantante Joaquín Sabina contra una liquidación de 2,5 millones de euros a pagar en impuestos por el IRPF de los años 2008, 2009 y 2010 en concepto de derechos de autor, cedidos a empresas familiares. Los magistrados de la Sala de lo Contencioso de la AN han dado la razón a la Agencia Tributaria frente al recurso judicial de Sabina, que ya había reclamado sin éxito por vía administrativa ante el Tribunal Económico-Administrativo Central (TEAC). La Abogacía del Estado también quería la desestimación del recurso.
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Junto a algunos familiares, Sabina era socio o administrador de tres empresas: Ultramarinos Finos, Relatores y El Pan de Mis Niñas, con las que gestionaba sus derechos de autor, inmuebles en Madrid y Rota, un velero y libros antiguos, según el inventario recogido en la sentencia, del pasado 13 de abril y consultada por Europa Press. Durante los tres años que abarca la inspección tributaria, esas tres compañías generaron más de 12 millones de euros en ingresos de explotación: "Todos estos ingresos tienen una relación directa con el demandante, ya sea por servicios facturados o por cobro de derechos de autor (cedidos por el demandante a la sociedad), con las actividades profesionales en las que la intervención" de Sabina "constituía el elemento esencial y personalísimo de la prestación del servicio correspondiente (realización de galas, royalties, ventas nacionales de discos, colaboraciones en prensa, etc.)".
En su defensa, Sabina alegó que no tenía relación con alguna de esas sociedades, si bien los magistrados de la Audiencia Nacional citan sentencias del Tribunal Superior de Justicia de Madrid que declararon "inverosímil" ese argumento y que determinaron que el cantante tuvo una tributación inferior a la que le correspondía por aplicación del valor normal de mercado, "lo que hubiera determinado un tipo de gravamen superior al del Impuesto sobre Sociedades, y un consiguiente aumento de la renta a imputar" al cantante por el IRPF. Hacienda, en su liquidación a Sabina, acordó incrementarle la base imponible del IRPF después de que el cantante hubiera pagado menos tributos con sus empresas por el Impuesto de Sociedades.
Joaquín Sabina,de 72 años, hacía balance hace unos meses de su vida y su trayectoria, tras guardar en la caja 1237 del Instituto Cervantes su legado, que incluye su icónico bombín y la colección completa de la revista argentina Sur con los 371 números publicados entre 1931 y 1992. "He escrito un libro, he tenido dos hijas, y en Rota transplanté un olivo. No me falta nada, estoy moderadamente en paz conmigo mismo". Y después ha reconocido: "Yo no he sido nunca un padre ejemplar, ni un marido ejemplar, ni un amante ejemplar, pero creo que he sido un amigo leal".